Callen y Lain arribaron al pueblo luego de un largo viaje y bajaron del vehículo. Un pequeño pueblo les dio la bienvenida y comenzaron su recorrido en búsqueda del Portal creado como entrada al cementerio del pueblo.
—Según el mapa, debemos caminar en línea recta hasta toparnos con el Portal, que será fácil de notar— comentó Callen.
—¿Por qué habrá elegido a este arquitecto?— indagó Lain con curiosidad.
—Sabes que adora los monumentos y las esculturas, además es de los que más se destaca con sus trabajos a lo largo de la ciudad— le recordó.
Lain asintió y continuaron su camino hasta notar un gran círculo de material con una cruz de gran tamaño y el rostro de quien suelen llamar Jesús.
—La entrada al cementerio— informó Callen.
—Si, lo he notado.
Luego de contemplar momentáneamente la obra del arquitecto, ambos avanzaron hacia el interior del sitio.
—¿Qué se supone que hagamos ahora?— interrogó Lain.
—No lo sé, demos un recorrido, de todos modos no es tan extenso.
—Separémonos para abarcar más terreno— sugirió Lain.
Callen asintió y comenzaron su recorrido alrededor del cementerio.
Luego de avanzar entre hileras e hileras de tumbas, Callen oyó el grito de Lain.
—¡He encontrado algo!— informó.
Callen avanzó rápidamente hacia Lain, quien llevaba una prenda entre manos.
—Es un pantalón de infante— informó Lain— También he encontrado esto dentro de uno de los bolsillos— Lain estiró hacia Callen lo que parecía ser una nota.
"¿Listos para ver la obra final?"
Callen dio vuelta a la nota en busca de otra pista, pero no había más nada escrita en ella.
—¿Eso es todo?— interrogó Callen con molestia.
—Eso parece.
Callen observó a lo lejos a quien parecía ser el custodio del cementerio y se acercó hacia el.
—Disculpe las molestias— Callen mostró su identificación policial—Soy el agente Callen Tous de la policía local de Beazley, ¿puedo hacerle una pregunta?
—Buenas tardes, agente. Claro— respondió con amabilidad.
—¿Recientemente ha venido alguien extraño que no haya visitado el cementerio con anterioridad?
Lain estiro la prenda hacia el guardia.
—¿O tal vez vio a alguien dejando esta prenda en una de las tumbas?— sumó Lain.
El hombre observó la prenda y asintió.
—No suelo ver caras nuevas con frecuencia, por lo que es fácil de recordar a quien no haya visto antes— el hombre realizo una breve pausa y continuo—Hace unos días, alguien ha venido de visita y se detuvo en una de las tumbas. Recuerdo que colocó la prenda para seguidamente retirase del cementerio.
—¿Cómo era ese alguien?
—Era una mujer, una mujer con un vestido rojo y un sombrero de verano.
Callen y Lain se observaron entre si y Lain rápidamente tomo su teléfono para seguidamente dirigirse hacia la galería en búsqueda de una fotografía.
—¿Lucia de esta forma?— Lain le mostró la fotografía de la mujer que captaron las cámaras del centro comercial.
El hombre asintió.
—¿No sabe la razón por cuál dejo la prenda?
—Solo sé que la mujer se comunicó con las autoridades del cementerio para que pudieran dejar la prenda por unos días, que era muy importante y que alguien vendría por ella muy pronto.
—Que molesto— se quejó Lain.
—Bien, agradecemos su colaboración. Nos llevaremos la prenda, es evidencia policial, ¿de acuerdo?
—¿Ha ocurrido algo?— preguntó el hombre con curiosidad.
—Esperemos que no, agradecemos su tiempo.
Ambos se retiraron del cementerio de regreso a la estación.
...
—¿Por qué no me dijeron acerca del plan?— se quejó Buckley.
—Honestamente, lo olvidé— respondió Sabas con una sonrisa forzada.
—¿Qué hay de Tous y Boyle?
—Están siguiendo una pista para encontrar al pequeño Jayden.
—¿Por qué nunca me entero de nada?
Sabas alzó sus hombros.
—¿Qué tienes pensado hacer?
—Me haré pasar por el hermano de Lahoz.
—¿No habías ido a la prisión con anterioridad como agente policial?
—Si tengo suerte, hay otra recepcionista o no me recuerda.
—¿Por qué eres tan imprudente?— regañó Buckley—Entraré en tu lugar.
—Estaré bien— aseguró.
—Olvídalo, se lo daré yo.
—¿Por qué me tratan como si fuera un niño pequeño?— interrogó con molestia.
—Aún eres un novato, no te metas en problemas tan rápidamente.
—¡Solo le daré un frasco de mantequilla!— se defendió—¿Por qué son así?— se quejó una vez en un berrinche.
—El tema se acaba aquí.
Al arribar hacia la prisión, Buckley bajo del vehículo.
—Quédate aquí y en lo posible mantente quieto— pidió Buckley.
—Como si pudiera algo más que pudiera hacer— respondió con molestia.
Buckley tomó el frasco para seguidamente adentrarse a la prisión.
Avanzó hacia recepción.
—Vengo a ver a Blaise Lahoz— pidió.
La recepcionista asintió.
—Nombre y apellido, por favor.
—Izan Buckley.
—Deme un momento— pidió.
Luego de teclear en el computador frente a ella, la mujer estiró hacia Buckley un pequeño canasto.
—Deposite cualquier elemento electrónico que lleve consigo, objetos de metales y cualquier objeto punzante, por favor— pidió.
Buckley deposito todos los objetos en el canasto y lo entrego de regreso.
—¿Qué hay del frasco?
—Es un frasco de mantequilla que me gustaría entregarle, es su favorito— engañó.
La mujer asintió.
—Avance hacía el lector de metal y luego realizaran un chequeo para asegurarse de que este todo en orden.
Buckley asintió y camino hacia el marco lector de materiales.
—Buenas tardes— saludó el encargado de la máquina—Avance con normalidad a través del marco de metal— pidió.
Buckley rogó que la máquina no pudiera detectar la grabadora y luego de un suspiro nervioso, avanzó a través del marco.
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Editado: 07.11.2024