La guerra había comenzado.
El cielo se tornó rojo como la sangre, y el rugido de los demonios resonó desde los portales del mundo oscuro.
Las barreras que por años protegieron las especies se quebraron una a una, dejando paso a las sombras.
En el centro del reino, el consejo se alzó otra vez, dispuesto a luchar, pero esta vez no estaban solos.
Lyra y Dante estaban allí, con sus hijos a su lado, dispuestos a proteger lo que con tanto esfuerzo habían construido.
Lyra, sosteniendo el Libro de la Vida, sintió cómo el poder antiguo despertaba en su interior.
Evelyn, su hija, se acercó y colocó las manos sobre las suyas; juntas pronunciaron las palabras sagradas que el libro les susurraba.
Un círculo de energía dorada se formó a su alrededor, y el viento se volvió fuego.
—Madre… el libro me guía —dijo Evelyn con la voz temblorosa pero decidida.
—Entonces confía en él, hija mía —respondió Lyra—. Confía en ti.
Mientras tanto, en el frente, Dante y Lucian se preparaban para el combate.
Padre e hijo, dos vampiros con alma de guerreros, portaban la misma mirada decidida.
Lucian, con la espada que su padre le había entregado, alzó la hoja al cielo, y esta brilló con una luz roja intensa.
—Haz lo que yo solía hacer en mis tiempos —le dijo Dante—. No temas, porque la sangre que corre por tus venas fue hecha para proteger, no para destruir.
Lucian asintió, y sus ojos dorados se encendieron.
La espada reconoció su esencia, y al instante, el Libro de la Vida —que estaba con Lyra— se abrió de nuevo, revelando un hechizo desconocido.
Evelyn sintió su vínculo con su hermano, como si el poder los uniera más allá de la distancia.
—¡Lucian! —gritó ella, levantando el libro—. ¡Repite las palabras conmigo!
Ambos comenzaron a recitar el hechizo, uno desde el campo de batalla y el otro junto al círculo de fuego.
Las voces se mezclaron, y la magia cruzó el aire como una llamarada de luz.
Evelyn, con lágrimas en los ojos, sintió que la espada de su hermano respondía a su magia.
El arma se dividió en dos haces de energía: uno en manos de Lucian, y otro que voló hasta ella, formándose en una versión ligera, hecha para una hechicera.
Ambos eran ahora portadores de la misma fuerza, unidos por la sangre y el destino.
Dante y Lyra se miraron entre el caos.
—Como antes —dijo él, extendiendo su mano.
—Como siempre —respondió ella, tomándola con firmeza.
Juntos avanzaron, combinando la fuerza del vampiro y la magia de la bruja.
El fuego de Lyra se entrelazó con la oscuridad de Dante, formando un torbellino de energía que arrasó con los demonios cercanos.
El consejo, viendo aquella unión, encontró valor y se unió a la lucha.
El reino tembló, pero también resplandeció.
Cada hechizo, cada golpe, cada aliento era un recordatorio de que la esperanza no había muerto.
El amor de una familia, forjado entre mundos opuestos, era más fuerte que cualquier oscuridad.
Y así, bajo un cielo desgarrado por el fuego, Lyra, Dante, Evelyn y Lucian lucharon juntos, no solo por su reino, sino por el futuro de todas las especies.
El Libro de la Vida seguía abierto, sus páginas girando solas, revelando que la historia aún no había terminado…
> “Cuando la sangre y la magia se unan en equilibrio,
la oscuridad se rendirá ante la luz de un nuevo amanecer.”