‘Amas a alguien de verdad si te preguntas qué fuiste antes de ella’
Cogí una bocanada de oxígeno en un intento de que me devolviesen el alma al pecho, pero fue un tanto inútil.
—¿Y ahora qué?—le pregunté—¿Qué cambia, Austin?, ¿Todo? ¿Nada?
—Ahora…—dudó—. No sé cómo comenzar a verte de esa manera si ya me hallaba haciéndolo desde hacía tiempo.
—¿De qué manera? —inquirí aún sabiendo por dónde iba a tirar su respuesta.
—Como la persona por la que daría la vida sin pensármelo dos veces. —simplificó.
Sentí como mi aliento se rehusó a salir por mis labios; como mi vello se erizó y sellar mi boca con la suya entrelazando ambas lenguas era la mejor idea posible.
Parpadeé continuamente, evitando que mis lágrimas se derramasen. Me tomó de ambas mejillas y me susurró:
—Rompo la promesa—enderecé mi cabeza para poder mirarle fijamente a los ojos, y repitió: —. Rompo esa puta promesa.
Lo siguiente que sé es que sus labios me están derribando y lo único que siento es a él. Sus manos manteniéndome en el sitio y mi boca respondiendo placenteramente a la suya. Ambos alientos se mezclaron hasta resultar la mejor ecuación que existía. Nuestras narices se entrechocaron pero nos dio igual mientras nos estuviésemos sintiendo piel contra piel; mientras estuviésemos pegados; mientras que tuviese siempre una parte de él conmigo.
Me separó tibiamente de sus labios por efímeros segundos y masculló:
—¿Estás preparada? —su voz ronca y dulce.
Creo que nunca se está preparado para enamorarse.