Sombras en el polvo

Capítulo 10: Las Cadenas del Pasado

La tienda de Maddox estaba cargada de tensión, cada palabra un delicado paso en una cuerda floja. Abigail mantenía la compostura, aunque sentía las miradas de los hombres apostados afuera, esperando cualquier señal para actuar. Maddox la observaba desde su silla, girando lentamente un vaso de whisky entre los dedos.

—Así que… tienes algo que ofrecerme —dijo Maddox, con un tono de voz que destilaba escepticismo—. Algo que vale más que este pueblo y tu vida. Habla, Abigail. No tengo todo el día.

Abigail inclinó ligeramente la cabeza, manteniendo su mirada fija en la de él.
—No se trata solo de este pueblo, Maddox. Lo que tienes entre manos es mucho más grande. El cargamento que esperas interceptar en dos semanas… puedo darte los detalles. La ubicación exacta, el número de hombres que lo protegen.

Maddox entrecerró los ojos, apoyando su vaso en la mesa con un golpe seco.
—¿Cómo demonios sabes eso?

Abigail se permitió una ligera sonrisa, aunque su corazón latía con fuerza.
—Sabes que tengo contactos. Siempre los he tenido.

Maddox se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en la mesa.
—Si esto es una trampa, Abigail…

—No lo es —interrumpió ella con firmeza—. Y tú lo sabes. No tengo interés en verte muerto, Maddox. Pero sí quiero que tú y tus hombres se alejen de Silver Creek.

Maddox se quedó en silencio por un largo momento, observándola con la intensidad de un lobo acechando a su presa. Finalmente, se recostó en su silla y soltó una carcajada.
—Eres una pieza interesante, Abigail. Siempre lo has sido.

Abigail no respondió. Sabía que cualquier palabra de más podría ser peligrosa.

En Silver Creek, Nathan no podía quedarse quieto. La espera estaba destrozando su paciencia, y aunque confiaba en Abigail, no podía evitar sentirse impotente.

—¿Qué pasa si Maddox no acepta? —preguntó Aidan, rompiendo el silencio.

Nathan apretó los puños, su mirada fija en las hogueras a la distancia.
—Entonces lucharemos. Pero si algo le pasa a Abigail… Maddox no vivirá para verlo.

Aidan tragó saliva, impresionado por la intensidad de las palabras de Nathan.

De vuelta en la tienda de Maddox, Abigail sentía que la conversación estaba llegando a un punto crítico. Maddox se levantó de su silla y comenzó a caminar lentamente a su alrededor, como un depredador evaluando a su presa.

—Dime algo, Abigail —dijo, con un tono casi casual—. ¿Por qué arriesgarte tanto por este pueblo? Podrías haber seguido huyendo. Podrías haber desaparecido, como hiciste antes.

Abigail apretó la mandíbula, pero mantuvo la calma.
—Porque ya no soy la misma persona que conociste, Maddox. Silver Creek es mi hogar ahora. Y no voy a permitir que lo destruyas.

Maddox se detuvo, girando para mirarla de frente.
—¿Y qué hay de tus secretos, Abigail? ¿Crees que este pueblo te aceptará si descubren quién eres realmente?

Abigail sintió un nudo en el estómago, pero no dejó que su expresión cambiara.
—Eso no te concierne.

—Tal vez no —admitió Maddox, con una sonrisa torcida—. Pero te advierto, Abigail: los secretos tienen una forma de salir a la luz.

Hubo un largo silencio antes de que Maddox volviera a su asiento.
—De acuerdo. Tienes un trato. Dame los detalles del cargamento, y yo y mis hombres dejaremos Silver Creek en paz… por ahora.

Abigail sabía que no podía confiar completamente en su palabra, pero era lo mejor que podía conseguir en ese momento.

—Te daré lo que necesitas —dijo, manteniendo su voz firme—. Pero quiero tu garantía de que cumplirás.

Maddox rió suavemente.
—Abigail, sabes tan bien como yo que en este mundo no hay garantías.

Horas después, Abigail regresó a Silver Creek, su figura destacándose en la oscuridad mientras atravesaba el campo hacia el pueblo. Nathan corrió hacia ella tan pronto como la vio, sus ojos llenos de preocupación.

—¿Estás bien? ¿Qué pasó?

Abigail se detuvo frente a él, agotada pero con determinación en su mirada.
—Logré un trato. Maddox se retirará.

Nathan parecía aliviado, pero su expresión rápidamente se endureció.
—¿A qué precio, Abigail?

Ella desvió la mirada, sabiendo que no podía contarle toda la verdad.
—Solo lo suficiente para proteger al pueblo.

Nathan quiso presionar, pero decidió no hacerlo. En ese momento, solo importaba que Abigail estaba a salvo.

Pero mientras el pueblo celebraba su aparente victoria, Abigail sabía que las palabras de Maddox la seguirían como una sombra. Los secretos que había enterrado durante años estaban más cerca de salir a la luz que nunca, y no estaba segura de si podría enfrentarlos cuando llegara el momento.

¿Podrá Abigail mantener sus secretos ocultos o el trato con Maddox será su perdición? ¡Espero sus comentarios y nos vemos en el próximo capítulo!



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En el texto hay: misterio, intriga, viejooeste cowboys

Editado: 05.02.2025

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