Sombras en El Encanto

Capítulo 39: El Último Enfrentamiento

El sol se había ocultado tras el horizonte, y El Encanto estaba envuelto en un manto de oscuridad. Mariana se encontraba en el claro del bosque, el mismo lugar donde había enfrentado a los Velasco, ahora preparada para enfrentar una nueva amenaza. Había estado investigando y preparándose durante semanas, y sabía que este enfrentamiento sería el más difícil de todos.

Había recibido noticias de que un descendiente de otra familia oscura había llegado al pueblo. Su nombre era Raúl, y se decía que tenía ambiciones similares a las de los Velasco, buscando el poder ancestral que aún residía en El Encanto. El anciano le había advertido que, aunque los Velasco habían sido derrotados, otros podrían intentar reclamar lo que quedaba del poder oscuro.

Mariana estaba en el claro, esperando la llegada de Raúl. La noche era silenciosa, con solo el susurro de las hojas en el viento para acompañarla. Su corazón latía con fuerza, y su mente estaba llena de las enseñanzas del libro antiguo que había estado estudiando. Había aprendido rituales y técnicas para enfrentar energías oscuras, y estaba lista para ponerlos en práctica.

De repente, la atmósfera en el claro cambió. Una figura apareció entre las sombras, su presencia emanando una energía oscura que hacía que el aire se volviera denso y frío. Era Raúl, un hombre de estatura imponente y mirada penetrante. Su piel tenía un tono pálido, y su rostro estaba marcado por una cicatriz que parecía contar historias de antiguas batallas.

—Mariana —dijo Raúl con una voz profunda y grave—. Finalmente, te encuentro. He oído que eres la última guardiana del poder de los Velasco. Me alegra ver que tienes el coraje de enfrentarme.

Mariana mantuvo la calma y se enderezó, enfrentándolo con determinación.

—No permitiré que el mal regrese a El Encanto. Este poder no está a tu disposición.

Raúl sonrió de manera desafiante.

—Crees que puedes detenerme con tus rituales y tu valentía. Lo que no sabes es que he venido preparado. He estado esperando este momento para reclamar lo que me pertenece.

Con un movimiento rápido, Raúl comenzó a canalizar su energía oscura, creando una serie de símbolos brillantes en el aire que giraban en torno a él. Mariana reaccionó con rapidez, sacando un amuleto de protección que había encontrado en el libro antiguo y recitando una serie de encantamientos para contrarrestar la energía oscura.

El enfrentamiento entre ambos se convirtió en una danza de luz y oscuridad. Raúl lanzaba ráfagas de energía oscura, mientras Mariana contrarrestaba con hechizos de protección y purificación. La batalla era intensa, con cada uno tratando de superar al otro en una lucha de poderes.

Mariana recordó las lecciones del anciano sobre cómo manejar la energía ancestral. Usó su conocimiento para invocar una barrera de luz que rodeó el claro, debilitando la influencia de Raúl y dándole una ventaja en la batalla. Aunque estaba cansada y sudorosa, su determinación la mantenía firme.

Raúl parecía frustrado al ver cómo sus ataques eran contrarrestados. Con un grito de furia, intentó lanzar un hechizo final que podría haber destruido la barrera de Mariana y reclamado el poder para sí mismo. Mariana, en un acto de desesperación, concentró toda su energía en un contrahechizo, canalizando el poder de la protección ancestral que había jurado mantener.

El choque de energías creó una explosión de luz y oscuridad, que iluminó el claro con una intensidad cegadora. Cuando la luz se disipó, Raúl y Mariana estaban exhaustos, pero Raúl yacía en el suelo, derrotado. Su expresión era de sorpresa y resignación.

Mariana se acercó con cautela, asegurándose de que Raúl no pudiera volver a atacar.

—Este poder no es para ser controlado por la oscuridad. Mi deber es protegerlo, y no permitiré que caiga en manos equivocadas.

Raúl levantó la vista, sus ojos llenos de una mezcla de odio y derrota.

—Has ganado esta vez, pero no creas que esto ha terminado. La oscuridad siempre encuentra una forma de regresar.

Mariana lo miró con firmeza.

—Mientras yo esté aquí, protegeré El Encanto y lo que queda del poder ancestral. No permitiré que el mal regrese.

Con esas palabras, Mariana dejó que Raúl fuera llevado por las autoridades locales, asegurándose de que nunca tuviera la oportunidad de amenazar el pueblo nuevamente. El claro volvió a la calma, y la noche recuperó su silencio.

Mariana se sentó en el suelo, exhausta pero aliviada. El enfrentamiento había sido agotador, pero había logrado proteger el equilibrio que había jurado mantener. Mientras la primera luz del amanecer comenzaba a asomar en el horizonte, sabía que su tarea estaba completa, al menos por ahora.



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En el texto hay: misterio, suspenso, mentiras dolor

Editado: 06.02.2025

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