Capítulo 17 – Sombra y Llama

El refugio, aunque parcialmente reparado, permanecía vulnerable. Cada grieta en la pared, cada antorcha apagada, era un recordatorio de lo que había ocurrido en el último ataque. Emily caminaba entre los escombros, revisando trampas improvisadas y reforzando puntos débiles, mientras Tyler permanecía cerca del círculo de entrenamiento, concentrado en canalizar su fuego interno.

—No puedo relajarme —murmuró Tyler, sus ojos brillando levemente en la penumbra—. Siento que algo se aproxima, algo más… que lo anterior.

Emily se acercó, colocando una mano sobre su hombro.
—Lo sé. Pero lo que nos mantiene de pie es que estamos juntos. No estás solo, Tyler.

Él asintió, pero su mirada reflejaba la tensión acumulada. Sabía que cada ataque que sufrían no solo probaba su resistencia física, sino también la fuerza de control sobre su oscuridad.

Desde la distancia, los enemigos observaban el refugio con precisión calculada. Su líder, el hombre de los ojos brillantes y aura de fuego oscuro, no había olvidado el enfrentamiento anterior. Esta vez, la estrategia era diferente: infiltrarse, romper las defensas desde adentro y forzar a Tyler a perder el control de su poder demoníaco.

—Recuerden —dijo a sus seguidores—, no es solo fuerza bruta lo que necesitamos. Es manipulación. Debemos hacerlo reaccionar, provocarlo hasta que se consuma él mismo.

Uno de los más jóvenes frunció el ceño.
—¿Y Emily? ¿Y los demás?

—Serán obstáculos menores —respondió el líder—. Nuestro objetivo principal es él. Controla la llama y controlas todo.

Dentro del refugio, Seraphine guiaba a Tyler en ejercicios avanzados. Las paredes vibraban con la energía liberada mientras Tyler ejecutaba movimientos precisos, controlando ráfagas de fuego y canalizando la oscuridad que latía en su interior.

Emily observaba, vigilante, y notaba cómo cada esfuerzo lo agotaba más, pero también lo fortalecía. La determinación en los ojos de Tyler no solo era poder: era supervivencia, amor y una lucha constante por mantenerse en control.

—Estás progresando —dijo Seraphine—. Pero aún no es suficiente para lo que se acerca.

Emily frunció el ceño.
—¿Qué quieres decir?

—Él no es solo un humano con fuego —dijo Seraphine—. Lo que lleva dentro es antiguo, un demonio sellado durante siglos. Y lo que viene no solo probará su control; buscará despertar lo que aún está dormido.

Tyler escuchó, tragando saliva.
—Entonces, esto… esto no es solo un enemigo común.

—Exactamente —afirmó Seraphine—. Y debemos estar preparados para enfrentar no solo ataques físicos, sino trampas mentales que lo obligarán a dudar, a perder el control.

Emily se acercó y sostuvo su mano.
—No importa qué venga, Tyler. Estamos juntos. No permitiré que te pierdas en tu propio fuego.

Él la miró y asintió, sintiendo la fuerza que ella le transmitía. Sabía que sin ella, su poder podría volverse destructivo, incontrolable. Pero con Emily cerca, tenía un ancla, un recordatorio de quién era realmente y por qué debía luchar.

Los enemigos se movían sigilosamente hacia el refugio. Uno de ellos, más ágil, logró ingresar por un túnel lateral, activando una alarma improvisada que Lyria había colocado. Kael reaccionó de inmediato, interceptando al intruso, mientras Emily y Tyler se preparaban para enfrentar lo que se aproximaba.

—¡Se acercan! —gritó Nira, desde su posición—. ¡Más de uno!

Tyler sintió el fuego crecer en su interior, tentándolo a liberarse, a arrasar con todo. Pero Emily lo miró y, con un simple gesto, lo calmó, recordándole que el control era la clave.

—Concéntrate en mí —susurró—. No los mires a ellos, mírame a mí.

El primer grupo de enemigos irrumpió, y la batalla se desató con intensidad. Emily se movía ágil entre las sombras, bloqueando y atacando, mientras Tyler canalizaba su fuego en ráfagas precisas. Cada movimiento era sincronizado, fruto del entrenamiento y la confianza mutua.

El líder enemigo emergió, más cercano que nunca, y Tyler lo reconoció al instante. Era el hombre de los ojos brillantes que había intentado provocarlo anteriormente. Esta vez, su aura era más intensa, más siniestra.

—Bienvenido de nuevo —dijo el líder, con una sonrisa cruel—. Veamos cuánto control tienes realmente.

Tyler respiró profundo, enfocando su fuego y su mente. Cada músculo de su cuerpo estaba tenso, pero controlado. Sabía que un solo error podía significar la destrucción no solo del refugio, sino de todos los que amaba.

Emily colocó su mano sobre su pecho, sintiendo cómo latía con fuerza.
—Estamos contigo —susurró—. Ahora y siempre.

El líder enemigo atacó, y el choque de poder fue inmediato. Las llamas de Tyler se enfrentaron a la oscuridad del enemigo, creando un espectáculo de luz y sombras dentro del refugio. La fuerza del impacto hizo temblar las paredes, y Emily tuvo que esquivar escombros que caían mientras sostenía su posición.

Kael y Nira luchaban con ferocidad, protegiendo a los flancos, mientras Lyria reforzaba barreras mágicas para contener la energía desatada. Cada segundo era una prueba de resistencia, de estrategia y de fuerza de voluntad.

El líder enemigo, notando que no podía vencer a Tyler por la fuerza, comenzó a manipular su mente, proyectando imágenes de destrucción y caos, intentando provocar que Tyler perdiera el control. El fuego dentro de él creció, amenazando con consumir todo a su alrededor.

Emily gritó su nombre, acercándose hasta él:
—¡Tyler! ¡Mírame! ¡Tú controlas esto, no ellos!

Él inhaló, recordando cada palabra de Seraphine y cada gesto de Emily. Lentamente, su fuego se estabilizó, concentrándose en un patrón preciso que bloqueaba las ilusiones mentales del enemigo.

—Esto… puedo controlarlo —murmuró, con voz firme—. No soy un monstruo.

El líder enemigo retrocedió, sorprendido por la fuerza de su control. Tyler aprovechó el momento para lanzar un ataque concentrado que lo obligó a retirarse temporalmente, mientras Emily y los demás reorganizaban la defensa del refugio.