Sombras del Pasado

Epílogo

La casa estaba llena de niños, y de adultos también, algunos eran los padres de los amigos de Callie, quienes venían para la fiesta de cumpleaños.

Habíamos decidido organizar todo en el jardín, por eso las mesas estaban en el exterior, junto a la parrillada que preparaban mi esposo y Kyle.

Porque si, Kyle había vuelto con Kate después de todo, hace dos años. Él la extrañaba y ella igual, claro que esta vez las cosas fueron más serias y ambos se casaron poco después de arreglar todos sus problemas.

Callie, corría emocionada de un lado a otro, jugando con sus amigos y su cabello ondulado que me había encargado de peinar hace unos minutos, estaba enredado de nuevo por el viento y los saltos que daba.

Tenía su vestido favorito y una corona de cumpleaños brillante en la cabeza.

Todo estaba listo para el séptimo cumpleaños de Callie.

—¡Mami, mami! ¿Crees que a todos les gustará mi vestido? —Callie corría hacia mí, con una expresión de pura emoción.

—¡Claro que sí, princesa! Luces hermosa, como siempre —le dije, tomando su mano para acompañarla.

Juntas caminamos hacia la zona donde Asher y Kyle estaban preparando la parrillada. Cuando llegamos, Asher se dio la vuelta y su rostro se iluminó con una sonrisa al ver a Callie.

—¡Feliz cumpleaños de nuevo, cariño! —dijo, inclinándose para darle un beso en la mejilla a Callie.

—¡Gracias, papi!

—Y tú, te vez hermosa con ese vestido —esta vez me lo dijo a mi, en un susurro—. Aunque creo que estarías aún más hermosa sin él.

—Shh, cállate —le dije en tono juguetón, pero con gestos para indicarle que las niñas estaban cerca y podían escuchar.

—¿Qué? ¿No quieres que te haga más bebés, esposa?

—¡Asher! Eso no es lo que deberíamos discutir en una fiesta infantil. Guarda tus ideas para después, ¿de acuerdo?

El sonrió y besó mi mejilla.

Kyle, que estaba cerca de nosotros, rio entre dientes al escuchar la conversación entre los dos.

—Parece que ustedes dos no conocen el concepto de "momento y lugar adecuados" —Kyle levantó una ceja con una sonrisa pícara—. Bueno, supongo que después de tantos años, aún no cambian. Parecen un par de adolescentes. ¿Ya están pensando en agrandar la familia?

—Eres un entrometido, Kyle —respondí entre risas, mientras Asher le daba una palmada en la espalda y me sujetaba de la cintura, acercándome a él.

—La vida de casado es difícil —suspiró—, pero bueno, nada en esta vida es fácil. ¿Qué harán para san Valentín? ¿Celebran con una tranquila velada en casa, tal vez con películas y palomitas? ¿O ya estás demasiado "domesticado" para algo más emocionante?

—Bueno, Kyle, quizás estamos más domesticados de lo que pensábamos —Asher me miró con una sonrisa—. Pero no cambiaría nada de esto por nada en el mundo.

—¡Que viva el amor! ¡Y el alcohol! —Kate apareció, con un botella en la mano.

—¿De dónde sacaste eso? —señalé la botella y ella hizo un movimiento con los hombros.

—Del despacho de Asher, en mi defensa, la puerta estaba abierta.

Sorprendida, intenté quitarle la botella, pero ella dio un paso atrás.

—Kate... ese es un whisky bastante caro, ni siquiera yo lo tomo o lo cojo del estante.

—No lo haces porque no quieres, no por que no puedas —me aclaró mi esposo, de nuevo al pendiente de la parrilla y la comida.

—En fin, ya está hecho, brindemos por su familia y... Y cualquier otra cosa.

—¿No es asombroso cuánto ha crecido? —comentó, observando a Callie caminar por todo el jardín.

Mientras hablábamos, Mia, vino corriendo hacia nosotros. Asher se agachó para recibirla en sus brazos, y ella lo abrazó con fuerza.

—¡Papi, papi, mira lo que encontré! —exclamó Mia, mostrándole un pequeño insecto parado en una flor que ella sostenía en sus manos.

—Qué bonito, pequeña —le dijo, mirando el insecto—. Recuerda no lastimarlo.

—Si, papi. ¿Puedo tener una hamburguesa?

Asher le sonrió y le preparó una versión mini de hamburguesa para que la pueda comer mejor, que Mia aceptó con gusto.

—Dicen que las mariquitas traen buena suerte. Así que, si ves una, ¡asegúrate de pedir un deseo! —habló Asher, mientras nuestra hija comía.

En ese momento, Callie y Alice nos llamaron para cortar la torta, y el padre de Asher, emocionado, sacó su teléfono para grabar todo.

—¿Listos para el pastel? —preguntó Alice, sosteniendo una hermosa torta decorada con motivos de princesas.

Callie asintió, y emocionada sopló las velas.

Mia fue la que aplaudió con más entusiasmo, mientras Asher cortaba la torta y su hermana le ayudaba a repartir entre todos los invitados.

Los niños jugaban en el área de juegos que Asher había construido para Callie y Mia, pero la segunda no tenía muchos ánimos de jugar con más niños, así que se quedó a mi lado durante el resto de la tarde.

—¿Quieres más pastel, Mia? —le pregunté, y ella asintió con energía.

—¡Sí, mami! —respondió con entusiasmo.

Asher le sirvió una porción más mientras yo conversaba con Alice y Kate.

—No hemos hablado mucho de tu trabajo —comentó Kate.

—Bueno, no hay nada nuevo. Voy casi todos los días, solo por las mañanas.

—Y eso fue porque Asher me pidió que reduzca el tiempo de trabajo de Nyx.

—Sí, quería asegurarse de que yo pudiera pasar más tiempo descansando, estar con las niñas y disfrutar de ellas.

—Ya tienes un esposo millonario, literalmente trabajas es por diversión.

—Porque es lo que me gusta, Kate. Además, no quiero depender siempre del dinero de Asher para todo. Compro yo misma algunas de mis cosas.

—Bueno, siempre y cuando estés feliz, está bien.

Mientras conversábamos, Callie abrió uno de sus regalos con entusiasmo, justamente el que Asher y yo le habíamos regalado.

Rompió la envoltura y sacó la figura de un muñeco de peluche de Tigger, el de Winnie the Pooh, que había estado queriendo desde hace ya un tiempo atrás.




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