Sombras que arden

Capitulo 27 - El Precio de la Luz

La noche cayó silenciosa sobre el valle.
Lyra descansaba en su habitación, mientras Dante permanecía sentado a su lado, observando cómo la luz de la luna se filtraba entre las cortinas y acariciaba su vientre.
Sus manos se entrelazaron, y por un instante todo parecía en calma.

—¿Sientes cómo se mueve? —preguntó Dante, con una sonrisa leve.
Lyra asintió—. Es como si respondiera a tu voz, amor.
—Entonces debe tener tu fuerza —susurró él, apoyando su frente en la de ella—. Porque si algo nos ha enseñado la vida, es que siempre hay esperanza.

Pero el silencio cambió de tono.
Lyra sintió un dolor punzante recorrer su cuerpo.
El aire se volvió pesado, el fuego de las velas titiló con violencia, y una energía oscura se coló por las rendijas del lugar.

—Dante… —susurró con la voz quebrada—. Algo no está bien…

Él la sostuvo, desesperado, llamando a su madre, a Evelyn, a cualquiera que pudiera ayudar.
Pero el brillo del vientre de Lyra comenzó a apagarse, como si la vida que crecía dentro de ella estuviera siendo arrebatada.

Evelyn fue la primera en llegar, seguida por Lucian.
Ambos sintieron el cambio en la energía del lugar.
El Libro de la Vida, guardado en el altar, se abrió solo y dejó caer una lágrima dorada de luz sobre el suelo.

Lyra gritó, un alarido que rompió el aire y sacudió cada rincón del valle.
Dante la sostuvo entre sus brazos, sin saber cómo detener lo inevitable.
El pulso en el vientre se desvaneció lentamente, hasta quedar solo un silencio tan profundo que dolía respirar.

Evelyn cayó de rodillas, las lágrimas corriendo por su rostro.
Lucian apretó los puños, conteniendo la rabia y la impotencia.

Dante miró a Lyra, quien apenas podía hablar, su rostro bañado en lágrimas.
—Lo perdimos… —susurró ella—. Nuestro pequeño…

Él la abrazó con fuerza, su voz quebrada.
—No… no lo perdimos, amor. Está en la luz… en la magia que nos une.
Lyra cerró los ojos, buscando aire, buscando sentido.
Pero en su pecho, algo despertó.
Una llama.
Una fuerza que no conocía.

Esa pérdida, esa oscuridad que la había herido, ahora se transformaba en poder.
Lyra se incorporó lentamente, sus ojos brillando con un tono entre dorado y carmesí.

—No voy a dejar que esto se repita —dijo con firmeza—. No más.

Evelyn y Lucian se acercaron, tomándola de las manos.
—Madre —dijo Evelyn—. Haremos todo lo posible para terminar con esta guerra. Lo prometemos.
Lucian asintió, con la voz temblorosa—. No dejaremos que más vidas inocentes se pierdan.

Las parejas de ambos se acercaron también, abrazándolos.
No había palabras suficientes para aliviar el dolor, pero sí una determinación compartida: acabar con aquello que los estaba destruyendo.

Dante besó la frente de Lyra, mirándola con ternura y respeto.
—Te admiro más que nunca, amor. Eres mi fuerza, incluso en el dolor.
Lyra le sostuvo el rostro con las manos temblorosas.
—Entonces luchemos juntos… por nuestro hijo, por lo que aún queda de nosotros.

Afuera, el viento cambió.
Las estrellas parecieron inclinarse sobre ellos, y el valle entero se iluminó por una energía nueva: la mezcla del dolor, el amor y la magia ancestral.

Evelyn levantó el Libro de la Vida, que comenzó a brillar intensamente.
—Es hora de entrenar. De prepararnos.
Lucian desenfundó la espada, que vibró al contacto con su energía.
—Por la luz. Por la familia. Por lo que perdimos.

Dante y Lyra se miraron una última vez antes de unirse a sus hijos.
Ambos sabían que nada volvería a ser igual…
pero también que el dolor que los había roto ahora los hacía más fuertes que nunca.

La guerra no había comenzado todavía,
pero los guerreros ya estaban listos.

> “Del dolor nace la magia más pura,
porque solo quien ha amado y perdido
puede entender el valor de la vida.”




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