Sombras sobre Mayfair

Capítulo 3 – El contrato silencioso

Una semana después, Anastasia fue citada en un edificio discreto en Knightsbridge. Oficinas del grupo Vanderleigh Investment Holdings. Allí, en una sala minimalista, sin ventanas, le ofrecieron una oportunidad.

—Necesitamos deshacernos de un activo. Discretamente —dijo el abogado principal del grupo, un hombre enjuto con corbata de Hermès y expresión de bisturí—. Una filial en Praga con conexiones... inconvenientes.

Anastasia hojeó los documentos sin pestañear. Cuentas opacas, flujos sospechosos, nombres que no debían figurar en papeles oficiales. Sabía lo que era: una prueba. Un test de fuego, encubierto en lenguaje corporativo.

—¿Desean que lo venda, lo desaparezca o lo queme? —preguntó, sin levantar la vista.

—Lo que sea más limpio. Y que no deje rastro hasta dentro de seis meses.

La transacción fue ejecutada en cuatro días. Sin escándalo, sin alarmas. Un banco suizo, una consultora falsa en Bratislava, y un paquete de criptomonedas en la red oscura hicieron que la filial pasara de existir... a disiparse.

Los Vanderleigh no hicieron comentarios. Pero al viernes siguiente, su nombre apareció como “asesora externa de activos especiales” en la estructura del grupo. Era un título vacío. Pero dentro del círculo, ese tipo de vacíos contenía más poder que muchos ministerios.

Julian, desde su despacho, revisó los informes. El nombre de Vólkova aparecía con creciente frecuencia en los movimientos internos.

Había logrado algo más difícil que la confianza: la utilidad.

Y como todos los que alguna vez sirvieron al poder… ahora estaba dentro.
Solo que no todos sabían que ella ya había empezado a mover las piezas del tablero mucho antes.




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