La noche había caído en Londres, pero la ciudad seguía viva. En un apartamento de la ciudad, Anastasia miraba la pantalla de su ordenador, los archivos abiertos ante ella como un tablero de ajedrez en el que solo quedaban unas pocas piezas. Un mensaje había llegado, y no era lo que había anticipado. El acuerdo de Zurich había sido alterado. La Orquesta Carmesí había hecho su jugada.
Geneviève Vanderleigh había tomado su propia decisión. Ella no sería simplemente una espectadora en este juego. Ella tenía la clave del legado, la llave a una red que podría destruir a todos los que jugaban en su campo. Pero había una condición: debía traicionar a su esposo para asegurar el futuro de los Vanderleigh.
Anastasia sonrió para sí misma. La caída de Alexander Vanderleigh ya no dependía de su mano, sino de las acciones de los propios que alguna vez lo apoyaron.
A lo lejos, escuchó el timbre de la puerta. No era esperado. Pero al abrirla, se encontró con Julian. Su rostro estaba más decidido que nunca, pero también agotado. Había llegado al límite de lo que podía soportar, pero algo en sus ojos mostraba que estaba dispuesto a jugar la última carta.
—¿Es este el final? —preguntó, su voz grave, marcada por la tensión de días enteros de incertidumbre.
Anastasia lo miró un momento, como evaluando si él realmente entendía las reglas del juego.
—No, Julian, este es solo el principio —dijo, su voz fría, calculadora, como siempre. Pero algo en sus palabras lo detuvo. Sabía que había llegado demasiado lejos como para dar marcha atrás.
"Reina sin corona" era lo que ella había querido ser desde el principio. Y ahora, lo era, aunque no en los términos que había imaginado. El poder nunca viene sin precio, y los Vanderleigh pronto lo sabrían de la manera más dolorosa.
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thriller de espionaje elegante, drama político internacional, suspenso psicológico refinado
Editado: 05.05.2025