Sometiendo a la Princesa 2

Capítulo 2

(♥♥♥♥Angeles♥♥♥♥)

Al encontrarme en medio del gran patio de juegos de los niños mis ojos comenzaron a picar, aunque me esforcé por no llorar termine haciéndolo, no podía imaginar mis dias sin los pequeños.

— Señorita Kuznetsov — limpié mis lágrimas al escuchar la voz de la señora Nowak — ¿Qué fue lo que sucedió?

— No sé puede hacer nada — se me quedo viendo con una expresión lastimera — La directora Schnek estaba confiada en que el dueño de las tierras donaría las tierras donde se encuentra la escuela, pero al parecer estaba equivocada.

— Decirle esto a los niños sera muy duro — asentí — Necesitamos hacer algo.

— No podemos hacer nada, este lugar no nos pertenece — dije en un susurro — Tarde o temprano esto iba a suceder.

— Ahí viene ese maldito hombre — volteo encontrándome con ese hombre — Hablaré con los demás profesores para hacer una reunión, sera mejor que vaya a su salón, señorita Kuznetsov.

— Claro — con una expresión molesta camino casi corriendo hasta su salón.

Estaba a punto de dirigirme hasta mi salón cuando aquel hombre llego hasta donde me encontraba con una carpeta en sus manos.

— Entiendo que esta molesta por lo que esta sucediendo — desvié la mirada — Yo no soy el responsable, solo fui contratado.

— No tiene que darme una explicaciones, señor — levante la mirada — Que tenga un lindo dia.

— Disculpe — lo observe de reojo — ¿Podría decirme su nombre?

— Soy la señorita Kuznetsov — el dejo sali una media sonrisa.

— Soy Mateo — estiro su mano esperando que yo la tomara — Mateo Torres, es un placer.

— Quisiera decir lo mismo — tome su mano, pero el agarre fue rápido — Tengo que irme.

Lo que quedo de dia trascurrir en un abrir y cerrar de ojos, como la señora Nowak lo habia dicho, se encargó de reunir a todos los profesores de la escuela buscando una solución, pero como lo dijo la directora Schnek no podíamos hacer nada.

Al encontrarnos a la mitad del año no sería muy fácil para los pequeños encontrar alguna escuela que los acogiera, eso quería decir que terminaran perdiendo el año. Sin contar que algunos padres no podrían enviar a sus pequeños a la escuela mas cerca, ya que la única escuela que seria la mas cercana, si esta dejaba de funcionar, quedaba a tres horas en autobús.

Un poco resignada caminé hasta la parada del autobús encontrando a algunos pequeños jugando con sus amigos, mientras que esperaban el trasporte, todos ellos ignorantes de lo que estaba sucediendo en la escuela.

Utilice el tiempo de regreso a casa en buscar alguna solución o al menos algo que nos haga ganar tiempo para que los niños lograran terminar su ciclo escolar.

Desde el principio del sendero que llevaba a casa logre distinguir a mi madre arreglando su gran jardín, aunque me esforcé en regalarle una sonrisa, no pude mantenerla por mucho tiempo. Con una expresión preocupada se acercó de inmediato, preguntándome lo que habia sucedido, tuve que contarle lo que estaba sucediendo conteniendo mis ganas de llorar.

— Cariño — acaricio mi mejilla — Me gustaría poder ayudar en algo, pero alguien tan vieja como yo no es de mucha ayuda.

— No tienes que preocuparse, madre — solte cansada — La directora dijo que hablaría con el dueño del lugar para ver si se puede llegar a un acuerdo, y mis compañeros enviarán una petición, para que por lo menos se pueda atrasar unos meses la construcción para que los pequeños logren terminar su año escolar.

— Ya verás como todo se solucionara, cariño — se acercó para dejar un beso en mi cabeza — Ven, la comida se encuentra lista.

— Lo siento mucho, mamá, pero no tengo mucha hambre.

— Dejar de comer no solucionará los problemas — me reprendió.

— Podría comenzar una huelga de hambre — me abrazo por los hombros para caminar al interior de la casa — En algunos países ha funcionado.

(…)

Al día siguiente:

El delicioso olor al té de hierbas logro despertarme, al salir de mi habitación con dirección a la cocina me encontré con mi madre ya vestida para comenzar el dia junto a mi hermano mayor.

— Buenos dias, cariño — mi madre alejo una silla para que me sentara — Ven siéntate, tu desayuno se encuentra listo.

— Buenos dias, Angeles — tomé asiento aun llevando la expresión de tristeza del dia de ayer — Madre me dijo sobre lo ocurrido, lo siento mucho.

— Es bueno verte, Ivan — se acercó para dejar un beso en mi cabeza — Siempre te vas al trabajo antes de que despierte.

— Desde que llego el hijo de mi jefe no he tenido tiempo para pasar con ustedes, espero que ese niño rico regrese a su universidad pronto — tome con cuidado mi taza de té — Muy bien, ahora tengo que irme, solo me quede unos minutos mas para poder verte.

— Gracias —nuevamente dejo un beso en mi cabeza para tomar su saco, y luego sujetar la mano de nuestra madre dejando un beso en su dorso.

Cuando Ivan salio por la puerta, mi madre tomo asiento delante de mi.

— Por favor, cariño — suspiré — Ya no estés tan triste, verte de esa forma….

— Lo siento, pero con solo pensar en mis pequeños — negué llevando mi mirada por la ventana, notando que el dia estaba gris — Me gustaría poder ayudarlo.

— La esperanza en lo ultimo que se pierde, niña, ya verás que sucederá un milagro.

Alistarme para ir al colegio fue tan gris como el dia, antes de dejar la casa, mi madre me dio un gran abrazo volviendo a repetirme que todo se solucionaría, me gustaría poder creerle.

Mientras esperaba el autobús un pequeño apareció de la nada sentándose a mi lado, me quede viéndolo por un momento, no era algún alumno de la escuela y no lo había visto antes en el pueblo.

— Disculpe — me tomo del abrigo para llamar mi atención — ¿Podría pagar mi boleto?, por favor, es que no tengo dinero.




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