La biblioteca de El Encanto era un refugio para Mariana. En medio del caos y la confusión, el silencio de sus estanterías y la calma que ofrecía eran un alivio. Durante el día, se había sumido en la investigación de los asesinatos y los Velasco, pero la sensación de no avanzar la estaba frustrando. Decidió que un cambio de perspectiva podría ser útil, así que se dirigió a la biblioteca para explorar documentos antiguos y tal vez encontrar alguna pista que la ayudara.
El bibliotecario, el señor Alonso, era un hombre mayor con una fascinación por la historia local. Mariana lo encontró revisando algunos archivos en su oficina. Con una sonrisa cordial, le pidió permiso para buscar en la sección de archivos antiguos.
—Claro, Mariana. Si buscas algo en particular, avísame —dijo el señor Alonso, devolviéndole el saludo mientras se retiraba a otra parte de la biblioteca.
Mariana se dirigió hacia la sección de libros antiguos y documentos históricos, que estaban en la parte trasera de la biblioteca, protegidos por vitrinas de cristal y estantes polvorientos. Mientras revisaba las estanterías, se topó con un pequeño rincón que parecía estar menos organizado que el resto. Entre una pila de libros encuadernados en cuero, encontró un diario antiguo que parecía haber sido olvidado durante años.
El diario estaba cubierto de polvo, y la encuadernación estaba desgastada por el tiempo. Mariana lo limpió con cuidado y lo abrió. Las páginas eran amarillentas, y la escritura, aunque un poco borrosa, era legible. El título en la primera página decía: "Crónicas de los Velasco en El Encanto".
Mariana se sumergió en la lectura, y pronto se dio cuenta de que el diario narraba la historia de una familia que había llegado al pueblo hace muchos años, y que compartía un inquietante parecido con los Velasco. La narrativa estaba llena de referencias a rituales oscuros y a un poder ancestral que parecía estar vinculado con El Encanto.
El diario comenzaba con la llegada de los Velasco originales al pueblo, que, como la familia actual, habían sido recibidos con curiosidad y desconfianza. El autor del diario, un anciano del pueblo, relataba cómo la familia había traído consigo un antiguo conocimiento y prácticas que perturbaban la paz del lugar.
—"Los Velasco llegaron en una noche oscura, como sombras que se deslizan entre las grietas de la tierra. Con ellos trajeron un conocimiento que no podía ser comprendido por los simples habitantes de El Encanto. Sus rituales, que realizaban bajo la luz de la luna, parecían invocar fuerzas que no pertenecían a nuestro mundo"—, leía Mariana, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.
El diario describía rituales que involucraban símbolos antiguos y prácticas que se llevaban a cabo en el bosque y en lugares ocultos. Los eventos descritos eran alarmantemente similares a lo que Mariana había visto en el ritual de Sofía.
—"Se decía que estos rituales estaban destinados a invocar un poder ancestral, una fuerza que descansaba bajo la superficie de nuestro hogar. La presencia de este poder podía traer consigo desgracias y destrucción, pero también prometía gran poder a aquellos que supieran cómo controlarlo"—, continuaba el relato.
Mariana pasaba las páginas con rapidez, absorbiendo cada detalle. La conexión entre los rituales descritos y los asesinatos recientes se volvía más evidente. El poder ancestral mencionado en el diario parecía ser el núcleo del misterio que estaba tratando de desentrañar. Las prácticas oscuras de la familia anterior habían llevado a la desesperación y la muerte en el pasado, y ahora parecía que la historia se repetía con la familia Velasco actual.
Una entrada en el diario, fechada muchos años después de la llegada de los Velasco, capturó la atención de Mariana:
—"Hoy, hemos descubierto que la familia Velasco no está aquí solo para vivir entre nosotros, sino para cumplir con un destino que los vincula con fuerzas más allá de nuestra comprensión. Sus rituales han alcanzado un nuevo nivel de intensidad, y el pueblo está sufriendo las consecuencias. El sacrificio que buscan realizar es parte de un plan que ha sido preparado durante generaciones"—.
Mariana sintió un nudo en el estómago. La referencia al sacrificio y al plan oculto era perturbadora y confirmaba sus peores temores sobre la familia Velasco. El diario también mencionaba que la única forma de detener la catástrofe era encontrar y destruir el objeto central del ritual, que estaba oculto en algún lugar del pueblo.
Decidida a descubrir más, Mariana decidió buscar pistas sobre este objeto central. El diario parecía ser una pieza clave en la resolución del misterio, y necesitaba descubrir cómo todo encajaba.
Cerró el diario y lo guardó cuidadosamente, sabiendo que debía ser discreta sobre su descubrimiento. Salió de la biblioteca con una sensación de urgencia y una nueva dirección en su investigación. El enigma de los Velasco estaba comenzando a despejarse, pero el camino hacia la verdad era cada vez más oscuro y peligroso.