Las semanas pasaron entre sonrisas, canciones y preparativos para la llegada del nuevo bebé.
Pero una noche, el viento cambió.
El cielo, que antes brillaba con calma, se tornó gris, y un frío extraño recorrió el valle.
Lyra dormía en los brazos de Dante cuando un estremecimiento la despertó.
Un dolor agudo la atravesó, tan profundo que sintió que la magia dentro de ella se agitaba como un fuego descontrolado.
Dante se levantó de inmediato, su instinto protector despertando al instante.
—Lyra, ¿qué ocurre? —preguntó con voz temblorosa.
Ella respiraba con dificultad, sus manos rodeando el vientre—.
—Algo… algo está interfiriendo con mi magia… no puedo controlarla…
Una ráfaga de energía oscura atravesó la habitación, haciendo que las velas se apagaran y el aire se llenara de un olor metálico.
Dante, sin pensarlo, extendió su brazo, su espada materializándose en su mano con un brillo rojo y dorado.
Pero no había enemigo visible. Solo una presencia.
Una sombra sin forma, que susurraba desde el rincón más oscuro del cuarto:
—El equilibrio nunca debió existir. La unión entre especies ha roto lo sagrado… y ahora, la vida pagará el precio.
Lyra gritó, aferrándose al vientre.
Dante corrió hacia ella, sosteniéndola entre sus brazos mientras la sombra se desvanecía en un humo negro que atravesó los muros.
—¡No! —rugió Dante—. ¡No te llevarás nada de lo que amamos!
Pero la energía ya había dejado su marca.
Lyra jadeaba, su magia fluctuando entre luz y oscuridad.
Dante la tomó en brazos y la llevó al templo más cercano, donde antiguos símbolos mágicos protegían a los suyos.
Evelyn despertó sobresaltada, a kilómetros de distancia.
El Libro de la Vida flotaba frente a ella, abierto por sí solo, sus páginas girando frenéticamente.
—Madre… —susurró con pánico—. Algo está pasando.
El libro se detuvo en una página marcada por una luz azul, mostrando una profecía que ninguno de ellos había leído antes:
> “Cuando la sangre y la magia vuelvan a mezclarse,
un alma sin forma intentará renacer.
Si el equilibrio se quiebra otra vez,
la nueva vida decidirá el destino del mundo.”
Evelyn corrió hacia la habitación de su madre, el libro en brazos, seguida de Lucian, que también había sentido la llamada.
Al llegar, vieron a Dante de pie, su espada temblando en su mano, las runas grabadas en el metal brillando con intensidad.
—Papá —dijo Lucian, alarmado—. La espada… está viva.
Dante la miró con miedo.
—No solo la espada… el mal también ha despertado.
Lyra abrió los ojos, su voz apenas un susurro:
—No es una guerra como las otras… esta vez, no buscan destruirnos. Buscan… renacer.
El silencio llenó la sala.
El Libro de la Vida flotó entre ellos, su luz expandiéndose hasta envolverlos a todos.
Por un instante, cada uno vio un destello del futuro: fuego, alas oscuras, y una figura emergiendo del corazón del abismo.
Dante alzó su espada, el brillo reflejándose en sus ojos.
—Entonces… la paz ha terminado.
—Sí —respondió Lyra, tomando su mano—. Pero no la esperanza.
Afuera, el cielo rugió.
Los portales entre los mundos se estremecieron, y las sombras comenzaron a moverse otra vez.
Una nueva guerra se avecinaba.
Y con ella, algo distinto…
un enemigo que no pertenecía a ninguna especie, sino a todas a la vez.
> “El ciclo vuelve a comenzar.
Pero mientras haya amor,
siempre habrá quien luche por la luz.”