Sombras en El Encanto

Capítulo 5: En el Bosque

El bosque que rodeaba El Encanto siempre había sido un lugar de refugio para Mariana, un espacio donde podía perderse entre los árboles y dejar que sus pensamientos fluyeran libremente. Sin embargo, desde la llegada de los Velasco y los extraños sucesos que habían comenzado a ocurrir, el bosque había cambiado. La tranquilidad que antes la envolvía ahora estaba teñida de una inquietud constante, como si algo oscuro acechara entre las sombras.

Esa mañana, el sol apenas se filtraba a través del dosel de hojas, proyectando una luz tenue y misteriosa sobre el sendero que Mariana recorría. Llevaba días pensando en los eventos recientes, el asesinato de Don Ernesto y el amuleto que había encontrado. Sus instintos le decían que el bosque guardaba secretos que necesitaba descubrir, y aunque el miedo intentaba frenarla, su determinación era más fuerte.

Con cada paso que daba, Mariana sentía el peso de las miradas invisibles que parecían seguirla. El crujido de las hojas bajo sus pies resonaba en el aire denso, interrumpiendo el silencio sepulcral que reinaba en el lugar. Se preguntaba si encontraría alguna pista que la ayudara a desentrañar el misterio que rodeaba a los Velasco y al pueblo. Sabía que era una búsqueda arriesgada, pero también sabía que debía continuar.

De repente, un crujido más fuerte la hizo detenerse en seco. Mariana giró la cabeza hacia el origen del sonido, y su corazón dio un vuelco al ver una figura emergiendo de entre los árboles. Su primer impulso fue retroceder, pero entonces reconoció al hombre que se acercaba.

Gabriel Velasco, el mayor de los hermanos, se destacaba entre la vegetación con su porte imponente. Llevaba una chaqueta oscura y su cabello, ligeramente despeinado, le daba un aire de misterio que parecía encajar perfectamente con el ambiente que los rodeaba. Su mirada, intensa y enigmática, se posó en Mariana, haciendo que su corazón se acelerara aún más.

—Mariana —dijo Gabriel con una voz suave, pero cargada de una preocupación que no había esperado encontrar en él—. ¿Qué haces aquí sola?

Mariana sintió que sus mejillas se sonrojaban, pero trató de mantener la compostura. Sabía que Gabriel no era alguien en quien pudiera confiar completamente, pero había algo en él que la atraía de una manera que no podía explicar.

—Estoy buscando respuestas —respondió Mariana, intentando sonar más segura de lo que realmente se sentía—. Algo está pasando en este pueblo, y necesito saber qué es.

Gabriel la observó en silencio durante unos momentos, sus ojos buscando algo en los de ella. Mariana sintió que su mirada la atravesaba, como si él pudiera leer sus pensamientos más ocultos. Había un magnetismo en su presencia que la hacía sentir vulnerable, pero también más viva de lo que había sentido en mucho tiempo.

—Entiendo tu preocupación —dijo finalmente Gabriel, su tono ahora más suave—. Pero el bosque no es un lugar seguro para estar sola, especialmente ahora. Hay cosas aquí que no son lo que parecen.

Mariana frunció el ceño, intrigada y frustrada a la vez. Sabía que Gabriel ocultaba algo, y la vaga advertencia solo aumentó su curiosidad.

—¿Qué cosas? —insistió ella, dando un paso más cerca de él—. ¿Tienes alguna idea de lo que está ocurriendo?

Gabriel suspiró y miró hacia el suelo, como si estuviera debatiéndose internamente. Finalmente, volvió a mirarla, su expresión más seria de lo habitual.

—Hay secretos en este bosque, secretos antiguos que han sido olvidados por la mayoría, pero que algunos todavía conocen —dijo, su voz casi un susurro—. Mi familia y yo... estamos más conectados a estos secretos de lo que podrías imaginar. Por eso te digo que es peligroso seguir buscando.

Mariana sintió una mezcla de frustración y fascinación ante sus palabras. ¿Qué secretos podrían ser tan oscuros como para que él no quisiera compartirlos? Y, lo más importante, ¿por qué estaba él tan interesado en protegerla?

—No puedo dejarlo así, Gabriel —dijo ella, con una determinación que sorprendió incluso a ella misma—. Don Ernesto fue asesinado, y estoy segura de que no será la última víctima si no hacemos algo. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras mi pueblo está en peligro.

Gabriel la miró con una intensidad que hizo que un escalofrío le recorriera la espalda. Hubo un largo silencio entre ellos, donde la única comunicación fue a través de sus miradas. Finalmente, Gabriel pareció ceder, aunque su expresión seguía siendo sombría.

—Si insistes en continuar con esto, no puedo dejar que lo hagas sola —dijo él, dando un paso más cerca de Mariana—. El bosque es un lugar traicionero, y no quiero que te pase nada.

La oferta de Gabriel sorprendió a Mariana. Por un lado, sentía un alivio por no tener que enfrentarse a lo desconocido completamente sola. Pero, por otro lado, sabía que aceptar su ayuda significaba permitirle estar más cerca de ella, lo cual la asustaba de una manera completamente diferente.

—Está bien —respondió, finalmente—. Pero si me ayudas, quiero saber la verdad. No más secretos.

Gabriel asintió, aunque en sus ojos aún brillaba un misterio que Mariana no podía descifrar del todo.

—Haremos esto a mi manera —dijo, con una firmeza que no dejaba lugar a objeciones—. Hay lugares en este bosque que ni siquiera los lugareños conocen. Lugares que han sido olvidados por razones muy buenas. Pero si estás dispuesta a correr el riesgo, te llevaré a ellos.

Mariana sintió que una mezcla de emoción y temor se apoderaba de ella. Estaba adentrándose en un territorio peligroso, no solo en el bosque, sino también en su relación con Gabriel. Sin embargo, sabía que no podía dar marcha atrás ahora.

Caminaron juntos por el sendero, alejándose cada vez más del pueblo y adentrándose en las profundidades del bosque. El silencio entre ellos era cómodo, pero cargado con una tensión que ambos podían sentir. A medida que avanzaban, Mariana no podía evitar notar la seguridad con la que Gabriel se movía entre los árboles, como si conociera cada rincón del bosque. Parecía estar en sintonía con el lugar, como si el bosque formara parte de él de alguna manera.



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En el texto hay: misterio, suspenso, mentiras dolor

Editado: 04.02.2025

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