Sombras en el Alborán

Capítulo 32: Cazadores y Presas

La noticia del asalto en la fábrica de Melilla se propagó como la pólvora. La policía encontró restos de cocaína oculta en el cargamento y evidencias de que la red de Hassan el-Saharawi tenía contactos en puertos clave de toda la costa andaluza.

Ríos se reunió con el capitán Álvarez para analizar los documentos.

—Aquí hay nombres de políticos, empresarios y oficiales de aduanas —dijo el capitán—. Esto es mucho más grande de lo que pensábamos.

—Y Hassan es solo la punta del iceberg —respondió Ríos—. Necesitamos exponer toda la red.

Esa noche, Lucía irrumpió en la oficina de Ríos con el rostro pálido.

—Interceptamos otro mensaje. Hassan planea un gran envío en las próximas 48 horas.

—¿Destino?

—Málaga. Van a usar un pesquero llamado 'Alborán IV'.

Ríos movilizó a su equipo. Al amanecer, zarpaban hacia el punto indicado, equipados para interceptar el cargamento.

En alta mar, el radar detectó una embarcación sospechosa. El 'Alborán IV' avanzaba con rumbo fijo hacia Málaga. Ríos y su equipo se acercaron en silencio.

—Preparaos para el abordaje —ordenó.

Saltaron a bordo y se desplegaron. En la bodega hallaron toneladas de droga y, oculto tras un panel falso, un arsenal de armas automáticas.

—Esto no es solo narcotráfico —dijo Ríos, examinando las cajas marcadas con siglas desconocidas—. Están armando a grupos extremistas.

De repente, un disparo rompió el silencio. Un hombre emergió de la cabina disparando a ciegas. Ríos se cubrió y contraatacó, hiriendo al tirador.

—¿Dónde está Hassan? —preguntó, apuntándole.

—Ya está en camino a Marruecos —musitó el herido—. Y no podéis detenerlo.

Ríos apretó los dientes.

—Veremos si tienes razón.

Mientras aseguraban el barco, Ríos miró el horizonte. La caza aún no había terminado. Hassan era un fantasma que se escurría entre las sombras, pero no por mucho tiempo.

El Pasado de Hassan el-Saharawi

Hassan el-Saharawi creció en las calles de Nador, Marruecos, donde aprendió a sobrevivir entre el bullicio de los zocos y los muelles. Hijo de un pescador y una comerciante, pronto descubrió que las verdaderas riquezas no venían del trabajo honrado, sino de las rutas clandestinas que unían África y Europa.

A los 17 años, Hassan fue reclutado por una red de contrabandistas. Aprendió a navegar las corrientes del mar de Alborán y a sobornar a las autoridades. Su astucia y su capacidad para organizar operaciones complejas le granjearon el respeto del Cártel del Rif, donde ascendió rápidamente.

La operación actual era su obra maestra: una red transnacional que no solo traficaba droga, sino que financiaba grupos radicales y lavaba dinero a través de empresas pantalla en Casablanca y Málaga. El 'Alborán IV' era solo uno de sus muchos instrumentos en una sinfonía de corrupción.

Desde su refugio en las montañas del Rif, Hassan planeaba el contraataque. Ríos había cruzado una línea y, para Hassan, eso significaba una cosa: venganza.



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En el texto hay: españa, marruecos, melilla

Editado: 19.02.2025

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