Amelia se despertó antes del alba con la mente aún revuelta por los eventos de la noche anterior. La “prueba de fuego” que habían descubierto en el antiguo libro se aproximaba, y la preocupación y la emoción se mezclaban en su interior. Sabía que el desafío no solo pondría a prueba su habilidad y coraje, sino también su determinación y pureza de intención. Decidida a prepararse lo mejor posible, se vistió con rapidez y se dirigió a la biblioteca para revisar los detalles del ritual una vez más.
El castillo estaba en silencio mientras Amelia recorría los pasillos, su único acompañante: el eco de sus pasos en el suelo de piedra.
La biblioteca estaba aún cerrada, así que decidió sentarse en una de las mesas cercanas, sacando sus notas y el manuscrito del monasterio. Mientras repasaba los textos, una sensación de calma comenzó a apoderarse de ella. Sabía que debía estar preparada, tanto mental como emocionalmente, para lo que se avecinaba.
Unos minutos después, Caelan y Moira se unieron a ella. Ambos tenían una expresión seria, reflejando la gravedad de la situación. El chico llevaba una expresión de determinación, mientras que la anciana parecía profundamente concentrada, como si estuviera buscando respuestas en el abismo de su conocimiento.
—Buenos días —los saludó Amelia intentando sonar más segura de lo que en realidad estaba—. He estado revisando los textos de nuevo. Creo que tengo una mejor idea de lo que podríamos enfrentar en la prueba.
—Hemos estado pensando en el mejor enfoque para el desafío —comentó Caelan mientras asentía—. Según el libro, la prueba implicará enfrentar nuestros miedos y demostrar nuestra pureza de intención. Pero también hay una parte que no entendemos completamente: el desafío final.
—¿Qué tipo de desafío final? —la chica frunció el ceño.
Moira se acercó a la mesa y abrió un libro antiguo que había estado estudiando para decir:
—El texto menciona un “corazón ardiente” que debe ser enfrentado para completar la prueba. No está claro si se refiere a un obstáculo físico o a una prueba interna.
—¿Podría ser una prueba de nuestras emociones o de nuestra voluntad? —la joven estaba inquieta—. Si es así, entonces debemos prepararnos no solo para lo que podríamos ver, sino también para lo que podríamos sentir.
—Exacto —añadió Moira—. La prueba no solo mide nuestra capacidad de enfrentarnos a desafíos externos, sino también cómo manejamos nuestras propias emociones y deseos internos. Debemos estar preparados para enfrentarnos a nuestras propias debilidades y temores.
—Entonces, ¿cuál es el siguiente paso? —preguntó Caelan con la voz llena de determinación.
—Primero, necesitamos encontrar el lugar donde se realizará la prueba —respondió la anciana—. El libro sugiere que el desafío final se lleve a cabo en un sitio específico, vinculado a la magia del círculo. También deberíamos prepararnos mentalmente para lo que podríamos enfrentar.
—Estoy lista para enfrentar lo que venga. Necesitamos encontrar ese lugar y prepararnos para la prueba —confirmó Amelia con una mezcla de anticipación y nerviosismo.
***
El grupo se preparó para el viaje hacia el lugar del desafío que, según el libro, se encontraba en lo profundo del bosque. Mientras se adentraban, Amelia no pudo evitar sentirse como si estuvieran cruzando un umbral hacia otro mundo. Los árboles, altos y enigmáticos, parecían susurrar secretos antiguos, y el aire estaba cargado de una energía mágica que hacía que cada paso fuera más significativo.
Después de varias horas de caminata, llegaron a un claro rodeado de formaciones rocosas y una atmósfera mística. En el centro del claro había una antigua piedra de altar, similar a la que habían visto en el monasterio, pero con inscripciones aún más detalladas y brillantes. Era evidente que este era el lugar de la prueba.
Moira se acercó a la piedra con reverencia y dijo:
—Este es el sitio. Aquí es donde enfrentaremos la “prueba de fuego”. El desafío comenzará cuando activemos el altar.
Caelan y Amelia se prepararon. Moira comenzó a recitar un antiguo hechizo en voz baja, con las palabras resonando en el aire mientras los símbolos en la piedra brillaban con una luz dorada. La piedra parecía cobrar vida, emitiendo una energía que envolvía el claro en un resplandor mágico.
De repente, el suelo bajo sus pies tembló y una serie de puertas y caminos emergieron de las rocas circundantes. Cada camino estaba marcado con símbolos antiguos, y las puertas parecían estar hechas de una energía etérea que pulsaba con una luz suave.
—Estos son los caminos de la prueba —explicó Moira con la respiración un poco agitada—. Cada uno representa un desafío diferente. Debemos elegir el camino que creemos que podemos enfrentar.
Amelia observó los caminos, cada uno emanaba una energía distinta. El primero estaba envuelto en llamas doradas; el segundo en una niebla fría y grisácea; y el tercero en un resplandor verde esmeralda. Cada camino parecía estar cargado de una fuerza única y la chica sintió una mezcla de emoción y temor.
—Debemos elegir con cuidado —opinó Caelan con un poco de preocupación en la voz—. Cada camino tiene su propio desafío. Debemos estar preparados para enfrentar lo que venga.
La joven miró a sus dos acompañantes, sabía que la decisión que tomaran ahora sería crucial.