El siguiente día, después de su inquietante paseo por el bosque, Mariana se encontró con una misión inesperada. Había decidido buscar al anciano, su viejo amigo y guía durante la tormenta más oscura. Sabía que si alguien podría ofrecerle respuestas sobre la inquietante presencia que sentía, ese sería él. A pesar de que había pasado un año desde que se habían visto, su conexión era profunda y sus enseñanzas seguían siendo relevantes.
Mariana se dirigió hacia la antigua casa del anciano, una estructura imponente y cargada de historia. La caminata hasta allí le dio tiempo para reflexionar sobre sus preocupaciones y sobre la sensación de que algo no estaba en equilibrio en El Encanto. Al llegar, se sintió un poco aliviada al ver que la casa parecía intacta y familiar.
El anciano la recibió con una mezcla de sorpresa y preocupación en sus ojos.
—Mariana, es bueno verte de nuevo. Pero parece que has regresado en un momento complicado.
Ella asintió, el peso de los últimos días haciendo que su voz sonara más cansada de lo que había anticipado.
—He estado sintiendo algo... oscuro. Me pregunto si hay algo que debería saber. ¿Puede que el peligro que enfrenté antes no haya desaparecido por completo?
El anciano la invitó a pasar, y pronto estaban en la sala de estar, rodeados de antiguos tomos y artefactos que parecían contar la historia de muchas generaciones. Después de preparar un té para ambos, el anciano se sentó frente a Mariana, sus ojos llenos de una profunda sabiduría y preocupación.
—Mariana, durante el tiempo que estuviste fuera, he estado investigando más a fondo sobre la familia Velasco y el poder que poseían —comenzó el anciano, su tono grave y serio—. Lo que descubrí me preocupa.
Mariana se inclinó hacia adelante, atenta a cada palabra.
—¿Qué has encontrado?
El anciano respiró profundamente antes de hablar.
—El poder de los Velasco era más antiguo y profundo de lo que imaginábamos. Aunque logramos destruir la mayoría de su influencia, parte de su poder aún permanece en el pueblo, escondido y latente. No fue completamente erradicado.
El corazón de Mariana se hundió.
—¿Entonces, qué significa eso? ¿Significa que la amenaza sigue viva?
—Exactamente —confirmó el anciano—. Y lo que es más inquietante, tú eres ahora la última guardiana de ese poder.
Mariana frunció el ceño, confundida y alarmada.
—¿Guardiana? No entiendo. ¿Por qué yo?
El anciano la miró con una mezcla de empatía y solemnidad.
—Durante la confrontación con los Velasco, liberaste una cantidad significativa de energía que estaba atrapada en el pueblo. Esta energía está vinculada a ti ahora, y solo tú puedes protegerla para que no caiga en las manos equivocadas. La protección no solo implica defender el poder de su influencia, sino también asegurar que no sea utilizado para propósitos oscuros nuevamente.
Mariana se sentó en silencio, el peso de la revelación abrumándola.
—¿Cómo se supone que debo hacer eso? No soy una experta en magia ni en poder ancestral.
—Tu coraje y determinación durante la crisis anterior ya te han convertido en una guardiana natural —dijo el anciano—. Ahora necesitas aprender a manejar esta energía y a protegerla. Hay rituales y prácticas que pueden ayudarte a mantener el equilibrio y evitar que el poder se descontrole.
Mariana asintió lentamente, sintiendo la responsabilidad y la presión de la tarea que tenía por delante.
—¿Dónde empiezo? ¿Qué debo hacer primero?
El anciano se levantó y se dirigió a una de las estanterías llenas de libros antiguos. Sacó un volumen de tapa desgastada y lo colocó frente a Mariana.
—Este libro contiene rituales y conocimientos antiguos sobre la protección de energías ancestrales. Estudia estos textos y realiza las prácticas recomendadas. También te sugiero que te prepares mental y emocionalmente para esta tarea. La influencia de los Velasco puede intentar manipularte nuevamente.
Mariana tomó el libro con una mezcla de respeto y determinación.
—Haré lo que sea necesario para proteger a El Encanto y a aquellos que amo. No permitiré que el pasado vuelva a destruir lo que hemos logrado.
El anciano le sonrió con gratitud.
—Confío en ti, Mariana. Tu fortaleza y tu integridad te han llevado lejos, y estoy seguro de que podrás manejar este desafío. Recuerda que no estás sola en esto. Siempre puedes recurrir a mí si necesitas ayuda.
Mariana agradeció al anciano por su guía y se despidió con una mezcla de esperanza y ansiedad. Sabía que su regreso a El Encanto no solo significaba enfrentar el pasado, sino también asumir un rol crucial en la protección del futuro del pueblo.
Al salir de la casa del anciano, Mariana sintió el peso de la responsabilidad que llevaba sobre sus hombros, pero también una renovada determinación. El poder de los Velasco podría no haber sido completamente destruido, pero ella estaba lista para enfrentar cualquier desafío y proteger a El Encanto de cualquier amenaza que pudiera surgir.
Con el libro antiguo en mano y una nueva misión en su corazón, Mariana se preparó para enfrentar lo que viniera, con la certeza de que, aunque el pasado la seguía, su coraje y su compromiso la guiaban hacia un futuro lleno de posibilidades y esperanza.