Somnus

H O M I C I D I O

Lain se encontraba de camino hacia la estación mientras intentaba comunicarse con la señora Ros, de la cual tenía una llamada perdida.

—¿Por qué no atiende?— se preguntó a si mismo y nuevamente volvió a intentar llamarla.

Pero nuevamente la llamada no fue tomada.

Lain estacionó su vehículo y se encaminó hacia su escritorio.

—Buenos días, Athan. ¿Has visto a Callen?

—Nuevamente, se quedó dormido en la estación y estaba quejándose de que le dolía la cabeza, creo que está en la sala de descanso.

Lain se dirigió hacia la sala de descanso y observo a Callen que se encontraba preparando un café.

—¿Otra vez has dormido en la estación?— interrogó Lain en cuanto se encontraron.

—Iba a dirigirme a casa, pero desperté aquí— alzó sus hombros con desinterés— ¿Café?— ofreció. 

Lain asintió en respuesta y tomó su teléfono.

—La señora Ros me ha llamado por la noche, pero estaba dormido cuando lo hizo y no pude atenderla. Estoy intentando llamarla pero no responde.

—Es temprano todavía, intenta llamarla más tarde.

Lain observó el icono que le indicaba que tenía un mensaje de voz que había pasado por alto.

—¿Un mensaje?

Lain marcó el número para revisar el mensaje, pero fue irrumpido por Buckley antes de que pudiera oírlo.

—Han reportado un accidente automovilístico. Encárguense de ello, Athan les enviará la ubicación— ordeno Buckley para seguidamente retirarse de la sala de descanso.

—Buenos días a ti también, Buckley— respondió Lain con ironía.—¿Qué hay de Sabas?

—Sabes que llegar temprano no es su fuerte, estará pronto aquí, por el momento vayamos nosotros a la escena del accidente.

—Ni siquiera deseaba tomar café— comentó Lain irónico.

Ambos salieron de la estación y se adentraron en el vehículo de Callen y en ese momento el teléfono de Lain sonó. Era un mensaje de Athan indicando la ubicación del accidente.

—Bien, veamos— Lain tocó el enlace con la ubicación y la aplicación de rastreo se abrió en su pantalla.

Observó con extrañeza.

—Es cerca de la casa de Neil. Unas cuantas calles más adelante.

Una llamada de Athan irrumpió en ese momento y Lain activo el altavoz para seguidamente tomar la llamada.

—Te oímos, Athan.

—Bien, según los reportes, una patrulla policial se ha estrellado contra un edificio. Especulan que la patrulla había caído cuesta abajo.

Lain se encontraba completamente pasmado.

—¡¿Cuesta abajo?!

—Si, deben averiguar lo que ha sucedido realmente. Enviaré a la policía científica enseguida.

Lain se encontraba perplejo y en silencio.

—Bien, te lo agradecemos, Athan— se despidió Callen para seguidamente finalizar la llamada y observar a Lain—¿Te encuentras bien?

—Dame un momento— pidió Lain.

Tomo su teléfono para llamar a uno de los novatos que se encargaban de la recepción en la estación.

—Buenos días, agente Boyle.

—Buenos días, Tormen. Hay algo que debo comprobar. ¿Recuerdas que por la tarde de ayer he solicitado una patrulla que vigilara la residencia de una testigo?

—Así es, agente.

—¿Puedes brindarme información acerca de los agentes?— pidió.

—Enseguida— un silencio se oyó del otro lado del teléfono y Lain quedo a la espera de una respuesta.

—¿Qué sucede Lain?— interrogó Callen.

—Solo dame un momento y te lo diré.

El sonido de un teclado se oyó del otro lado y volvió a oírse la voz del novato.

—Dorek Orset y Argus Llop son los oficiales que están a cargo de la vigilancia— informó.

—¿Cuándo realizaron el último reporte?

—Alrededor de la una de la madrugada. Informaron que todo se encontraba en tranquilidad y la señora Ros había informado que se acostaría alrededor de la medianoche.

—Envíame sus números telefónicos, por favor— pidió.

—Enseguida, agente.

—Bien, gracias.

Lain finalizó la llamada y al cabo de segundos recibió un mensaje del novato informándole los números telefónicos de los oficiales.

—Dime que no estoy en lo correcto, por favor— susurro Lain mientras marcaba el número de Dorek Orset.

El teléfono al otro lado no hacía más que sonar para posteriormente derivarlo a la casilla de mensaje.

Rápidamente, Lain finalizó la llamada y marcó el número de Argus Llop, pero una voz computarizada se oyó del otro lado, dando aviso del que el teléfono al que estaba intentando contactar se encontraba apagado.

—Vamos, deben atender la llamada, por favor— pidió Lain casi en un ruego intentando volver a comunicarse.

—Lain...— llamó Callen.

Lain golpeó el tablero del vehículo con frustración cuando la llamada no fue tomada.

—¡La señora Ros!— esbozó con temor.

Lain marcó rápidamente el número de Sabas.

—¡Vamos, Sabas, responde! 

—Antes de que me regañes, ya me encuentro en la estación— se defendió Lain al tomar la llamada.

—Olvídate de eso, necesito que vayas a ver a la señora Ros, es urgente, Sabas. Puede encontrarse en peligro.

Callen lo observó con sorpresa.

—Toma mi auto y dirígete para allá— ordenó Lain.

La llamada finalizó y Lain se encontraba con los nervios a flor de pie.

—¿Vas a decirme que está ocurriendo?— interrogó Callen nuevamente.

—La señora Ros podría encontrarse en peligro— informó con temor— ¿Recuerdas que en la tarde de ayer te había comentado que enviaría una patrulla que vigilara la residencia de la señora Ros?

Callen asintió.

—¿No es extraño que una patrulla se haya estrellado cuadras después de la vivienda de la señora Ros?

—¿Crees que son los que custodiaban la residencia?

Lain asintió.

—Si son ellos, entonces estamos ante un homicidio— informó Lain.

Callen largó un suspiro de molestia.

—Esto se está saliendo de control.




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