El cielo sobre Ashwood se tornaba gris y pesado, amenazando con desatar una tormenta que parecía reflejar el caos interno de Elena. El viento azotaba las ramas de los árboles y hacía temblar las ventanas de las casas, como si la misma naturaleza estuviera anunciando el preludio de un enfrentamiento inevitable.
Elena caminaba por el borde del lago, observando las aguas turbulentas que reflejaban su rostro cansado y decidido. Cada día que pasaba, el peso de su destino la arrastraba más profundo en un juego donde las reglas estaban escritas en sangre y sombras.
Stefan y Damon la habían acompañado hasta allí, formando una alianza frágil pero necesaria. La tensión entre ellos era palpable, pero en ese momento, la urgencia de proteger a Elena y a Ashwood los mantenía unidos.
— No podemos permitir que Katherine complete el ritual — dijo Stefan con voz grave—. Si lo hace, el equilibrio se romperá para siempre.
Damon frunció el ceño.
— Ella no solo busca poder. Busca venganza. Y no se detendrá ante nada.
Mientras tanto, Katherine y Iker avanzaban en sus planes con una precisión implacable. En la antigua mansión, rodeados de artefactos arcanos y libros polvorientos, preparaban la ceremonia que abriría las puertas entre mundos.
— El tiempo se acaba — murmuró Iker, con una mirada llena de determinación y sombras—. Debemos actuar antes de que nos detengan.
Katherine asintió, sus ojos brillando con una mezcla de ambición y rabia contenida.
— Ashwood será nuestro reino. Y nadie podrá arrebatarlo.
En una de las calles oscuras, Elena tuvo un encuentro inesperado con un misterioso hombre vestido con ropas antiguas, cuyos ojos parecían contener siglos de secretos.
— La clave está en tu sangre — dijo con voz profunda—. Solo tú puedes detener lo que se avecina.
Elena lo miró con desconfianza, pero sintió que sus palabras llevaban la verdad oculta.
— ¿Quién eres? — preguntó.
— Un guardián del equilibrio. Y tu aliado más inesperado.
De regreso en la casa Gilbert, Stefan y Damon discutían sobre cómo proteger a Elena sin perder su humanidad.
— No podemos dejar que la oscuridad nos consuma — insistió Stefan—. Ella necesita saber la verdad, pero también necesita esperanza.
— La esperanza es peligrosa cuando te ciega — replicó Damon—. A veces, la verdad duele más que la mentira.
Elena escuchaba en silencio, sabiendo que el conflicto entre ellos reflejaba su propia lucha interna.
La tormenta finalmente llegó, con truenos retumbando en el cielo y relámpagos iluminando la noche. En medio de la tempestad, Katherine y Iker iniciaron el ritual en la mansión, invocando fuerzas ancestrales que comenzaron a desgarrar el velo entre los mundos.
El capítulo concluye con Elena enfrentando la tempestad, literal y figuradamente, sintiendo que el destino la había llevado al umbral de una batalla que decidiría no solo su futuro, sino el de todos en Ashwood.
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Editado: 05.08.2025