Veo a Luca acercarse con gran premura, lo que me hace preguntarme qué traerá a mi mejor amigo por aquí ahora.
— ¡Sophia, Sophia! — dice casi sin aliento.
— ¿Qué sucede, Luca? — veo cómo intenta tomar aire. En cuanto toma el suficiente, retoma la compostura.
— Bien, ¿y qué me querías decir como para venir gritando mi nombre?
— Perdón, pero ¿desde cuándo organizas bailes? Y otra cuestión más importante, ¿estoy invitado?
— Por supuesto que estás invitado, eres mi mejor amigo. Y respondiendo a tu pregunta, siempre he ayudado a mi madre a organizar este tipo de bailes.
— Este es diferente. Por lo que escuché de tus sirvientes, este lo estás organizando tú.
— ¿Qué más escuchaste de la servidumbre? — pregunto, ya un poco molesta por los chismes.
— Que este baile es para encontrar a un candidato para desposar. Disculpa que me entrometa, pero... ¿no dejaste de creer en el amor después de Alessandro?
— Luca, te pediré que dejes de mencionar a Alessandro, por favor. Y respondiendo a tu pregunta, sí, es para buscar un pretendiente para desposar.
— ¡¿QUÉ?! — dice Luca, sorprendido. — ¿Cuándo? ¿Cómo?
Antes de responder a las dudas de Luca, decido llamar a una mucama para darle las indicaciones y que sigan con la organización mientras converso con Luca.
— Vamos — le digo a Luca en un susurro, guiándolo hasta el jardín real.
— ¿Aquí sí me dirás qué sucede? — pregunta Luca, bastante intrigado.
— Nada... — intento evitar el tema.
— ¿Me vas a decir que me trajiste al jardín para no contarme nada?
— Bueno, no por nada. Solo no quiero que la servidumbre siga enterándose de mi vida.
— Amelie Sophia Jones Brown, soy tu mejor amigo desde los 3 años. ¿En serio crees que voy a creer que solo no quieres más chismes? Por favor, ¿qué pasa?
— Será mejor que tomes asiento con lo que te diré.
— ¿Qué pasa? — dice Luca, preocupado.
— Es que no sé cómo decírtelo exactamente, sabes...
— Sabes que me puedes contar lo que sea amie.
— Luca, sabes que odio que me digas así. Solo dime Amelie.
— Ya, perdón, señora gruñona — dice con un tono de disculpa.
— Bueno, me estoy distrayendo del tema principal y no tengo mucho tiempo.
— ¿Y eso por qué? — pregunta Luca.
— Es que quedé en hablar con mi padre.
— Ah, ok. Entonces date prisa.
— ¿Por dónde empiezo? digo intentando recordar cada detalle para poder contarselo — por el principio– dice Luca, intentando hacerse el gracioso.
— Jaja, señor comedia — digo con sarcasmo. — Bueno, ¿recuerdas la cena de mi hermano el otro día?
Luca asiente.
— Después de esa cena, mi padre me llevó a su oficina, donde me dio una noticia que podría afectar tanto a mí como a ti.
— ¿A mí por qué? — pregunta Luca.
— ¿Te acuerdas de lo que te prometí cuando yo fuera reina?
— Sí, me acuerdo perfectamente y aún espero que lo cumplas.
— Pues no creo poder hacerlo, a menos que no encuentre a alguien para desposar dentro de tres meses.
— ¿Qué tiene que ver tu promesa con esto?
— Luca, en serio creo que eres tonto a veces. Necesito casarme para poder ser reina de Lariona. Si no, el trono pasará a Frederick.
— Siempre me ha caído mal tu hermano — dice Luca. — Oye, pero eso no es ser tonto, solo que no me dabas la información completa. Aparte, tu padre había dicho que tú serías la reina, no tu hermano.
— Sí, ese era el plan inicial, pero de repente a mi padre se le ocurrió que mi hermano sea el próximo rey, porque es hombre y para él sería más fácil gobernar en comparación a una mujer, lo cual es inaudito.
— Tiene algo de razón, no hay muchas reinas gobernando.
— Eso es una falacia, Luca. Hay muchas reinas gobernando ahora mismo. Un ejemplo: Reina Victoria del Reino Unido, Isabel II de España, María II de Portugal, entre muchas más. Así que no me vengan con sus ideales patriarcales.
— Perdón, no sabía que había tantas reinas, pero volviendo al tema principal... ¿esto qué tiene que ver con tu reinado y un esposo?
— Tiene todo que ver. Para mi padre y sus ideales patriarcales, un hombre refuerza el apoyo, representa fuerza. Y aunque la persona con la que me case no gobierne y solo sea rey consorte, para mi padre es necesario.
— Ok, pero ¿por qué no quieres que tu hermano gobierne? Creí que se llevaban "bien". Aunque a mí no me cae bien, siento que es todo un hipócrita, pero es tu hermano, tú sabrás.
— Nos llevamos bien, pero tiene apenas 18 años. Su edad no es apta para ser rey, sin contar su inmadurez por ser tan solo un adolescente. Segundo, no tiene los conocimientos sobre Lariona, un ejemplo de su cultura, y mucho menos sobre sus negociaciones con el reino vecino, Londria. No sabría cómo sobrellevar todo el convenio socioeconómico que tenemos. A pesar de que mi hermano sea el favorito de mi papá y lo lleve a cada negociación, él no ha demostrado suficiente interés.
— Entiendo, por eso buscas un pretendiente para desposar — dice Luca.
— Así es, aunque creo que será más difícil de lo que pienso.
— ¿Por qué? Para eso es el baile, ¿no? — pregunta Luca.
— Así es, solo que no creo que tenga muchos pretendientes.
— Jaja — noto cómo se ríe Luca. — ¿Por qué te ríes de mi tragedia?
— Mira, los hombres podrían huir de tu carácter, pero jamás de tu belleza. Por donde empiezo: eres rubia, eres delgada, tienes ojos azules, eres independiente, tu cabello dorado una hermosa mezcla de lacio con ondas que hacen resaltar tus hermosas facciones...
No pude evitar sonrojarme ante la descripción de Luca.
— Lástima que eres muy gruñona para mí. Y, pues, aparte ya sabes mi humilde secreto.
— Jaja, yo no soy gruñona. Oye, ¿y cómo te va con tu chico de las cartas?
— Primero que nada, sí eres gruñona. Segundo, baja la voz si no quieres que tu mejor amigo sea decapitado por ir en contra de la naturaleza humana, dirían muchos.
#1796 en Fantasía
#613 en Joven Adulto
sigloxix, casamiento por conveniencia, príncipes princesas romance
Editado: 07.07.2025