Sombras del Pasado

26

La semana siguiente fue calmada, pero hoy estábamos preparando todo para la visita con los abogados y Melissa, qué se encontraba en la cárcel.

—Si no te sientes bien, recuerda decírmelo. Es por tu seguridad y la del bebé.

—Lo sé, lo sé. Lo haz repetido más de cinco veces —giré los ojos.

Me encantaba que se preocupara por mi, pero debía relajarse un poco ahora.

—Y lo seguiré repitiendo si es necesario. El ambiente de ese tipo de lugares no es muy bonito.

—Por eso serás tú el que entrará, ya lo sé.

Tomando mi mano, salimos de casa. Ambos vestíamos colores neutros, Asher llevaba un traje oscuro que acentuaba su mirada intensa, mientras yo optaba por algo más ligero, pero igualmente formal. Mis manos temblaban ligeramente mientras caminábamos hacia la sala de visitas.

Al llegar, nos indicaron que esperáramos y el sonido de las rejas al cerrarse resonó en mis oídos como un eco. Hasta que nos llevaron a una pequeña sala donde Melissa nos esperaba. Vestía el uniforme de reclusa, pero su mirada desafiante no cambió en absoluto.

—¿Qué quieren? —inquirió, su voz era una mezcla de desafío y nerviosismo.

Asher se mantuvo firme.

—¿De ti? Nada. Solo venimos para asegurarnos qué recibas lo que mereces.

Melissa titubeó por un momento antes de hablar, sus ojos no revelaban ni un rastro de culpa.

—¿Quieren que esté encerrada aquí para que puedan vivir su vida soñada con su nuevo hijo? —dijo de repente y posó su vista en mí.

Abrí los ojos, sorprendida, ¿Cómo ella lo sabía?. Se suponía que esa información era confidencial. Asher frunció el ceño ante la mención del bebé.

—¿De qué estás hablando? —preguntó Asher, sus ojos examinando a Melissa.

Ella soltó una risa amarga, como si estuviera disfrutando de todo esto, como una total lunática.

—Oh, no piensen que soy una tonta. ¿Creen que no he estado observando desde mi encierro? He escuchado los rumores. ¿Realmente creen que podrían ocultarme algo?

—Habla Melissa, o te irá peor. ¿Quién filtró esa información?

—Entonces si es cierto —susurró, acomodándose el cabello rubio, aún teniendo las manos esposadas—. No importa cómo lo sepa, el hecho es que todos ustedes están condenados a repetir la historia. Las familias como la suya nunca duran. Y cuando esa dulce burbuja que han construido estalle, será mi pequeña venganza desde esta celda.

Asher apretó los dientes, estaba furioso y su cara se distorsionaba por sus sentimientos. Tomé su mano, esperando que se calmara lo más pronto posible.

—No entienden, ¿verdad? Esto va más allá de lo que puedan imaginar. Tengo ojos y oídos en todos lados. Saber que están esperando un nuevo miembro en la familia fue pan comido.

Asher apretó mi mano con más fuerza, sus ojos nunca dejaron los de Melissa. Debía calmarse pronto o todo saldría mal.

—¿Quién te dijo sobre el bebé? —preguntó con voz ronca.

Melissa rió, una risa desagradable que resonó en la pequeña sala.

—Buena suerte con eso —respondió Melissa con una mirada desafiante—. Pero les advierto, yo no juego limpio. Solo les diré que su "felices para siempre" está condenado desde el principio.

—Estás en la cárcel, Melissa. Tu capacidad de hacer daño está limitada —respondí, intentando mantener la compostura.

Ella se inclinó hacia adelante, sus ojos fríos mirándome.

—No subestimen lo que puede hacer alguien con información. Incluso tras estos barrotes, tengo el poder de desestabilizar sus vidas perfectas. O tal vez yo no, tal vez alguien más poderoso. Te lo dije, cariño, me arrebataste lo que quería, pronto se darán cuenta de que todo tiene un precio. Pero, claro, sigan viviendo en su pequeño mundo perfecto. No durará mucho.

Asher se puso de pie, visiblemente molesto, pero antes de que pudiera decir algo, un guardia entró en la sala anunciando el final de la visita.

—Espero que disfruten de su felicidad mientras dure, Harper.

—Y yo espero que disfrutes de tu larga estadía en esta jaula —respondí molesta, sin poder tragarme las palabras.

Al salir, Asher mantenía su mandíbula apretada, y pude sentir la tensión que se acumulaba en sus hombros.

Los guardias nos condujeron a otra habitación dentro de la misma instalación donde nos reuniríamos con el abogado y el detective encargado del caso.

El abogado, un hombre de aspecto serio con experiencia en estos casos, revisó algunas carpetas antes de dirigirse a nosotros.

—Lamento que tengan que pasar por esto, señor y señora Harper.

Asher asintió, su mandíbula aún estaba tensa.

—Queremos saber cuánto tiempo va a pasar en la cárcel por lo que hizo. Y también necesitamos asegurarnos de que mi familia esté bien.

El detective, un hombre de mediana edad con una expresión parecida a la del abogado, habló.

—Melissa enfrenta cargos graves, incluido el intento de homicidio por el sabotaje de los frenos de tu vehículo, el secuestro y es acusada por empujar a su pareja de un barranco, poniendo en peligro no solo la vida de Nyx, también la de su hijo. Además, hay evidencia de otras actividades ilegales que se suman a su historial delictivo.

El abogado asintió, agregando:

—Basándonos en la gravedad de los cargos y la evidencia que tenemos, es probable que enfrente varios años de prisión. Sin embargo, el sistema legal puede ser impredecible...

—Una mierda —agregó el detective.

—... y siempre hay factores que pueden afectar el resultado final. Pero la evidencia es sólida, y tenemos testigos dispuestos a testificar en contra de Melissa. La ley está de su lado —aseguró el abogado.

—Ella dijo que tiene información sobre nosotros, se ha enterado sobre el bebé. Alguien debe estar dándole información —comentó Asher.

—Eso es algo que tomaremos muy en serio. Investigaremos cualquier filtración de información. No permitiremos que su seguridad se vea comprometida.

El abogado asintió en acuerdo.




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