La noche había caído rápidamente sobre la ciudad, y la luz de los faroles apenas iluminaba las calles húmedas. Emily y Tyler caminaban en silencio, cada uno concentrado en sus propios pensamientos, pero conscientes de que no estaban solos. La energía que los rodeaba era densa, cargada de algo que iba más allá del miedo: un poder que podía destruirlos si no tenían cuidado.
Emily sostuvo el amuleto en su mano, sintiendo cómo vibraba suavemente. —Esto nos está guiando —dijo—. Nos llevará al siguiente punto.
Tyler asintió, su mirada fija en las sombras. —Y nos está llevando directo a ellos. Ten cuidado.
Se adentraron en un barrio abandonado, donde los edificios parecían ruinas olvidadas y las calles olían a humedad y decadencia. Cada paso que daban hacía que las sombras parecieran más largas, más densas, más vivas. Emily podía sentir el poder que emanaba de los símbolos grabados en el amuleto, un poder que resonaba con algo antiguo y peligroso en la ciudad.
—No es un asesinato al azar —murmuró Emily mientras observaba un callejón lateral—. Alguien quiere que estemos aquí.
—Exacto —dijo Tyler, sacando un pequeño cuchillo de su cinturón, la hoja brillando tenuemente bajo la luz de los faroles—. Y ellos saben cómo atrap a los que siguen las pistas.
De repente, un ruido metálico retumbó a sus espaldas. Emily giró rápidamente, pero no había nada… solo sombras que se movían entre los edificios. Tyler la tomó del brazo y tiró de ella hacia un lado, evitando por centímetros un golpe que habría sido mortal.
—¡Trampa! —gritó Tyler, mientras un grupo de figuras encapuchadas surgía de los callejones, rodeándolos—. No son humanos.
Emily reconoció de inmediato los rasgos sobrenaturales: ojos brillantes, garras y marcas mágicas que irradiaban energía oscura. Vampiros renegados, brujas y criaturas que habían escapado del control de la ciudad. Su instinto se activó completamente: velocidad, fuerza y precisión fluyeron a través de ella.
—Nos rodean —dijo Emily, con voz firme—. Prepárate.
Tyler sonrió con una mezcla de adrenalina y desafío. —Siempre lo estoy.
El enfrentamiento fue rápido y brutal. Emily se movía con agilidad sobrenatural, esquivando ataques y lanzando golpes precisos. Tyler la seguía perfectamente, anticipando movimientos y protegiéndola cuando las sombras intentaban atraparla. Su coordinación era casi perfecta, aunque Emily no podía evitar notar cómo cada gesto, cada mirada entre ellos, cargaba una tensión que iba más allá de la pelea.
Una de las brujas lanzó un hechizo hacia Emily, y Tyler reaccionó de inmediato, empujándola fuera del alcance del ataque. La energía impactó contra la pared, haciendo que los ladrillos se resquebrajaran.
—Cuidado con el símbolo —gritó Tyler—. No solo es daño físico, es magia antigua.
Emily asintió, moviéndose con extrema cautela. Cada paso debía ser calculado; cada movimiento, exacto. Sabía que un solo error podía significar la muerte.
Después de lo que parecieron minutos, lograron neutralizar a los atacantes, pero no sin heridas menores: arañazos, golpes y la sensación de que algo más grande aún los esperaba. Tyler se acercó a ella, observando su rostro con intensidad.
—Estás bien —dijo, con voz baja pero firme.
Emily respiró hondo, sintiendo cómo el corazón —que no había sentido latir así en siglos— se aceleraba ante su cercanía. —Lo suficiente —respondió—. Pero esto es solo el comienzo.
—Sí —murmuró Tyler—. Y esto que enfrentamos… es más grande de lo que imaginamos.
Antes de que pudieran reaccionar, una sombra se deslizó por el techo del edificio cercano. No era un ser cualquiera; su tamaño, velocidad y energía indicaban que era alguien poderoso, alguien que los había estado observando desde el principio.
Emily sostuvo el amuleto frente a ella, sintiendo cómo su energía reaccionaba violentamente. —Nos está observando —susurró—. Y esta vez… nos ha preparado una trampa mucho más peligrosa.
Tyler la miró, serio. —Entonces debemos estar listos para todo.
Y mientras la sombra descendía lentamente hacia ellos, Emily comprendió algo que hizo que el aliento se le congelara: aquel enemigo no solo conocía su fuerza, sino que también conocía la conexión que comenzaba a formarse entre ella y Tyler.
—Prepárate… esto será distinto —dijo Emily, apretando el amuleto.
La criatura se lanzó desde la sombra, y en un instante, Emily y Tyler fueron empujados a un enfrentamiento que no solo pondría a prueba su fuerza y habilidades, sino también la confianza y el vínculo que comenzaban a forjar.
El primer verdadero enemigo había llegado. Y lo que estaba por suceder podría cambiarlo todo.
La criatura descendió del techo con una velocidad inhumana, sus ojos brillando con un rojo intenso y su cuerpo cubierto de símbolos que vibraban con magia antigua. Emily y Tyler se colocaron espalda con espalda, preparados para lo que parecía un enfrentamiento imposible.
—Mantente cerca de mí —ordenó Emily, sus sentidos hiperalertas—. No podemos permitirnos un solo error.
Tyler asintió, su expresión seria. —Contigo hasta el final.
La criatura lanzó un rugido que resonó en las paredes del callejón, y un haz de energía oscura impactó contra el suelo, levantando escombros y polvo. Emily esquivó con agilidad sobrehumana, sintiendo la fuerza del ataque rozarle el brazo. Tyler, por su parte, bloqueó con un golpe que hizo temblar la estructura cercana.
—Está jugando con nosotros —gruñó Emily—. Sabe exactamente hasta dónde podemos llegar.
—Entonces debemos sorprenderla —dijo Tyler, moviéndose con precisión para flanquear al enemigo.
Ambos atacaron simultáneamente, combinando fuerza, velocidad y habilidades únicas. Emily utilizó movimientos acrobáticos para esquivar ataques y golpear puntos vitales, mientras Tyler complementaba sus acciones, anticipando cada movimiento de la criatura. La coordinación era perfecta, como si ambos se entendieran sin palabras.