Sombras en El Encanto

Capítulo 35: Ecos del Pasado

La noche en El Encanto se había convertido en un silencio profundo y casi sagrado. La calma que había seguido a la tormenta era palpable, y el cielo estrellado ofrecía un manto de serenidad sobre el pueblo. Sin embargo, para Mariana, las noches estaban lejos de ser pacíficas.

Mientras se acomodaba en su cama, la oscuridad de la habitación parecía llenar el espacio con una densidad opresiva. Aunque había pasado un tiempo desde la derrota de los Velasco, las pesadillas persistían, atormentándola con imágenes que se negaban a desvanecerse.

En el sueño, el bosque se transformaba en un laberinto sombrío, y las figuras de los Velasco aparecían como sombras alargadas que se movían con una presencia inquietante. Los rostros de Gabriel, Lucía, Javier y Sofía se distorsionaban en grimaces amenazadoras, sus voces resonando con ecos de los horrores pasados. Mariana intentaba correr, pero sus pasos eran pesados y torpes, como si el suelo la atrapara en cada movimiento.

Despertaba con el corazón acelerado, cubierta en sudor frío, la imagen de los Velasco persiguiéndola incluso en la vigilia. A pesar de la luz de la mañana que penetraba en su habitación, el temor de sus pesadillas parecía seguirle, difuminando la línea entre la realidad y los ecos del pasado.

Una mañana, después de un sueño particularmente inquietante, Mariana decidió buscar respuestas. El anciano del pueblo había sido su guía durante la crisis, y tal vez podría ofrecer una perspectiva sobre las perturbaciones que aún la afectaban.

Se dirigió a la casa del anciano, un edificio antiguo y acogedor rodeado de jardín. El anciano la recibió con una sonrisa sabia, aunque su mirada mostraba una preocupación sincera al notar el cansancio en los ojos de Mariana.

—Parece que no has descansado bien —dijo el anciano, invitándola a sentarse en su sala—. ¿Qué te inquieta?

Mariana aceptó el té que él le ofrecía, su mente atormentada por los recuerdos y las imágenes persistentes.

—Sigo teniendo pesadillas sobre los Velasco. Aunque ya no están aquí, siento que algo de ellos aún persiste dentro de mí. Me pregunto si realmente estoy libre de su influencia.

El anciano asintió, sus ojos profundos y comprensivos.

—Las experiencias que has vivido han dejado una marca en ti. No es raro que las sombras del pasado sigan persiguiéndonos incluso después de que la amenaza haya desaparecido.

Mariana lo miró con atención, buscando consuelo en sus palabras.

—¿Cómo puedo liberarme de estas pesadillas? ¿Cómo puedo estar segura de que no llevan algo de ellos conmigo?

El anciano tomó un sorbo de su té antes de responder.

—Las pesadillas son a menudo el reflejo de nuestros miedos y traumas internos. Los Velasco no solo fueron una amenaza externa, sino que también despertaron miedos profundos en tu interior. La liberación de esas pesadillas requiere enfrentar esos miedos y encontrar formas de sanar.

Mariana escuchó atentamente, tratando de absorber el consejo del anciano.

—¿Y cómo se hace eso? ¿Cómo enfrento lo que aún me atormenta?

El anciano sonrió con una mezcla de simpatía y sabiduría.

—La introspección y el autoconocimiento son pasos importantes. A veces, enfrentamos nuestros miedos al hablar de ellos, al compartirlos con alguien en quien confiamos. También puede ser útil encontrar una manera de conectar con el presente y dejar atrás las sombras del pasado. La meditación, la escritura o incluso el arte pueden ser herramientas poderosas para procesar lo que has vivido.

Mariana asintió, reconociendo la verdad en las palabras del anciano. Aunque el camino hacia la sanación sería largo, se sintió aliviada al tener un plan de acción. Decidió comenzar a explorar estas prácticas para encontrar un equilibrio entre el pasado y el presente.

Al regresar a su casa, Mariana comenzó a llevar un diario. En él, escribió sobre sus pesadillas, sus miedos y sus recuerdos. Al plasmar sus pensamientos en palabras, encontró una forma de externalizar y procesar lo que la atormentaba. Además, empezó a practicar la meditación, buscando momentos de paz en su mente tumultuosa.

Las noches no cambiaron de inmediato, y las pesadillas seguían apareciendo, pero con el tiempo, Mariana comenzó a notar una ligera disminución en su intensidad. Cada vez que despertaba, se esforzaba por recordar las técnicas que había aprendido y se enfocaba en la calma y la serenidad.

Aunque no podía borrar por completo las huellas dejadas por los Velasco, estaba comenzando a encontrar una forma de reconciliarse con su pasado y de vivir en el presente. Sabía que el proceso sería continuo, pero también entendía que cada paso hacia la sanación era un paso hacia la liberación.

Mariana miraba el cielo estrellado cada noche, buscando la paz que el futuro prometía. Aunque las sombras del pasado seguían susurrando en sus sueños, estaba aprendiendo a enfrentar esos ecos con coraje y determinación. La liberación de las pesadillas era un camino de autodescubrimiento y aceptación, y Mariana estaba decidida a recorrerlo con esperanza y resiliencia.



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En el texto hay: misterio, suspenso, mentiras dolor

Editado: 06.02.2025

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