Un mes después.
Creo que iba a vomitar.
Pero no por el embarazo.
No, ese tipo de náuseas ya habían pasado.
Ahora era por los nervios.
Miré mi vestido en el espejo, es la elección perfecta.
Era de un tono beige, la falda, que no traía tanto volumen, estaba decorada con mariposas, llevaba un escote no tan pronunciado, y las magas estaban diseñadas con una tela del mismo color, solo que transparente. Era tierno y sexy a la vez.
Mi vientre cada vez se notaba más y hoy no era la excepción, pero no me avergonzaba, porque aunque mi nombre y el de Asher salieran en algunas revistas, diciendo que el embarazo no me sentaba para nada bien, yo me sentía feliz al verme y saber que un pequeño ser vivo se creaba dentro de mi.
—Si lloras, no volveré a arreglar tu maquillaje —recordó Kate, apuntandome con la brocha a través del espejo.
Asentí, mostrando una sonrisa que reflejaba más nerviosismo de lo que quería admitir.
Kate dejó la brocha y se acercó, abrazándome por detrás.
—Chica, estás a punto de casarte con el hombre que amas. No importa lo que digan esas malditas revistas, lo único que importa es lo que sientes. Y sé que hoy es uno de los días más importantes de tu vida, al igual que para Asher.
—Se siente imposible, es como la escena de una película.
—Tú película.
—Eres la mejor amiga que he podido tener, Kate. Te agradezco infinitamente por haber estado conmigo y con Callie en todos estos años.
—Y aún no te librarás de mi, ni aunque te cases. Nadie me quita el título de tu mejor amiga.
El sonido de un golpeteo en la puerta nos hizo dirigir la atención a la persona que entraba.
—¡Mami, ya quiero lanzar las flores! —exclamó con entusiasmo.
—Pronto, princesa. Espera con la tía Kate para eso.
—Recuerda, nada de arruinar el maquillaje —dijo, mientras Callie la jalaba fuera de la habitación.
Cuando me quedé sola en la habitación, volví mi vista al espejo.
Todo era tal y como lo imaginé, ya no tenía nada que envidiarle a las películas de romance de hollywod.
Sujeté las flores, acercandolas a mi cuerpo, ya era momento de salir.
Mi padre, me esperaba con una sonrisa tenue y me ofreció su brazo, para que pudiera apoyarme en él.
—Mi niña —fue lo único que dijo, antes de guiarme a través del lugar.
Cuando salimos, pude ver que el altar estaba decorado con delicadeza, Callie caminaba, con los pétalos en su mano y lanzandolos por todo el lugar que Kate le había indicado.
Flores frescas, en su mayoría girasoles y rulipanes, estaban cuidadosamente organizadas en arreglos que realizaban la decoración.
Las sillas, dispuestas en filas ordenadas, y los invitados nos miraban con grandes sonrisas.
Le había insistido a Asher de que la ceremonia fuera con pocas personas, y por suerte, funcionó.
Cada detalle estaba cuidadosamente pensado, desde las pequeñas luces que se encenderían cuando el sol comenzara a ponerse hasta la pequeña Callie, que ahora recibía los anillos.
Y como sabía que me iba a emocionar, decidí no usar zapatillas altas, o con tacones. Utilicé zapatos blancos deportivos que se ocultaban entre la tela del vestido y así podía caminar mejor.
Cuando Asher dio la vuelta, una gran sonrisa se formó en sus labios. Todo lo que importaba estaba justo frente a mí. Y antes de que pudiera asimilarlo, estábamos frente al oficiante, listos para intercambiar votos, todo pasaba tan rápido.
—La verdad es que no soy muy bueno con las palabras, pero me dijeron que solo había que ser sincero. Nyx, tal vez no nos conocimos en el mejor momento hace unos años, pero no me arrepiento de nada. Volvería a hacer lo mismo una y otra vez con tal de llegar a este punto. Prometo amarte en cada amanecer y en cada anochecer, en la salud y en la enfermedad, prometo asegurarme que cumplas todo lo que quieres, no quiero que pienses que este matrimonio es una condena.
Quiero que ambos seamos felices cada vez que lleguemos a casa.
Seré tu apoyo incondicional, tu cómplice en cada locura que decidas hacer y por supuesto, seré tu protector. Estaré a tu lado en cada momento, porque te amo. Te amo más que a nada ni nadie.
Sentí mi corazón latir con fuerza, y sin poder evitarlo, unas pocas lágrimas cayeron.
—Bueno... Lo que dijiste va a ser muy difícil de superar, pero quiero que sepas que también seré tu apoyo incondicional. Estaré ahí para todos los momentos, tanto buenos, como malos. Si te caes, estaré ahí para ayudarte.
Quiero seguir construyendo contigo mi vida, nuestra familia. Y te elijo a ti, encima de todo lo demás.
Callie, que sostenía los anillos, se acercó a nosotros, y él deslizó el anillo por mi dedo, mientras hablaba.
—Con este anillo, te tomo a ti, Asher, como mi esposo...
Las palabras salían con facilidad, mientras repetía las acciones de Asher.
—Los declaro marido y mujer —declaró, y los invitados aplaudieron emocionados.
Algunos de ellos (más conocidos de mi esposo que míos), también lloraban de la emoción.
—Yo creo que ya puedes besar a la novia, Asher.
Sé acercó, rozando mis labios con los suyos, sin llegar a besarme y habló bajo, para que solo los dos escucháramos.
—¿Lista para empezar esta vida juntos, señora Harper?
—Más lista de lo que he estado nunca, señor Harper.
Se acercó con ternura, sus manos sujetaron suavemente mi cintura y mi espalda, mientras sus labios encontraban los míos en un beso delicado, lleno de amor.
Tuve un ligero temblor al sentir el roce de sus labios con los míos.
Cuando finalmente nos separamos, sostuvo mi mano con firmeza, y después de un momento, nos dirigimos a la recepción.
—Luces hermosa —me susurró, demasiado cerca—. Pero lucirías mejor sin el vestido.
Le di un codazo, pero eso solo pareció divertirlo más.
—¿Estás tratando de arruinarme el outfit, señor Harper? —bromeé mientras caminábamos hacia la recepción.
#421 en Novela romántica
#168 en Chick lit
romance, embarazo insperado, embarazo inesperado desconocido
Editado: 15.02.2025