Avanzaron hasta la unidad y de a uno fueron subiendo por la escalera en espiral hasta el tercer piso para posteriormente llamar a la puerta de la unidad mientras Callen evitaba llevar la mirada hacia la unidad en la que solía vivir.
—Siento que me falta el aire— se quejó Sabas.
—¿Puedes silenciarte al menos hasta que nos vayamos de aquí?— pidió Lain irritado.
Sabas se limitó a asentir.
—¿Hay alguien en casa?— interrogó Callen mientras continuaba llamando a la puerta.
Una mujer de unos sesenta años aproximadamente les dio la bienvenida.
Callen estiró su placa policial hacia la señora.
—Somos agentes de la estación de Beazley y hay algunas preguntas que necesitamos realizarle.
Tomó de su bolsillo la orden de interrogatorio para posteriormente enseñársela a la mujer.
—¿De qué se trata?— interrogó la mujer extrañada.
—Será mejor que lo hablemos dentro, los residentes no están muy contentos con nuestra presencia— respondió Lain.
La mujer se alejó de la entrada para brindarle el paso y de a uno fueron ingresando a la vivienda.
—No hay mucho que pueda ofrecerles, pero pueden tomar asiento en el viejo sillón— la mujer señaló a un desgastado sillón ubicado a un lado de la habitación.
—Usted es la señora Bailén, ¿verdad?— indagó Callen.
La mujer asintió.
—¿Recuerda el asesinato que tuvo suceso en el año mil novecientos noventa y nueve en la unidad de al lado?
La mujer tomó asiento frente a ellos y se silenció momentáneamente en un intento por recordar.
—No pude olvidarlo por más que así lo desee, pero, ¿por qué preguntan por el?
—No podemos brindarle mucha información al respecto, pero creemos que hay alguien intentando recrear aquel asesinato.
La mujer cubrió su boca con ambas manos, completamente horrorizada.
—¿Cómo es posible?
—Aún es una suposición por eso necesitamos saber en detalle quienes fueron testigos de aquel día.
La mujer apoyó sus manos sobre sus piernas y su rostro fue controlado por la aflicción.
—¿Puede contarnos acerca de lo que ocurrió aquel día?
La mujer soltó un suspiro.
—Aquí nadie intercede en los asuntos de otros porque eso podría ponerte en peligro, por recuerdo que la pareja solía tener problemas todos los días y gritarse mutuamente. Las paredes son pequeñas por lo que podía oírse todo con claridad. Aquel día no fue la excepción, comenzaron a discutir por el pequeño. Cam no quería hacer más que sentarse frente al televisor mientras que se emborrachaba y eso enfurecía a Millana— la mujer hizo una pausa para posteriormente continuar—Ese día oímos como Cam golpeaba a Millana— las palabras de la mujer comenzaron a entrecortarse— Y luego, un grito de dolor por parte de Cam. Intente interceder, pero mi hijo menor me pidió que no lo hiciera o nos meteríamos en problemas y teníamos suficiente con nuestros propios problemas— la mujer inclinó la mirada—De pronto, los sonidos se detuvieron y no volvimos a oír más nada hasta el día siguiente que fue cuando oímos la sirena policial.
—¿Sabe quien podría haber visto el cuerpo sin vida de Millana? Alguien que haya vivido aquí o que aun lo haga.
—Recuerdo haber estado presente en la escena para cuando estaban llevándose su cuerpo y para entonces, varios de los residentes habían acudido para saber que estaba ocurriendo.
—¿Alguien que le pareciera sospechoso o extraño?
—¿Qué quiere decir? ¿Por qué habría alguien sospechoso o extraño cuando se confirmó que Cam es quien la asesino?
—Porque puede que el asesino que estamos buscando hoy, haya estado presente en la escena del crimen del aquel entonces.
La mujer los observó atónita.
—Aún no está confirmado, pero hay detalles que solo la policía y los testigos podrían saber. ¿Recuerda el atuendo que llevaba la señora Odix ese día?
La mujer asintió.
—Lo recuerdo porque era la primera vez que usaba un atuendo como ese. Un vestido en color rojo.
Lain y Callen se observaron entre si, su teoría podría estar en lo cierto.
—¿Aún se mantiene en contacto con los que estuvieron presentes aquel día?
—Tengo entendido que la señora Dolz que solía vivir en la unidad de abajo, se ha mudado al pequeño de Keen. Recuerdo que había dicho haber visto el cuerpo de Millana cuando aún se encontraba de pie frente a la cocina.
La mujer se levantó del asiento y se acercó hasta un cajón el cual abrió y tomo lo que parecía ser una carta.
—Hasta hace poco continuábamos enviándonos cartas, no somos muy amigas del mundo digital por lo que era más cómodo.
La señora Bailén le entregó la carta a Callen.
—Detrás de ella pueden encontrar su actual dirección.
Callen dio vuelta la carta y efectivamente pudo comprobar que una dirección se encontraba impresa en la carta bajo el nombre de Catherine Dolz.
—Agradecemos su colaboración, señora Bailén.
Lain tomo una tarjeta de presentación y se la entrego a la señora Bailén.
—Si hay algo más que recuerde o pueda sernos de ayuda, no dude en llamar— pidió Lain.
—¿Puedo preguntarle como fueron como padres?— interrogó Callen.
—Callen...— regañó Lain por lo bajo.
—Estoy bien— respondió en el mismo tono.
La mujer nuevamente soltó un suspiro.
—Para ser honesta, no fueron buenos padres. El pequeño solía ser un niño tan dulce, siempre salía a jugar en la cancha improvisada del barrio en conjunto con mi hijo menor y otros niños más del lugar. Recuerdo que un día el pequeño vino a jugar con mi niño y note que se quejaba mucho de un dolor que tenía en el brazo, cerca de la mano y al mirar en detalle note una gran quemadura en su muñeca. Hice todo lo posible para curar la herida y cuando pregunte por ella, dijo que su madre se la había hecho porque la había hecho enfurecer...no pude hacer más que darle un abrazo— se lamentó— Cam mataba las horas frente al televisor, no hacía más que eso.
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Editado: 21.08.2022