Capítulo 17: La Tormenta se Acerca
El amanecer encontró a Abigail, Caleb y Victor cabalgando al frente de un grupo de forajidos con dirección a Silver Creek. El aire era frío, y la tensión en el ambiente era palpable. Abigail sabía que traer a los hombres de Luther era un riesgo, pero no tenía alternativa. Necesitaban refuerzos para enfrentar a Maddox.
Los jinetes avanzaban en silencio, sus sombras alargadas por la tenue luz del sol. Blackstone había quedado atrás, y ahora el verdadero desafío comenzaba.
—¿Crees que los hombres de Luther se quedarán hasta el final? —preguntó Caleb, acercando su caballo al de Abigail.
Ella mantuvo la vista al frente.
—Se quedarán mientras crean que pueden ganar. Si la situación se tuerce demasiado, algunos podrían desertar.
Victor rió entre dientes desde su montura.
—Entonces asegurémonos de que crean que pueden ganar.
En Silver Creek, Nathan y Aidan organizaban a los habitantes. Sabían que no podían hacer mucho contra Maddox sin ayuda, pero aún así, no se quedarían de brazos cruzados.
—Coloca más refuerzos en la barricada norte —ordenó Nathan, observando el horizonte con el ceño fruncido—. Si Maddox ataca, será por ahí.
—¿Y si no vuelve Abigail? —preguntó Aidan, sin poder ocultar su preocupación.
Nathan respiró hondo.
—Entonces pelearemos con lo que tenemos.
La esperanza estaba colgada de un hilo, pero nadie se atrevía a rendirse.
Horas más tarde, el sonido de cascos acercándose hizo que los habitantes de Silver Creek corrieran a las barricadas. Las armas se alzaron, listas para defender el pueblo… hasta que vieron a Abigail al frente del grupo.
—¡Es Abigail! ¡Ha vuelto!
Los rostros tensos se relajaron al ver a su líder de regreso, pero la sorpresa no tardó en llegar al notar a los forajidos con ella.
—¿Qué demonios ha hecho? —murmuró un hombre.
Nathan bajó su rifle y se acercó cuando Abigail desmontó.
—¿Qué significa esto?
—Refuerzos —respondió ella con firmeza—. Si queremos vencer a Maddox, los necesitamos.
Nathan miró a los forajidos con desconfianza.
—¿Podemos confiar en ellos?
Luther, que había desmontado junto a ella, sonrió con arrogancia.
—Mientras haya algo que ganar, sí.
Nathan chasqueó la lengua, pero no discutió. Sabía que discutir con Abigail en ese momento era inútil.
—Está bien —dijo—. Pero mantendremos los ojos bien abiertos.
Abigail asintió, comprendiendo su desconfianza.
—¿Ha habido noticias de Maddox?
Nathan suspiró.
—Un explorador lo vio con su gente a unas pocas horas de aquí. Se están preparando.
La batalla estaba más cerca de lo que imaginaban.
La noche cayó sobre Silver Creek mientras los defensores se preparaban. Se cavaron trincheras, se reforzaron barricadas y se distribuyeron armas.
Caleb se acercó a Abigail mientras ella inspeccionaba las municiones.
—Mañana será el día, ¿verdad?
Ella asintió.
—Sí. No habrá más oportunidades después de esto.
Caleb miró alrededor, observando a la gente del pueblo. Sabía que muchos de ellos nunca habían peleado antes.
—Espero que estemos listos.
Abigail suspiró.
—No tenemos otra opción.
Victor apareció junto a ellos, con su revolver descansando en su cadera.
—Maddox no sabe lo que se le viene encima.
Abigail solo esperaba que tuviera razón.
La batalla por Silver Creek estaba a punto de comenzar.
El enfrentamiento final se acerca. ¿Podrán Abigail y sus aliados resistir el ataque de Maddox? ¡Díganme qué creen que pasará!