Sombras en Silencio

HIJA DE LA MUERTE

Ani era una niña de 6 años que vivía con sus abuelos, siempre estuvo al cuidado de sus padres, pero después de un accidente automovilístico, Ani tuvo que comenzar a vivir con sus abuelos.

Su abuela, era una señora ya de avanzada edad, que se dedicaba únicamente a las labores de la casa, Ani había sido hija única, así que nunca estuvo lo suficientemente apegada a nadie más que a sus padres, siempre anhelo tener hermanos, amigos, alguien con quien jugar. Siempre les pidió a sus padres tener un bebé, pero ellos decían que no era posible, ya que no tenían los recursos para poder tenerlo.

Ani aunque era una niña, podía entender que sus papás no querían darle un hermano por las carencias. Ani conocía muy poco de sus abuelos, pues toda su vida vivió con sus papás y no fue si no hasta el día del accidente que Ani los vio en el hospital y comenzó a estar con ellos.

Su abuelo de Ani, era un señor humilde, se dedicaba a ser recolector de café, sufría ya de dolencias en la espalda por su edad, por lo que solía tomar un bastón de madera para poder llevar su día a día, eran unas personas muy sencillas y por ende, vivían de la misma forma. Ani estaba dedicada a ayudar en casa de sus papás, así que haría todo lo posible por ayudar a sus abuelos.

Ani solía acomodar trastes, las sillas, las almohadas, cosas que una niña de 6 años podría hace sin lastimarse, ella solía hacer esto cada que no podía dormir, nadie nunca le decía nada, así que ella continuaba asiéndolo. Le gustaba ver a su abuela realizar sus labores, pues siempre estaba aprendiendo algo nuevo, pero se sentía aislada, no tenia con quien hablar y no conocía a nadie en el pueblo.

Aní evitaba salir de la casa, por lo que para ella no había diferencia entre el día o la noche, al no tener nada que hacer Ani dormía a la hora que fuera. Le gustaba recostarse en una hamaca que tenían sus abuelos y se mecía por largos ratos hasta quedarse dormida.

Todo iba bien, hasta que un día escucho muchos ruidos provenientes de afuera de la casa, ella no solía salir, solo se asomaba por las ventanas de la humilde casa y volvía a meterse, pero aquel día todos gritaban ¡Fuego, fuego! El pueblo se quema.

El pueblo se estaba incendiando, una tienda que se dedicaba a la compra y venta de pirotecnia y fuegos artificiales, había cometido un error. Y al dejar una vela encendida, todo comenzó a incendiarse, la pólvora volaba por todos lados y una gran explosión se escucho por todo el lugar.

Había fuego por todos los rincones del pueblo, todo el lugar olía a pólvora y gritos y gritos se escuchaban por todos lados. Comenzó a llover y la lluvia fue quien paro dicho incendio, Ani se había quedado dentro de la casa, curiosamente aunque todo estaba quemado, la casa parecía intacta, de inmediato salió a buscar a sus abuelos, pero solo encontró sus cuerpos quemados debajo de un montón de escombros.

De pronto una voz a sus espaldas se hacia presente:

-¿Ani que haces aquí?, hace mucho tenias que estar con tus padres. Respondió la voz.

-¿Cómo? Pregunto Ani, mientras sus ojos se inundaban de lagrimas.

-Ani aquel día del accidente tu ibas en la parte trasera, cuando fui por tus padres, nunca te encontramos, tu cuerpo salió volando por el cristal de enfrente, para cuando encontramos tu cuerpo, tu alma ya no estaba, tuve que llevármelos solo a ellos.

Era la muerte quien estaba buscando a Ani, estaba triste por no haber podido llevarse a esa pequeña niña.

-No puedo estar muerta, ¿Donde están mis abuelos?.

-Tus abuelos ya me los lleve, faltas tu pequeña, llevas meses viviendo aquí y nadie te habla porque no te ven, has vivido asustando a tus abuelos, pero ahora ellos entienden todo, vamos, no te puedes quedar aquí.

Así que Ani con miedo tomo la mano de la muerte y ante los ojos de unos rescatistas que eran quienes estaban limpiando escombro, una luz se iso presente. Solo lograron ver la silueta de la muerte llevando a la niña de la mano.

Paso el tiempo y el pueblo comenzó a ser habitado de nuevo, aun se escuchan gritos de vez en cuando en las noches de aquellas almas que murieron quemadas y muchos narran ver a una niña asomarse de entre los arboles, todos dicen que es Ani, pues dicen que han visto hamacas mecerse de la nada y todos piensan que es ella.

Su alma dejo de penar, sin embargo, aun hay muestras de que su presencia estuvo ahí y el pueblo ahora la recuerda, como la hija de la muerte.




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