sombras en el rio

Epílogo: Río Abajo

Santa Elena siguió su vida. La iglesia reabrió. Las campanas volvieron a sonar. Los niños rieron en las calles.

Pero el río… a veces, traía cosas extrañas a la orilla.

Un zapato infantil.

Un retrato antiguo.

Un cuaderno mojado, ilegible.

Y algunos dicen —aunque nadie lo admite en voz alta— que a veces, en la bruma del amanecer, se ve una figura parada en la orilla. Joven. Descalza. Observando.

Esperando.

Porque Santa Elena puede dormir.

Pero el río…
el río jamás duerme.



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En el texto hay: misterio, suspence

Editado: 07.05.2025

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