sombras en el rio

Capítulo 29: La Sangre y el Silencio

El cuchillo pesaba como plomo en las manos de Laura.

Andrés no se movía. De pie, frente a ella, con el pecho descubierto, esperaba. Su respiración era irregular, pero su expresión era serena, como si al fin estuviera dispuesto a dejarse ir.

—¿Por qué yo? —susurró Laura, con los ojos llenos de lágrimas.

—Porque tú no naciste para cargar este pecado… sino para romperlo.

La cueva entera tembló levemente. El agua de la poza negra burbujeó. De sus profundidades, comenzaron a emerger voces, como ecos de otras vidas: susurros antiguos, promesas incumplidas, nombres olvidados. Laura oyó el suyo. El de su madre. El de Andrés. Y también el de su padre.

—¿Mi padre fue parte del ritual? —preguntó Laura, temblando.

Andrés asintió.

—Él fue el primero en atarme. Fue su idea usarme como el sacrificio. Pero fue tu madre quien se arrepintió. Ella volvió... y me desató. Me salvó. Y al mismo tiempo, me condenó.

Laura sintió que algo se rompía dentro de ella. La imagen de sus padres, los que le habían enseñado a ser justa, se agrietaba con cada palabra.

La piedra del altar brillaba débilmente. El agua del río comenzaba a entrar en la cueva, lenta pero imparable, como si la tierra misma quisiera presenciar el final.

Entonces, algo cambió.

Salazar irrumpió, empapado, pistola en mano.

—¡Laura, aléjate de él!

—¡No! —gritó ella—. ¡Tú no entiendes!

Pero era tarde.

Un disparo atravesó el pecho de Andrés. Cayó de rodillas, sorprendido, sin dolor. Solo vacío. La sangre brotó como un río diminuto, tiñendo el agua.

Laura corrió hacia él, lo abrazó mientras la vida se le escapaba.

—Lo siento —murmuró ella.

Andrés sonrió apenas.

—Está… bien. El río… se calla.

Y entonces, el agua se detuvo.

La poza dejó de burbujear. El eco cesó. La cueva, por primera vez en siglos, quedó en silencio.

Andrés cayó al agua. Su cuerpo fue absorbido lentamente por la corriente, sin salpicar, como si regresara a casa.

Salazar bajó el arma. Laura lo miró con rabia contenida.

—No era tu decisión.

—Era la única forma de salvarte.

Pero algo le decía a ambos que el precio todavía no estaba del todo pagado.



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En el texto hay: misterio, suspence

Editado: 07.05.2025

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