-Nicole...- susurraste.
Y, sin más miramientos, me abrazaste así causando un estremecimiento por parte mía.
Cuando nos separamos, pude ver como tus ojos avellana me miraban con ansias de que dijese algo, pero no dije nada.
Ella salió del coche colocándose sus tacones y algo en mi se quebró, pero no me importó ya que él vino de nuestro coche para despúes marcharnos todos hacia el restaurante de la otra vez.
Donde empezó todo.