Sombras en El Encanto

Capítulo 20: La Revelación

El frío de la noche se sentía más agudo que nunca mientras Mariana caminaba por el bosque, su mente llena de una mezcla de dolor y determinación. La traición de los Velasco aún la atormentaba, pero ahora debía enfrentarse a ellos de una vez por todas. Había escuchado rumores sobre la verdadera razón de su llegada a El Encanto, y sabía que estaba a punto de descubrir la verdad completa.

Al llegar a la mansión de los Velasco, encontró las luces encendidas y las sombras danzando en las paredes como espectros inquietantes. La mansión parecía más siniestra que nunca, y el ambiente estaba cargado de una tensión palpable. Mariana respiró hondo y se dirigió a la entrada principal, dispuesta a enfrentar lo que estaba por venir.

Dentro de la mansión, los Velasco la esperaban en una sala amplia, adornada con tapices oscuros y símbolos enigmáticos. El aire estaba impregnado de un aroma a incienso y velas. Los hermanos estaban reunidos en torno a un altar central, que estaba cubierto con un paño ceremonial y rodeado de antiguos símbolos.

—Mariana —dijo Gabriel, su tono serio—. Sabemos que has descubierto mucho más de lo que esperábamos.

Mariana se plantó en el umbral de la sala, sintiendo el peso de las miradas de los Velasco sobre ella. Estaba dispuesta a enfrentar la verdad, sin importar cuán oscura fuera.

—Sí, he descubierto que me han manipulado todo este tiempo —dijo Mariana, con firmeza—. Ahora quiero saber cuál es el propósito real de su presencia aquí.

Lucía dio un paso adelante, su expresión tensa pero decidida.

—No era nuestra intención lastimarte —dijo Lucía—. Pero la verdad es que nuestra llegada a El Encanto no fue por casualidad.

Sofía, con una mirada implacable, asintió.

—Nuestra familia tiene una conexión muy antigua con este pueblo —dijo Sofía—. Y tú, Mariana, eres la clave para reclamar lo que creemos que nos pertenece.

Mariana frunció el ceño, sintiendo un nudo en el estómago. La sensación de ser una pieza clave en un juego oscuro la llenaba de inquietud.

—¿Qué quieren decir con eso? —preguntó Mariana—. ¿Qué es lo que creen que les pertenece?

Javier se acercó al altar y retiró el paño ceremonial, revelando un antiguo libro de tapas negras y doradas, cubierto de símbolos arcanos.

—Este libro —dijo Javier— contiene la historia y el poder ancestral que se encuentra en El Encanto. Nuestra familia ha sido custodia de este poder durante generaciones, pero hace mucho tiempo, algo fue arrebatado de nosotros.

Mariana miró el libro con una mezcla de fascinación y horror. Sabía que el poder que contenía podía ser peligroso, pero no entendía cómo encajaba en todo el rompecabezas.

—Nosotros creemos que una parte esencial de este poder fue sellada aquí —continuó Gabriel—. Y tú, Mariana, eres la descendiente de aquellos que sellaron el poder. Esto te convierte en la llave para desbloquearlo.

Mariana sintió un frío helado recorrer su columna vertebral al escuchar esto. Todo su mundo se tambaleaba mientras la verdad se desvelaba ante sus ojos. La idea de ser una pieza en un juego de fuerzas oscuras la aterrorizaba.

—¿Por qué me eligieron a mí? —preguntó Mariana, su voz temblando—. ¿Qué quieren que haga?

Lucía se acercó, su rostro mostrando una mezcla de tristeza y determinación.

—No fue una elección —dijo Lucía—. Es tu linaje el que te ha puesto en esta posición. Nuestra familia ha estado buscando la forma de reclamar lo que creemos que es nuestro por derecho. Y tú eres el enlace entre nosotros y ese poder.

Mariana estaba paralizada por la revelación. La traición, el engaño, y ahora esta sorprendente verdad la habían dejado sin aliento. Se dio cuenta de que había sido parte de un antiguo y oscuro legado del cual no sabía nada hasta ahora.

—Entonces, ¿qué sucede ahora? —preguntó Mariana—. ¿Qué quieren que haga con esta información?

Gabriel se acercó a ella, su expresión seria y calculadora.

—Queremos que nos ayudes a realizar el ritual que desbloqueará el poder sellado —dijo—. Sabemos que te sientes traicionada, pero no tenemos otra opción. Sin tu participación, no podremos completar el ritual.

Mariana sintió que su mente se nublaba con la magnitud de lo que le estaban pidiendo. La idea de involucrarse en un ritual que desataría un poder oscuro era aterradora, pero también sabía que no podía simplemente dejar que los Velasco siguieran con sus planes sin oposición.

—No puedo permitir que esto suceda —dijo Mariana, con una determinación renovada—. No voy a ser parte de esto. Si lo que quieren es destruir El Encanto, tendrán que hacerlo sin mi ayuda.

Lucía la miró con una mezcla de tristeza y desesperación, pero la decisión de Mariana estaba tomada. Con una última mirada a los Velasco y al libro que simbolizaba el poder que querían reclamar, Mariana giró sobre sus talones y salió de la sala, su corazón latiendo con fuerza mientras se adentraba en la noche.

El camino hacia la verdad y la justicia se había vuelto aún más complicado, pero Mariana estaba decidida a luchar contra lo que ahora sabía que estaba en juego. No podía permitir que el oscuro legado de los Velasco destruyera lo que amaba y pusiera en peligro a su pueblo. Con cada paso que daba en la oscuridad, la determinación de detenerlos crecía, mientras la verdad de su linaje y su papel en el destino de El Encanto se consolidaba en su mente.



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En el texto hay: misterio, suspenso, mentiras dolor

Editado: 06.02.2025

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