Al terminar las clases, se dirigió a casa, nuevamente con la sombrilla en mano. Antes de entrar a su hogar, la lluvia se hizo aún más fuerte, por lo cual se quedó observándola silenciosamente.
— ¿Algún día dejará de llover?
Pensó la chica.
Cerró la sombrilla morada, aún en la calle... Dejando que las fuertes gotas de la lluvia cayeran sobre ella. Sintiendo nuevamente esa paz que tanto anhelaba...
Sonrió, colocando sus manos para tomar algunas gotas.
Para que algunos segundos después. Las nubes se dispersaran, dejando ver el sol, aún con la lluvia fuerte cayendo.
Dió una pequeña risita al arcoiris formándose.
—Tal vez no necesite la sombrilla hoy.
Dijo, para después sonreír y sentarse en la vereda, mirando la belleza de los colores de aquel arcoiris.
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