El libro que había tomado no era particularmente bueno, era sólo una novela de terror, realmente no soy muy fanático del género, así que solo lo tomé por aburrimiento, aunque probablemente leerlo en ese momento no era una buena idea.
Al cabo de un rato me cansé y abrí mi libreta de sueños, es un truco para los sueños lucidos, se supone que al despertar debo escribir todo lo que recuerde. En teoría eso debería hacer que me diera cuenta con más facilidad de cuando estoy soñando.
No me había dado cuenta de que tanto había escrito en esa libreta, tenía más de la mitad llena de sueños y pesadillas que había tenido a lo largo del mes, incluyendo aquellos que realmente eran lucidos. Para ese momento todavía no terminaba de aceptar lo que acababa de pasar, incluso todavía pensaba que se trataba del producto de tanta azúcar, al menos eso quería que fuera.
Busqué por Internet al respecto, tratando de encontrar el significado de todo eso, pero era tan complicado y con tantos elementos que, si tratase de buscar el significado de cada cosa, terminaría leyendo basura.
Todo lo que hice fue buscar y buscar por alrededor de diez minutos, hasta que una suave luz empezaba a notarse a través de las cortinas, estaba amaneciendo.
Eran las 6:22 am, fui al baño para lavarme y despertar a mi madre que también tenía que ir a trabajar, aunque todo lo que hizo fue hacer una especie de gruñido cuando fui a llamarla, lo ignoré y fui a preparar el desayuno.
Mientras atravesaba el pasillo sentí nauseas, recordé ese sonido metálico y la puerta gris, tuve que apoyarme de la pared para seguir avanzando. El dolor de cabeza volvía poco a poco conforme avanzaba, y el sonido se hacía más y más fuerte, pero, al llegar a la sala, el dolor y el ruido desaparecieron.
Antes de empezar a cocinar me senté un momento en el sofá negro que habíamos comprado hace unas semanas. Un sofá que no encajaba para nada en el pequeño departamento en el que vivíamos, tenía dos habitaciones, y apenas suficiente espacio para una mesa y un par de muebles. Tal vez por eso mi madre dormía hasta tarde, no teníamos que esforzarnos mucho para mantener el lugar aseado.
La herida que tenía desapareció por sí sola. En ese punto, juraba que definitivamente se trataba de algún tipo de pesadilla común y corriente, o que simplemente me había vuelto loco, sin embargo, todavía tenía la sensación de la herida en mi rodilla, había escondido la sabana y la cobija debajo de la cama, mi madre no suele entrar a mi cuarto, por lo que no tenía que preocuparme por explicarle nada.
A pesar de haber pasado por esa experiencia tan extraña, tenía bastante curiosidad. Una curiosidad asquerosa y vomitiva.
—¿Cuándo vuelves a clase? —Mi madre había despertado, tenía la cara arrugada y el pelo desaliñado, apenas podía mantenerse de pie.
—Dos meses, hablando de estudios, hay posibilidades de que me den la beca para la universidad que te mencioné.
No sabía si me había escuchado, pero se había encerrado en el baño. Me levanté y fui a la cocina a preparar el desayuno.
Acababa de entrar a una Universidad más barata, pero mi objetivo seguía siendo «La Universidad Rumia»
No podía dejar de pensar en todo lo que había ocurrido, aunque lo odiaba, de alguna manera, sentía curiosidad. De hecho, estaba emocionado «Fue un sueño interesante» pensé.
Ese día fue bastante rutinario, comimos, nos cambiamos, y cada uno fue a su trabajo.
Volví a casa a eso de las tres de la tarde por ser Domingo, un par de amigos venían a visitarme, así que el resto de la tarde solamente perdí el tiempo.
Cuando tenía visitas solía recibirlas en la sala, hablar por un buen rato y luego malgastar el tiempo con alguna cosa en mi habitación.
La sala no era realmente el mejor lugar para estar, tenía una decoración simple, pero confortable a pesar de todo, sin embargo, seguía sin ser el mejor lugar para pasar la tarde. Recuerdo haber mencionado el sueño que tuve con ellos... pero no era algo que pudiera explicar fácilmente.
Mi madre llegó a las 8:00pm, mis amigos se habían ido una hora antes.
Ya había preparado la cena por lo que únicamente comimos y ella se fue a dormir, me había estado contando que en su trabajo la hija de un compañero tenía un tipo de cáncer, realmente no me gustaba hablar de algo tan deprimente mientras comíamos, pero parecía realmente preocupada, tal vez le recordaba a papá. El ambiente se volvió pesado, y sumamente deprimente.
Había apagado todas las luces y terminado de leer el libro de la biblioteca, estaba realmente cansado, así que quería descansar.
Me metí a la cama, tratando de relajarme, pero comencé a sentir un frío tremendo en la casa, uno que me hacía temblar. Traté de levantarme, pero mis ojos seguían cerrándose sin importar lo mucho que luchase, no me obedecían, y los colores de las cosas poco a poco empezaban a tornarse de negro. Era como si mis párpados pesarán veinte veces más.
No habían pasado ni 20 segundos de haber cerrado los ojos cuando ya podía escuchar el chirrido tan característico de ese endemoniado pasillo.
Estaba emocionado y asustado al mismo tiempo, una sensación extraña. En ese momento pensaba en lo «intenso» que era el sueño, y estaba contento de tener una secuela del mismo, pero estaba seguro de algo. No quería tener que volver a ver a esa estatua.
Todavía trataba de encontrar alguna explicación para la herida, a decir verdad, me aterraba pensar que todo eso era real. Pero era tan interesante que por momentos esa sensación superaba el miedo.
Seguí mi camino hasta al final del pasillo, hasta que, como siempre, encontré la puerta que no se veía al empezar, la perilla fría como el hielo, y un silencio absoluto hasta girarla.
La misma habitación, pero con menos personas, y por supuesto, con menos sillas.
Al entrar todos giraron a verme, eran alrededor de cuarenta personas, entre ellas estaba Samantha, la cual empezó a caminar hacia mí. Todo estaba callado, nadie hablaba con nadie, sólo estaban sentados.
Editado: 30.10.2022