Esperámos él y to a que vosotrois entraises al ascensor y así pudiésemos cerrar la puerta.
Él y tú conversabais animadamente, mientras que ella y yo nos intercambiamos alguna que otra sonrisa.
Cuando reíste creí que llegaba al cielo y tú eras el sol que iluminabas mi camino, pero toqué tierra y me di cuenta de que tú no eras mío.