Sombras eternas:cuatro relatos de terror en Hollow Creek.

Capítulo 5:Escape y fragmento maldito

En el frenesí, las palabras de su abuela —una vieja loca que juraba por talismanes— brotaron de su memoria: "En las casas que susurran, el silencio está en lo viejo. Tócalo y huye, pero deja algo atrás." Allí, entre los espejos, un marco vetusto y cubierto de musgo la llamó, su superficie pulida como un ojo dormido. Mara lo rozó, y un tirón glacial la enganchó por las entrañas, catapultándola de vuelta a la sala principal en un remolino de polvo y alaridos.

Jadeando, se incorporó: la puerta principal colgaba abierta, la niebla disipada como un velo rasgado. Pero en su mano, un fragmento del espejo roto brillaba con malicia interna, cortándole la palma en un hilillo de sangre que el vidrio bebió ávidamente. Al mirarlo, su reflejo —no, la figura espectral— sonrió, susurrando: Vuelve pronto. Los susurros no se callan solos. Mara huyó al coche, el fragmento ardiendo en su bolsillo, la maldición latiendo como un segundo corazón. Hollow Creek la vio partir, pero sus ventanas parpadearon en despedida... o en promesa.




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