Sombras en el Alborán

Capítulo 23: Las Sombras del Estrecho

La noche aún cubría el mar de Alborán cuando el 'Estrella del Rif' fue remolcado hasta el puerto de Melilla. La noticia de la captura de Hassan El-Yazid se extendió rápidamente, pero Álvaro Ríos no se permitió celebrar. Sabía que una red de narcotráfico tan poderosa no caía con la detención de una sola pieza.

—Esto no ha terminado —murmuró, observando el barco incautado.

Lucía se acercó, con la mirada fija en la pantalla de su teléfono.

—Tienes razón. Acabo de recibir un mensaje anónimo. Dice: "Has cortado una cabeza, pero la hidra sigue viva".

Álvaro frunció el ceño. Esa advertencia implicaba algo más grande.

—Hay alguien por encima de Hassan. Alguien que aún tiene el control —dijo.

Horas después, en una reunión con la Guardia Civil, el comandante Ruiz deslizó una fotografía sobre la mesa. Mostraba a un hombre de mirada fría y cicatriz en la mejilla.

—Se llama Karim Benomar. Es conocido como 'El León del Rif'. Controla el transporte marítimo de droga desde el norte de Marruecos.

—¿Por qué no lo detuvieron antes? —preguntó Lucía.

—Nunca deja rastros. Cambia su identidad y ubicación constantemente. Pero el mensaje que recibiste podría ser de un rival dentro de la organización —respondió Ruiz.

Álvaro asintió y se levantó.

—Hay que sacarlo a la superficie. Y sé cómo hacerlo.

La operación fue inmediata. Se filtró información falsa sobre un cargamento que saldría desde una cala secreta cerca de Adra. Álvaro y Lucía se embarcaron en una lancha camuflada, listos para interceptar cualquier movimiento.

La espera fue larga. El viento soplaba frío, y las olas mecían la embarcación como si intentaran adormecerlos. De pronto, un eco metálico rompió el silencio: un radar detectó una embarcación acercándose sin luces.

—Ahí viene —susurró Lucía.

El barco no era pesquero, sino una lancha rápida equipada con motores potentes y armas visibles.

—Es profesional —dijo Álvaro, ajustando su chaleco antibalas.

Cuando la lancha sospechosa llegó a la zona marcada, las autoridades activaron el bloqueo. Las luces de los focos iluminaron el agua, cegando a los tripulantes.

—¡Alto! ¡Guardia Civil! —gritó Lucía.

Desde la lancha enemiga, respondieron con una ráfaga de disparos. Álvaro se lanzó al agua para rodearlos. Mientras la batalla continuaba, emergió junto al costado del barco y trepó silenciosamente.

Un hombre alto, con una cicatriz en la mejilla, estaba en la cubierta dando órdenes.

—¡Karim Benomar! —exclamó Álvaro, apuntando su arma.

El narcotraficante giró lentamente, con una sonrisa ladina.

—Te esperaba, Ríos. Te has metido en un juego más grande de lo que crees.

Antes de que Álvaro pudiera reaccionar, Karim arrojó una granada de humo y saltó al agua. La confusión reinó mientras la lancha desconocida explotaba.

Álvaro y Lucía fueron rescatados, pero Karim había desaparecido.

—Ahora sabemos quién es —dijo Álvaro, empapado y con la mandíbula apretada—. Vamos a cazar al halcón.

El mar de Alborán seguía siendo testigo de una guerra silenciosa, pero la batalla había escalado a un nivel aún más peligroso.



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En el texto hay: españa, marruecos, melilla

Editado: 19.02.2025

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