El hielo provocaba que resbalarse fuera algo recurrente, el frio reducía notablemente la precisión y la agilidad mental, por lo que pensar era lo que menos hacía.
Estábamos en una especie de lugar nevado, con hielo y montañas blancas por todas partes. Un suelo de hielo lo suficientemente transparente como para ver el profundo mar helado que nos esperaba debajo. El cielo se encontraba iluminado por una aurora que nos cubría de colores brillantes mientras avanzábamos sobre el hielo.
A lo lejos pude notar arboles y edificios congelados, de hecho, mientras avanzábamos, creí haber visto un rostro humano atrapado en el hielo al fijarme por donde pisaba. No había pesadillas, no apareció ni un sólo enemigo. Vi cómo el hielo se quebraba, tragando a un novato que, desesperado, intentó escapar sin éxito, dejando su brazo congelado pegado al hielo mientras que el resto de su cuerpo se hundía y las burbujas de aire llegaban a la superficie. Eso me dejó bastante claro que el peligro esta vez era terminar congelado, como si no fuera sido demasiado obvio.
O eso pensaba, tenía la tonta idea de que no habrían pesadillas, pensaba que solamente tendríamos que soportar un frío tan devastador que podría apagar el sol. Pero no, eso habría sido mucho más sencillo, misericordioso incluso.
Me es un tanto difícil tener que escribir esto ya que preferiría no recordarlo, pero dormir no es una opción.
La sesión empezó con nosotros directamente en espacio abierto, expuestos a un viento de escarcha, y sin ningún tipo de protección. Enseguida sentimos una onda de escalofríos que parecía nos golpearon al unísono. Temblores tan fuerte que obligaron a la mayoría a arrodillarse para soportarlo. Excepto por uno. Un escalofrío fue diferente, porque no se era una advertencia del cuerpo antes el extrema frío.
Los animales son capaces de sentir el peligro, sus instintos les alertan de situaciones irregulares, les indican a alejarse de zonas donde claramente algo no va bien. Era ese tipo de escalofrío.
Uno de miedo, de peligro, uno que de forma instintiva nos alertó de que justo detrás de nosotros se postraba una muerte segura, y que debíamos huir cueste lo que cueste.
Nadie tenía el coraje de darse la vuelta, nos mirábamos los rostros mientras mostrábamos una clara expresión de terror. Ignorando las advertencias de mi cuerpo giré mi cabeza 180 grados para poder descubrir de donde provenía este miedo irracional.
El color blanco inundó mi visión, una enorme masa blanca que parecía devorar al mundo estaba detrás nuestra, y como si tuviera vida propia, un vendaval invernal nos azotó al verlo. Sentí como el frío penetraba, de alguna forma, a través de mis ojos, «congelando» mi raciocinio.
Nadie gritó, pero todos sabíamos qué era lo que significaba. Si esa cosa nos alcanzaba estábamos muertos. Empezamos a caminar tan rápido como el hielo nos lo permitía, tratando de alguna manera soportar el intenso frío que nos golpeaba incesantemente.
Nos moríamos del frio, temblábamos, y nuestros movimientos eran lentos, incluso Haward estaba sufriendo. Al darnos vuelta veíamos la niebla acercarse lentamente, como dándonos oportunidad de correr. Miré a Samantha para tratar de encontrar alguna salida, pero sus ojos estaban llenos de desesperación, por lo que chasqueé la lengua y desvié la mirada.
Estábamos en un espacio abierto con la hoz de la muerte detrás, nuestros cuerpos eran débiles al frio, no se nos dio la oportunidad de equiparnos, lo único que se nos dio fue una estúpida navaja ¿de qué demonios nos serviría en un lugar en donde no hay animales ni nada a lo que enfrentarnos?
Éramos demasiados, por lo que, mientras más avanzábamos, más se agrietaba el hielo; sin embargo, el que fuéramos tantos fue lo que nos salvó. Ya lo había pensado, pero solamente era algo que se me ocurrió, como esas veces en las que me imaginaba pateando a ese niño molesto que siempre empezaba a llorar en el autobús. Era algo que realmente no consideraba hacer, algo que nunca me hubiera atrevido a realizar. Pero vi mientras ocurría.
Aquél hombre con la camisa hawaiana había apuñalado a alguien con su navaja.
Todos le gritaron pero nadie podía hacer nada al respecto, estaban ocupados tratando de conservar el poco calor corporal que tenían. El hombre usó la navaja para abrir la garganta de un novato, y como si no fuera nada se colocó debajo de su garganta para que la sangre lo bañase.
Luego de eso sus movimientos se hicieron más rápidos, y cortando justo debajo de su estómago fuimos testigos de una escena de lo más grotesca. Colocó las tripas del novato alrededor de su cuello y empezó a correr, se alejó bastante, lo suficiente como para no tener que preocuparse por la neblina en un buen rato.
Todos nos mirábamos las caras, sabía qué estaba a punto de ocurrir, poco a poco acercaba mi mano a la navaja. Miré a Samantha, quien estaba haciendo exactamente lo mismo. Ambos teníamos novatos a los lados, algunas personas se alejaban, otras se acercaban lentamente a su presa, pero todos habían pasado de moribundos a convertirse en asesinos. Reinaba un silencio profundo y frío, como si el ambiente en que el que estábamos no fuera suficiente.
Todos se observaban con cuidado, al mismo tiempo que se fijaban en el avance de la niebla. El frío seguía golpeándonos sin piedad mientras nuestras pupilas parecían a tomar un aspecto de réptil. Hasta que el hielo se agrietó, marcando el inicio de todo.
En ese instante todos realizaron un único movimiento, nadie tenía fuerzas para intentarlo dos veces así que el primer ataque era importante. A mi derecha se encontraba un hombre de unos 30 años, y a la izquierda una chica que parecía tener mi edad.
El hombre intentó darme una estocada en el costado mientras observaba a la chica, pude evadirlo, pero la chica también había arremetido en mi contra, por lo que al esquivar el ataque ella terminó siendo apuñalada en el estómago. Inmediatamente, luego de esquivar, rajé la garganta del novato con un movimiento rápido, luego lo apuñalé varias veces en el pecho y dejé que su sangre cayera en mi cuerpo mientras lo sostenía, la sangre era cálida pero el olor a óxido era insoportable.
Editado: 30.10.2022