—Tengo calor mami.
—Te abriré las ventanas, corazón, pero no saques mucho la cabeza.
Íbamos en el auto de Asher, Callie en el asiento trasero, con su vestido, estaba emocionada por el viaje y disfrutaba viendo los árboles pasar a toda velocidad por la ventana del automóvil.
—Mira, papi, esos árboles son altos.
—Si pequeña, son más altos por aquí.
Asher sonrió mientras conducía y me tomó la mano. Eso me tomó por sorpresa, pero su gesto fue bastante natural.
Mientras tanto, yo estaba un poco nerviosa porque el punto de este viaje era conocer a sus padres por primera vez, los abuelos de Calle.
No sabía qué esperar y deseaba que todo saliera bien.
Finalmente, llegamos a la casa de los padres de Asher. Era una hermosa casa con un jardín bien cuidado, ubicada en una pequeña ciudad.
Callie estaba emocionada por explorar el lugar.
—¿Mami, podemos jugar aquí afuera?
—Por supuesto, cariño, pero primero vamos a saludar a los abuelos, vas a conocerlos.
—¿Crees que les voy a caer bien, papi?
—Estoy seguro que si, hablé con ellos y están emocionados por verte.
Salimos del auto y caminamos hacia la puerta de la casa. Toqué el timbre, y después de unos momentos, la puerta se abrió, revelando a los padres de Asher.
Su padre era un hombre alto con cabello plateado y una barba bien cuidada. Sus ojos reflejaban amabilidad y sabiduría. Su madre, por otro lado, era una mujer de estatura media con cabello corto y canoso. Su mirada era más seria que la de su esposo.
—Hola, mamá, papá. Ellas son Nyx y Callie —Asher nos presentó con un toque orgullo en su voz.
La mujer extendió su mano hacia Callie y le sonrió.
—Hola, Callie, qué placer conocerte.
Callie, un poco tímida al principio, devolvió la sonrisa.
—Hola...
Su padre nos siguió mirando y nos dio una pequeña bienvenida.
—Adelante, Asher ya sabe dónde queda su habitación y la de Callie.
Mientras ingresábamos a la casa, la incomodidad en el aire era innegable.
Asher sabía perfectamente dónde quedaban las habitaciones, ya que había crecido en esta casa, y guió a Callie y a mí hacia nuestras respectivas habitaciones.
Y tal como lo sospeché, Asher y yo dormiríamos juntos mientras estemos aquí.
Era evidente que tendríamos que hablar en algún momento sobre el por qué no estaban al tanto de mi embarazo ni de la existencia de la pequeña Callie hace tres años.
El silencio pesaba, y solo podía imaginar las conversaciones que se avecinaban.
La casa estaba llena de fotos de Asher en su juventud, y no pude evitar preguntarme si verían a Callie como parte de la familia o si tendríamos que luchar por su aceptación, eso sería agotador para nosotros dos.
—¡Callie! —la madre de Asher la llamó desde el piso de abajo— ¿quieres ayudarme a decorar los pastelitos?
Callie se iluminó de emoción, y sin dudarlo, corrió hacia las escaleras.
—¡Sí! ¡Quiero ayudar!
Asher y yo compartimos una mirada, un poco aliviados por la oportunidad de tener un momento a solas para hablar.
Mientras Callie bajaba corriendo, me acerqué a Asher y le tomé la mano.
—Necesitamos hablar con ellos, Asher. No soy psíquica, pero creo que todo será incómodo si no lo hacemos.
Asher asintió con seriedad.
—Tienes razón, Nyx. Lo haremos.
Mientras tanto, escuchamos las risas de Callie abajo, y esperábamos que al menos para ella, este encuentro con sus abuelos fuera lleno de alegría y cariño.
—Iré a ver cómo va Callie —le informé, para bajar de nuevo por las escaleras.
Callie estaba rodeada de ingredientes de repostería, sonriendo mientras decoraba pastelitos junto a la madre de Asher.
—¡Mira, mami! ¡Estamos haciendo pastelitos juntas! —exclamó, mostrándome con orgullo uno de los pastelitos decorados con glaseado rosa y chispas de colores.
Sonreí y acaricié su cabello.
—¡Se ven deliciosos, cariño!
—¿Crees que a papi le gusten?
—Estoy segura de que le encantarán.
Al Otro extremo de la cocina, la madre de Asher me miraba de manera sería y traté de no colocarme nerviosa, aunque se me era imposible lograrlo.
Ella pasó por mi lado y me señaló qué la siguiera al jardín trasero. Vale, me estaba asustando.
Salí junto con ella y la vi de brazos cruzados, Asher se parecía mucho a su madre, sobre todo cuando tenían esa expresión seria.
—¿Quiere hablar contigo?
—Así es, escucha, seré clara desde un inicio, quiero a Callie, porque aunque no te conozca, ella sigue siendo mi nieta, de sangre, pero eso no me obliga a quererte también.
Tragué saliva, sintiendo la tensión en el ambiente. Sabía que este encuentro sería difícil, pero no había esperado que fuera tan directa.
—Entiendo cómo se siente —respondí con cautela—. No espero que cambie su sentimientos de la noche a la mañana. Pero quiero que sepa que Asher y yo hemos pasado por mucho, y nuestra prioridad es asegurarnos de que Callie crezca con amor y comprensión de ambas partes de su familia.
La madre de Asher me miró fijamente y luego asintió.
—¿Después de ocultarla y que mi hijo se perdiera de los primeros años de la vida de su hija? ¿Acaso crees que me quedaré tranquila si está con alguien como tú? ¿Quién me asegura que no vas a volver a dejar a Asher? Dime, ¿qué harías en mi lugar?
Las preguntas eran directas y punzantes. Me sentí completamente expuesta, y no tenía una respuesta fácil.
Todo lo que hice afectado la percepción que tenía de mí la madre de Asher, y ahora debía lidiar con las consecuencias.
—Cometí errores, errores de los que me arrepiento profundamente, el habérselo ocultado a Asher es uno de ellos. Pero, el estar con él y con Callie, no lo incluiría como un error. Tenía mis razones para ocultar mi embarazo, pero sé que Asher merecía estar presente en los primeros años de la vida de Callie.
No puedo prometer que no cometeré errores en el futuro, pero sí puedo prometer que Callie es una prioridad para ambos, y estamos comprometidos en darle el amor y la estabilidad que merece. Ambos queremos que esto funcione.
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Editado: 15.02.2025