Capítulo 10 – Ruido entre las sombras

Londres, presente

El pasado de Anastasia siempre la alcanzaba. No importaba cuántas identidades tejiera, cuántas máscaras se pusiera. La Orquesta Carmesí, como se conocía a la red de mujeres entrenadas en su juventud, siempre la seguía. No era cuestión de huir; era cuestión de no ser encontrada.

El teléfono en su mesa vibró. Sabía lo que significaba. La llamada provenía de un número privado, un número que no existía en ningún registro oficial. Era Eduard Mičev.

—La Orquesta ha sido activada, Lady Vólkova —dijo Mičev con voz grave. Él sabía tanto de ella como ella de él. Ninguno de los dos podía permitirse el lujo de fallar—. Lo que buscaste… está más cerca de lo que imaginas.

Anastasia dejó escapar un suspiro. Ya no podía escapar de su pasado, pero sí podía controlarlo. Mičev no era solo un nombre; era una advertencia. Un recordatorio de que, por más lejos que corriera, las sombras nunca se desvanecen del todo.

Se levantó de la mesa, mirando por la ventana a la ciudad iluminada. Sabía que alguien observaba. Tal vez Julian, tal vez un enemigo más antiguo. Todo lo que podía hacer era asegurarse de que el ruido no llegara hasta su oído.

Esa noche, una caja de seguridad en Zurich sería abierta. Y la verdad que contenía cambiaría el curso de todo. Pero antes de poder acceder a ella, tendría que asegurarse de que los secretos no cayeran en manos equivocadas.