La noche se había convertido en una maraña de confusión y traición para Mariana. Los Velasco, con su aparente disposición a escucharla, habían asegurado que estaba a salvo por el momento, pero Mariana no podía sacudirse el sentimiento de desconfianza que había dejado la trampa fallida. Mientras los hermanos la mantenían bajo vigilancia, Mariana había decidido que necesitaba más información. Con el riesgo de ser descubierta, decidió espiar una conversación que intuía que podría revelar la verdad.
Las sombras del bosque ofrecían un refugio perfecto para la vigilancia encubierta. Mariana se movió con sigilo entre los árboles, el corazón palpitándole con fuerza mientras se acercaba al lugar donde había oído que los Velasco se reunirían. A lo lejos, entre los árboles, pudo distinguir una luz tenue que emanaba de una fogata y las figuras de los hermanos hablando en voz baja.
Mariana se acomodó detrás de un arbusto denso y estiró el cuello para escuchar. La conversación comenzó de manera casual, pero pronto tomó un giro que hizo que el estómago de Mariana se retorciera de ansiedad.
—No puedo creer lo fácil que fue engañarla —dijo Gabriel, con una risa fría en su voz—. Ella se creyó toda nuestra historia, ¿pueden creerlo?
—Es increíblemente ingenua —agregó Sofía, con un tono de desprecio—. La hemos tenido en la palma de nuestra mano desde el principio.
Mariana sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Las palabras de Gabriel y Sofía confirmaban sus peores temores. Había sido manipulada, utilizada como un peón en un juego mucho más oscuro de lo que había imaginado. El mundo que conocía parecía desmoronarse mientras escuchaba.
—¿No crees que ya es hora de poner fin a esto? —preguntó Lucía, su voz tensa—. Ella está empezando a hacer preguntas peligrosas. Si descubre la verdad antes de que estemos listos, podría arruinarlo todo.
—Lo sé —respondió Javier, con una nota de preocupación en su voz—. Pero no podemos subestimarla. Ella está más cerca de la verdad de lo que pensamos. Debemos tener cuidado de no dejar rastros.
Mariana se esforzó por mantenerse en silencio, el corazón latiéndole con fuerza mientras escuchaba cómo los hermanos discutían su plan para manejar la situación. Cada palabra que pronunciaban parecía cortar más profundamente en su confianza y esperanza.
—Todo este tiempo —dijo Gabriel—, hemos jugado con sus sentimientos. La hemos hecho confiar en nosotros para manipularla. Es casi admirable cómo hemos logrado mantenerla en la oscuridad.
Mariana se sintió como si le hubieran dado un golpe en el estómago. Los sentimientos que había desarrollado por los hermanos Velasco, su atracción, sus temores, todo había sido parte de una elaborada farsa. Cada sonrisa, cada gesto, había sido diseñado para desarmarla y usarla para sus propios fines oscuros.
—Esto no es solo acerca de los asesinatos —dijo Sofía—. Es sobre mantener el control. Si ella descubre la verdad, podríamos perder todo lo que hemos construido aquí.
Mariana estaba al borde de las lágrimas. El dolor de la traición y el sentimiento de haber sido utilizada le golpearon con una intensidad insoportable. Todo lo que había creído, todo lo que había sentido, era parte de una manipulación calculada.
—Entonces, ¿qué vamos a hacer con ella? —preguntó Lucía, con un tono de preocupación.
—Lo resolveremos pronto —dijo Javier, con una voz fría y definitiva—. Mientras tanto, mantendremos nuestras máscaras y aseguraremos que no descubra demasiado. Cuando llegue el momento, tomaremos medidas para asegurarnos de que no pueda interrumpir nuestros planes.
Mariana supo que debía actuar rápidamente. La traición de los Velasco significaba que su vida estaba en peligro y que cualquier error ahora podría ser fatal. A pesar del dolor y la rabia que sentía, sabía que tenía que salir de allí y encontrar una manera de protegerse.
Esperó a que la conversación se disolviera y los hermanos se dispersaran antes de moverse. La traición que había sufrido la dejaba vulnerable, pero la determinación de exponer la verdad y detener a los Velasco era más fuerte que nunca. Con el corazón en un torbellino de emociones y el riesgo de ser descubierta aún presente, Mariana se deslizó hacia la oscuridad del bosque, planeando su próximo movimiento.
La verdad estaba ahora más cerca, pero el costo había sido alto. Mariana sabía que la batalla estaba lejos de terminar y que el camino hacia la justicia y la redención sería más difícil que nunca. Sin embargo, con la verdad en mente y la traición aún fresca en su corazón, estaba lista para enfrentar cualquier desafío que se presentara.