Sombras en El Encanto

Capítulo 23: La Decisión Difícil

El sol se había ocultado detrás de las colinas, y el cielo estaba cubierto de nubes grises que presagiaban una tormenta inminente. Mariana se encontraba en el borde del bosque, mirando la vastedad del terreno que se extendía ante ella. El medallón antiguo que Don Emilio le había dado colgaba alrededor de su cuello, su peso recordándole la responsabilidad que ahora cargaba. Estaba en una encrucijada, y la decisión que debía tomar era monumental.

Desde su visita a Don Emilio, Mariana había pasado el día reflexionando sobre la información que había recibido. La tarea de enfrentarse a los Velasco y el poder oscuro que buscaban parecía casi imposible. La presión de proteger a su pueblo y enfrentar a una familia con habilidades oscuras era abrumadora. Al mismo tiempo, la opción de huir le parecía cada vez más atractiva: dejar El Encanto y buscar una vida nueva y segura, lejos del peligro.

Mariana se sentó en una roca, intentando ordenar sus pensamientos. La idea de huir le parecía tentadora; podría alejarse del peligro inmediato y comenzar de nuevo en un lugar donde los horrores de El Encanto no la alcanzaran. Pero sabía que escapar significaría abandonar a los habitantes del pueblo a su suerte, dejando que los Velasco llevaran a cabo sus planes oscuros sin resistencia.

Sus pensamientos se entrelazaban con recuerdos de su vida en El Encanto: su hogar, sus amigos, la belleza natural del pueblo y la tranquilidad que una vez había disfrutado. A pesar de las dificultades, sentía una profunda conexión con el lugar. La idea de abandonar todo eso le parecía una traición.

Mientras meditaba sobre su decisión, el sonido de pasos en el bosque la hizo levantar la vista. Gabriel apareció entre los árboles, su expresión grave pero su mirada sincera.

—Mariana —dijo Gabriel, su voz cargada de preocupación—. Te he estado buscando. Necesitamos hablar.

Mariana lo observó con desconfianza, pero no podía negar que la presencia de Gabriel la reconfortaba de alguna manera. A pesar de la traición y la manipulación, había momentos en que había sentido una conexión genuina con él.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Mariana, su voz temblando—. ¿Vas a intentar convencerme de que no huya?

Gabriel se acercó y se sentó junto a ella en la roca.

—No quiero convencerte de nada —dijo Gabriel—. Solo quiero que sepas que lo que estás enfrentando es más grande de lo que imaginas. Y si decides quedarte, estarás enfrentando una batalla que podría cambiarlo todo.

Mariana lo miró, sintiendo la tensión en el aire.

—¿Y qué pasa si decido huir? —preguntó—. ¿Qué sucederá con el pueblo si me voy?

Gabriel suspiró, sus ojos reflejando una mezcla de tristeza y resignación.

—Si te vas, el pueblo podría caer en manos de los Velasco sin resistencia. Ellos tienen planes que no solo afectan a El Encanto, sino a mucho más. No es solo una cuestión de tu vida o la nuestra; es una cuestión de proteger algo que podría tener consecuencias más allá de lo que imaginas.

Mariana se levantó, caminando hacia el borde del bosque con una expresión pensativa.

—Es una decisión tan difícil —dijo—. Si me quedo, podría poner en riesgo mi vida y la de otros. Si me voy, estaría abandonando a todos. ¿Cómo puedo tomar una decisión así?

Gabriel la observó con atención, su expresión llena de comprensión.

—No hay respuestas fáciles —dijo—. Pero a veces, enfrentar el peligro es la única manera de proteger lo que realmente importa. Si decides quedarte, tendrás que prepararte para lo que viene. Pero si decides irte, asegúrate de que sea porque has encontrado una manera de salvar a todos sin enfrentarte a esto sola.

Mariana sintió una oleada de emociones mientras escuchaba las palabras de Gabriel. Sabía que enfrentarse a los Velasco era una tarea monumental, pero también entendía que su partida podría dejar a su hogar vulnerable. La decisión era abrumadora, y cada opción tenía consecuencias devastadoras.

Finalmente, Mariana miró a Gabriel con determinación en los ojos.

—Quiero quedarme —dijo—. No puedo permitir que el pueblo sufra sin hacer nada. Haré lo que sea necesario para protegerlo, incluso si eso significa enfrentar mis miedos y luchar contra los Velasco.

Gabriel asintió, una expresión de respeto y alivio en su rostro.

—Entonces, te apoyaré en todo lo que pueda —dijo—. Hay más en juego de lo que podemos comprender, pero juntos podemos encontrar una manera de enfrentarlo.

Mariana sintió una mezcla de determinación y miedo mientras se preparaba para la batalla que se avecinaba. Sabía que enfrentarse a los Velasco sería peligroso, pero también entendía que no podía abandonar a su gente.

Su decisión estaba tomada, y ahora debía prepararse para el desafío más grande de su vida.

Con la decisión clara en su mente y el medallón colgado a su cuello, Mariana se dirigió de nuevo hacia la mansión de los Velasco. La batalla estaba por comenzar, y estaba decidida a hacer todo lo posible para proteger El Encanto y salvar a aquellos que amaba.



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En el texto hay: misterio, suspenso, mentiras dolor

Editado: 06.02.2025

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