Sombras del Pasado

24

Nyx.

El impacto es lo último que recuerdo al despertar. Estoy temblando, mi cuerpo está congelado, la brisa es fuerte y fría al igual que el suelo en el que me encontraba acostada.

No puedo pensar con claridad por el dolor en mi cabeza y el zumbido en mis oídos.

Abro los ojos con dificultad, y lo primero que noto es la oscuridad a mi alrededor. Estoy en un lugar cerrado, tan oscuro que no puedo distinguir los detalles a mi alrededor. La única fuente de luz proviene de una pequeña ventana en la parte superior de la pared, a varios metros de distancia.

Cuando sentí mi cuerpo adormecido, traté de moverme, pero me di cuenta de que mis manos están atadas a mi espalda con una cuerda áspera y apretada. Mis piernas están extendidas frente a mí, y mis tobillos también están atados. Estoy tumbada boca arriba en el suelo de cemento frío.

Cada vez que me movía, sentía un malestar en la cabeza, seguro tengo una herida en la cabeza por el impacto del accidente.

En medio de todo lo que sentía, escucho el sonido de botas acercándose. No puedo ver nada más que la oscuridad, pero sé que no estoy sola.

Las botas suenan cerca de mí, y finalmente, puedo reconocer la figura delante de mi.

Reconozco a Melissa por su silueta, aunque en la oscuridad es difícil distinguir detalles. Su presencia envía un escalofrío por mi columna y un nudo se forma en mi garganta.

La luz tenue de la pequeña ventana me permite ver mejor el rostro de Melissa mientras se acerca. Puedo ver su mirada fría, va vestida de negro, con una chaqueta de cuero y el cabello recogido en una coleta alta.

—¿Qué estás haciendo? —mi voz suena débil, aunque delante de ella no quería demostrar que estaba asustada.

Melissa se detiene frente a mí y su sonrisa se hace aún más grande.

—Nyx, Nyx... Qué inconveniente que sigas viva —susurra con la misma sonrisa siniestra en su rostro.

Trato de mantener la calma, estoy atada y herida, junto a alguien que quiere hacerme daño, pero no le daré la satisfacción de verme completamente derrotada en este momento. Sería una ventaja para ella.

Melissa se arrodilla junto a mí, y su mano se desliza por mi mejilla con una caricia fría.

—Oh, Nyx, estás en un lugar muy interesante ahora —Su mirada se endurece mientras me mira con ojos llenos de odio.

—No conseguirás nada de lo que quieres, Melissa. Eso te lo aseguro.

—En este punto ya no me importa si tu y Asher mueren, aunque sería un premio mayor para mi si solo tú despareces, quiero que ambos sufran. Y, ¿qué mejor forma de hacerlo que lastimando lo que más ama?

Melissa se inclina hacia mí y yo no puedo retroceder.

—No puedes hacerme cambiar de opinión, te lo advierto desde ahora. Tu sufrimiento es solo un paso en mi plan.
¿Sabes, Nyx? Tu esposo podría haber evitado todo esto. Podría haberse quedado conmigo y vivir una vida tranquila. Pero no lo hizo, y ahora ambos pagarán las consecuencias. O solo serás tu, eso depende... —murmura Melissa con satisfacción, como si disfrutara cada momento de esto—. Estoy ansiosa por ver cuánto puedes soportar. Y si Asher está dispuesto a hacer todo lo que sea necesario para salvarte. Su sufrimiento será inmenso.

Sin decir algo más, ella se levanta y mira con atención las heridas que tuve del accidente.

—Es una lástima que estés en esta situación —dijo antes de que su mano golpeara con fuerza en mi mejilla—. ¿Qué te parece si esperamos a que Asher venga por ti? Si es que logra encontrarte.

Sentí arder mi mejilla por el dolor del golpe de Melissa. La habitación sigue siendo fría y oscura, y estaba agotada físicamente.

—Duerme bien, Nyx. Ya veremos que sucede contigo mañana.

Esta vez, Melissa se aleja de mi, caminando hacia la puerta, y el silencio de la habitación vuelve a envolverme.

Intento relajarme, aunque mi cuerpo dolorido no ayuda. El cansancio comienza a vencerme, y a pesar del temor principal, cerré los ojos para dormir poco tiempo.

El tiempo pasa tan lento qué no me doy cuenta que el sol está a punto de salir, mi estómago exige comida la cual no podré darle por un tiempo.

El tiempo avanza, y mis músculos están rígidos por estar atada durante tanto tiempo.

Melissa aún no había llegado, lo que me dio tiempo para pensar una forma de escapar. La cuerda qué me sujeta debe ser la primera cosa que tendría que librarme.

Solo tenía que encontrar un objeto afilado, pero la única forma de conseguirlo era quebrando el florero qué estaba encima de la mesa a unos metros de mi.

Con un movimiento en seco de mi hombro, logré mover la mesa lo suficiente como para que este cayera y se rompiera en pedazos qué pueda utilizar.

Me acerqué para recogerlos, y cuidado, lo recojo, tratando de no lastimarme.

La cuerda áspera raspa contra mis muñecas mientras comienzo a trabajar para cortarla con el fragmento de vidrio. Aunque por la fuerza mis manos sangraron un poco, después de un esfuerzo intentando cortarlas, la cuerda cede y mis manos quedan libres. Un suspiro de alivio escapa de mis labios, y aunque mis muñecas están lastimadas, tengo la capacidad de mover mis manos de nuevo, para luego liberar más fácilmente mis piernas.

Los fragmentos afilados del florero siguen a mi lado, y guardo algunos en caso de necesitarlos.

Justo cuando estoy a punto de ponerme de pie y tratar de buscar una salida, escucho el sonido de pasos que se acercan nuevamente.

Rápidamente me pongo de pie y me volteo hacia ella, sosteniendo los fragmentos de vidrio como una especie de arma improvisada.

Melissa intenta golpearme, pero logro esquivarla y, en un acto de desesperación, le lanzo un fragmento de vidrio que la hiere en la pierna. Ella grita de dolor y retrocede.

La sangre de su herida cae al suelo, y Melissa se ve aún más enfurecida. Intenta acercarse de nuevo, y esta vez me estampa contra el closet y pierdo la respiración por un momento.




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