Somnus

P A R Q U E

02:00 p.m, Bar Local, Beazley

 

Un hombre con una corta melena en color azabache cubierta con un gorro se encontraba sentado sobre una de las butacas ubicadas frente a la barra de tragos mientras sostenía un vaso de cerveza entre manos. Gira la mirada hacia la entrada del bar al mismo tiempo que degusta su bebida y una mujer capta su atención, una pelinegra que lleva como atuendo un vestido rojo acompañado de unos zapatos negros, exactamente su tipo ideal.

 

Sonríe al ver lo perfecta que era ante sus ojos y la gran obra de arte que podría crear con ella.

 

La mujer toma asiento en la butaca contigua a él y le da una rápida mirada.

 

—Tomaré lo mismo que el hombre junto a mí— pidió la mujer al bartender al tiempo que le regalaba una mirada coqueta— ¿Cuál es tu nombre?

 

El hombre sonríe con picardía.

 

—No necesitarás saberlo.

 

La mujer soltó una risa.

 

—Ante tal misterio, solo hay dos posibilidades, eres alguien de solo una noche o un asesino despiadado— comentó lo último con diversión.

 

—¿Cuál probabilidad crees que sea?— interrogó en el mismo tono de broma.

—¿No estamos ante una respuesta clara?

 

El hombre dio un sorbo a su bebida.

 

—Nunca se sabe, las personas están algo locas. Dicen que permanecer tan cuerdo puede ser perjudicial.

 

La mujer sonrió.

 

—En ese caso, aloquemosno esta noche.

 

El hombre asintió ante la insinuación de la mujer y depósito sobre la barra el pago tanto de su trago como por el de quien sería su acompañante por lo que quedaba de la noche. Se levantó de su banqueta y estiro su mano hacia la mujer quien la tomo para posteriormente imitar su acción y levantarse de su asiento. 

Lo último que se vio, fue a ambos saliendo del bar.

...

Unos pasos de tacones comenzaron a oírse alrededor del parque local en el barrio de Beazley. Los pasos fueron acercándose hacia el columpio y se quedó contemplándolo momentáneamente.

 

—Déjame columpiarme— se oyó como si un hombre mayor intentara imitar la voz de un pequeño niño.

 

—¡No podemos perder tiempo con tonterías!— respondió una voz gruesa y profunda.

 

—Prometo no salir a la luz durante un largo tiempo— volvió a oírse la imitación infantil.

 

En su rostro se formó una sonrisa de victoria y se deshizo de los tacones para posteriormente correr con emoción hacia el columpio y balancearse repetitivamente de atrás hacia adelante.

 

—Debemos continuar, Ailan— esta vez se oyó la voz de un hombre aguda, como una voz varonil intentando imitar una voz femenina.

 

Detuvo el columpio para posteriormente bajarse y colocarse nuevamente los tacones.

El sonido de los tacones resonaron hasta la entrada del parque y se detuvieron en un vehículo estacionado. Abrió la puerta del copiloto y tomo lo que parecía ser un muñeco de una mujer en tamaño real con un vestido rojo como atuendo.

Arrastro el muñeco hasta el parque y lo posiciono en uno de los bancos ubicado frente al columpio, lo observa y piensa en el que algo estaba faltando.

 

—No esta feliz— esboza con cierta molestia—¿Por qué no estaría feliz en un día de parque junto con su pequeño hijo?— se preguntó.

 

Se acercó hacia el muñeco y forzó una sonrisa en su rostro, una sonrisa que ocultaba el terror y sufrimiento.

 

—Ahora luces feliz.

 

Formó una sonrisa.

 

—Te dejaré columpiarte un poco más, Ailan— se oyó una voz viril y profunda.

 

Volvió a deshacerse de los tacones y corrió hasta el columpio.

 

—Obsérvame, mama— la imitación infantil volvió a oírse.

 

El columpio se balanceaba de un lado a otro con gran emoción.

...

Estación Beazley

 

—Oye Callen—llamó Lain— Callen, despierta, tenemos trabajo que hacer.

 

Callen quien nuevamente se encontraba recostado debajo del banco, abrió sus ojos para posteriormente refregarlos.

 

—Te lo digo porque te aprecio y sabes que te tengo un gran cariño, ¿de acuerdo?— Lain tomó aire y prosiguió— Debes tratar esto, no puedes continuar durmiendo debajo de los bancos o las literas.

 

—Es la única manera de conciliar el sueño y lo sabes— se quejó.

 

—Como sea, tenemos trabajo que hacer.

 

—Enseguida te alcanzo.

 

El equipo uno de crímenes violentos se encontraba reunido en la sala de planificación a la espera de Callen quien acudió a la sala minutos después.

 

—Pasas la noche aquí y aun así llegas tarde a las reuniones— se quejó Lain.

 

El jefe soltó un tosido para llamar la atención de los presentes. Se giró hacia la pizarra detrás de él y señalo con su dedo indicé la foto de un parque. 

 

—Ha habido un nuevo asesinato. ¿Saben que quiere decir?

 

Los agentes se quedaron en silencio.

 

—¡Que el equipo a cargo no está haciendo bien su trabajo y un asesino continúa suelto debido a la ineptitud del mismo!— regaño con molestia el jefe Buckley.

 

—¿Es el mismo asesino?— indagó Callen.

 

—¡Es lo que ustedes deben averiguar!— respondió molesto—Pero al igual que en el caso anterior, la foto ha sido enviada a la estación de forma anónima y el modus operandi es el mismo, ha sido confirmado por la policía científica que se encuentra trabajando en el lugar— Buckley observó a Lain, Sabas y Callen—El agente Boyle, Messinas y Klein se dirigirán a la escena del crimen en estos momentos y para el final del día quiero resultados, ¿entendido?

 

Los agentes asintieron en respuesta.

 

—Vayan— ordenó Buckley.




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