Somnus

A S H E R

Refugio Dagu, 26 de junio de 1995

Una mujer camina con pasos apresurados en medio de la oscuridad de la noche en dirección a la puerta central del Refugio Dagu, con una gran canasta entre manos.

Observa que algo dentro de ella se mueve y corre la manta que cubría lo que traía en ella.

Un pequeño de cabello en color trigo, de aproximadamente dos años, se asoma a través de ella.

—Ya falta poco— comenta la mujer, quien solo se encontraba a unos pasos de la entrada del refugio.

Al llegar a la entrada, la mujer apoya la canasta en la acera y con la manta cubre el rostro del infante. Toma de uno de los bolsillos de su atuendo una nota y la acomoda a los pies del pequeño.

"Su nombre es Asher"

Le da una última mirada al infante para seguidamente presionar el timbre del lugar y alejarse con pasos, sin mirar atrás.

Refugio Dagu, diciembre 1999

—Servicios sociales está esperando por usted en la sala común, directora— avisó una joven mujer vestida de novicia.

—¿Un nuevo niño?— interrogó la mujer de mediana edad que se encontraba sentada frente a un escritorio.

—Es lo que parece, iré a asear las habitaciones del segundo piso— respondió la joven para seguidamente realizar una reverencia y retirarse de la habitación.

La mujer se levantó del asiento y salió de la habitación para posteriormente dirigirse hacia la sala común en la que una mujer vestida de traje, acompañada de dos hombres y un pequeño niño de al parecer diez años de edad aproximadamente, esperaban en la sala por ella.

—Buenos días, directora Lim— saludó la mujer.

—Buenos días— saludó la mujer de mediana edad—¿Qué la trae por aquí, señorita Bell?

La mujer de traje señaló al pequeño que traía un oso de peluche entre manos.

—Servicios sociales ha decidido dejar al pequeño bajo su cuidado.

La directora llevó la mirada hacia el pequeño y se inclinó a su altura.

—Soy la directora de este sitio, mi nombre es Iria Lim, ¿cuál es tu nombre, pequeño?

Pero el pequeño no hizo más que observar a la mujer con temor.

—Ha visto en el noticiero el reciente caso de asesinato en el pueblo de La Favela, ¿verdad?

La directora retomó su postura y llevó la mirada hacia Bell.

—¿Qué hay con eso?

—Es hijo de la pareja envuelta en el caso, el es quien contacto a la policía.

La directora lo observó horrorizado.

—No ha hablado desde entonces y psicología infantil dedujo que se encuentra en un estado de conmoción temporal y fue diagnosticado con amnesia disociativa, por lo que no hablara por tiempo indeterminado.

—¿Creen que lo mejor sea que viva aquí?

—Es lo recomendado, será lo mejor para que pueda seguir adelante, la convivencia con niños de su edad lo ayudará a avanzar.

La directora Lim asintió y nuevamente se inclinó a la altura del pequeño.

—Verás que aquí podrás hacer muchos amigos. ¿Tienes ganas de que te enseñe el lugar?, hasta tenemos un patio de juegos— comentó con emoción.

El pequeño asintió con mirada neutral.

—No se preocupen, me encargaré del pequeño— aseguró la directora.

—Bien— la señorita Bell extendió una carpeta hacia la directora— Aquí encontrarás toda la información acerca del niño.

La directora tomó la carpeta y le dio una rápida mirada.

Luego extendió la otra mano, la extendió hacia el pequeño.

—Vamos, Callen— la directora le regaló una amplia y amable sonrisa.

El niño tomó su mano con desconfianza.

—Cuidaremos bien de ti, lo prometo.

La directora se despidió de Servicios Sociales y llevó al pequeño a recorrer el sitio.

Caminaron a través de un largo pasillo hasta detenerse.

Se adentraron en una amplia habitación que contaba con más diez literas en cada lado.

—Aquí es la habitación de los niños.

Ambos se adentraron en la habitación y caminaron hasta la última litera de la fila izquierda.

—Esta será tu nueva litera— comentó con serenidad—Te aseguro que será muy cómoda. ¿Quieres dejar a tu pequeño amigo aquí?— interrogó en referencia al oso de peluche.

El pequeño Callen negó con la cabeza.

—Bien, entonces vendrá con nosotros— sonrió la mujer.

Continuaron su recorrido hasta llegar a una habitación similar a la anterior.

—Esta es la habitación de las niñas.

Más adelante se detuvieron en una gran sala que contaba con una amplia mesa con variadas sillas.

—Aquí es donde los niños suelen desayunar, almorzar, merendar y cenar.

Una vez que la directora le enseño el interior del lugar y le presento el personal del refugio, finalmente salieron al tan esperado patio de juegos en donde se encontraban jugando todos los niños de diversas edades que residían en el refugio.

—¿Qué opinas, no se ve divertido?— interrogó la directora con emoción.

El pequeño llevó la mirada hacia las variadas atracciones que veía frente a él.

—A ese de ahí le llamamos selva gigante— la mujer señalo una atracción, con tres torres de variadas alturas, a las cuales se accede mediante escaleras y trepadores. 

Dentro de la tracción, los niños pasaban de una Torre a otra a través de puentes colgantes de redes y descendían del mismo, deslizándose por toboganes en forma de rulo, o en toboganes en forma de tubo.

—Después tenemos unos divertidos toboganes y hamacas. ¡Oh, mira ese!— la mujer llevó al pequeño con gran emoción hacia otra de las atracciones— Este es mi favorito— ambos se encontraban frente a un sube y baja— Puede ser de los más simples, pero es muy divertido.

Una última atracción faltaba por conocer.

—Y esta es de las más elegidas, la calesita.

Callen observó a los niños girando el volante de la tracción mientras reían con gran emoción.

 Pero algo en particular llamó su atención, la improvisada cancha de futbol, en donde detuvo la mirada mientras los niños corrían frente a él detrás de la pelota que le provocaba una gran felicidad, sus rostros hablaban por si mismos.




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