-Esto es imposible.
Era obvio que necesitaba a Karen para llegar a ti, pero en ese momento no lo sabía, por lo que verla intentar hacer un cigarrillo de marihuana me hizo replantear mi amistad con ella. No me mal entiendas, Karen es de las pocas personas (por no decir única) que me agrada. Pero debo ser sincera al decir que nuestros mundos son totalmente opuestos, y la verdad, no me gustaría que ella estuviera en mi mundo.
-Vamos Lu, hazlo tu.
Esa fue la primera vez que fumamos. Karen no dejaba de reírse cada vez que hablaba, yo solo escuchaba, o fingía escuchar mientras observaba el techo de su cuarto. Se me hicieron infinitas las estrellas que estaban pegadas allí arriba, eran de esas estrellas que brillaban en la noche, cuando todo estaba a oscuras.
Por un instante pensé que si yo pegaba esas estrellas en el techo de mi cuarto, y las veía todas las noches antes de dormir, sería un poco como Karen, me reiría como ella, y ese estupido cigarrillo me haría sentir como ella se sentía, porque lo único que logró fue que me hundiera en mi mente, en mis pensamientos, y era tan fuerte, que la voz de Karen se convirtió en un susurro que desaparecía poco a poco, y las estrellas empezaron a brillar una por una, y yo nunca me había sentido tan sola.
Esa fue la última vez que fumé.
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Editado: 21.12.2025