A través de un contacto en la capital, Laura consiguió acceso al archivo secreto de crímenes históricos del gobierno. Allí encontró un expediente censurado: Santa Elena, Año 1975 – Expediente Código 13-R. Solo accesible para oficiales de alto rango. Lo que obtuvo fueron fotocopias filtradas.
Los documentos hablaban de una ceremonia fallida, de un joven que escapó del ritual de sangre y fue dado por muerto. Se mencionaban nombres codificados: El Heraldo, El Vigía, El Guardián, El Silente… y El Puente.
Laura buscó en las notas marginales, desesperada. Un párrafo sobresalía:
"El cuerpo nunca fue encontrado. Pero si regresa, no lo reconocerán. No por la cara. Sino por lo que trae consigo. Muerte. Juicio. Agua."
Cuando levantó la vista, vio una sombra junto a la puerta de la biblioteca. Un hombre alto, empapado, que no parpadeaba. Tenía ojos vacíos y una cruz torcida grabada en la frente.
Laura corrió. Pero supo en ese instante que el “cuarto” no solo había sobrevivido.
Estaba de vuelta.
Y la caza había comenzado.
Editado: 07.05.2025