Relamí mis labios y tu vista se dirigieron a ellos para luego tu repetir el mismo acto.
Volviste a dirigir la mirada a mis ojos y nos quedamos así, mirándonos.
Pude ver, a los segundos, como una media sonrisa amenazaba con salir, pero la retuviste.
Cansada de aquello, me incorporé y me dirigí al baño, pero lo que no sabía era que tú vendrías tras mí.