Bella.
¿Si tuvieras la oportunidad de hacer lo que realmente quieres, que sería?.
Yo no he tenido la oportunidad de hacer lo que realmente quiero en mi vida porque mi papá no me lo permite, incluso estando en otro país es un grano en el culo.
Mi madre me apoya en ocasiones y en otras no, la verdad es que casi ni la conozco. Mi madre siempre actúa de una forma muy extraña incluso cuando está hablando por el teléfono, quizá es por cosas de trabajo o quién sabe porque, la verdad es que eso no me importa demasiado.
Ahora solo quiero concentrarme en mi y saber lo que realmente haré con mi vida, porque a decir verdad la carrera que estoy estudiando no me agrada en lo absoluto.
Creo que el único momento del día en el que puedo sentir paz y olvidarme hasta de mi propia existencia es cuando llego casa, entro en mi habitación y no pienso en nada.
Siento que es el único lugar en donde puedo ser realmente yo, en dónde no hay nadie que me pueda juzgar o hacerme sentir como la mierda.
Al entrar al gran y enorme departamento en el que vivimos me doy cuenta que mamá ya llegó, y lo se porque ya apesta a Alcohol gran parte del lugar. Al parecer la dichosa cena se canceló.
Con mucha cautela me dirijo a la sala y justo allí en ese enorme sofá dónde papá solía descansar muchas veces está ella. En su mano izquierda una botella de Ron y la derecha un cigarrillo, de verdad no entiendo porque en ocasiones está completamente bien y luego ya no.
— Hola mamá.
Le digo acercándome hasta quedar frente a ella, pero está más perdida que yo cuando estoy metida en lo más profundo de mi mente. Le doy un pequeño beso en la frente y me dirijo a mi habitación.
Cuando estoy allí suelto todo lo que traigo en mis manos y cierro la puerta, me dedico a mirar por la enorme ventana de la habitación toda la ciudad, se ve tan hermosa con todas esas luces que la hacen parecer una foto de revista.
Me siento justo detrás de la puerta y solo observó a la nada. Es como si estuviera vacía y no supiera que hacer para llenar ese vacío, en realidad no sé cómo hacerlo, no sé cómo mierdas hacer eso.
Decido quitarme toda la ropa y entro al baño para darme una larga ducha de agua fría, a veces me gustaría saber ¿Por qué no puedo ser feliz? ¿Por qué me siento así?. Son muchas más las preguntas que llegan a mi mente y a ninguna le encuentro respuesta.
Luego de salir del baño me pongo una pijama y me subo a la cama, tomo mi celular y comienzo a ver algunas publicaciones en Instagram de algunas personas a las que sigo. Todo normal, igual que siempre.
Después de casi diez minutos con el celular decido volver a ver por la ventana desde mi cama, la vista es estupenda, tanto que es imposible no verla y apreciar cada centímetro de ella.
Justo cuando he tomado la decisión de por fin dormirme me llega un mensaje de nada más y nada menos que de Erick.
Erick: ¿Estás despierta?.
Yo: si ¿Qué quieres?.
Erick: hablar un rato.
Yo: ¿Sobre qué?.
Erick: No lo sé, de lo que sea.
Esto tiene que ser una broma, al parecer le dio por conversar solo para no dormir. Pero no lo juzgo, yo en su lugar haría lo mismo.
Yo: pues no tengo ningún tema de conversación.
Erick: cuéntame algo chistoso.
Yo: tengo cara de payaso ¿O qué?.
Erick: en ocasiones sí.
Yo: que chistoso. Sabes que mejor hablamos el lunes en la universidad…. Ahora tengo mucho sueño, buenas noches.
Erick: descansa Mariposa.
Yo: no vuelvas a decirme así.
Erick: está bien, buenas noches.
¿Por qué me dice de es forma? Las Mariposas son libres y yo parezco un ave enjaulado. En serio que no entiendo por qué me llama de esa forma.
Luego de diez minutos por fin logro quedarme dormida.
Un sonido muy extraño hace que despierte de inmediato, al hacerlo me doy cuenta que la puerta de mi habitación está abierta. De inmediato salgo y atravieso el pasillo hasta llegar a la habitación de mamá.
Ella está en un mal estado, y cuando digo mal estado no me refiero a que está enferma o sucia, no, me refiero a que está borracha. Tiene un vestido floreado de color amarillo que hace resaltar su cabello castaño claro, sus ojos verdes y su tono de piel, al darse cuenta de mi presencia me observa con una sonrisa.
— Hoy iremos a la playa.
¿Qué? Ahora sí estoy segura de haber muerto. ¿Por qué todos los que están a mi alrededor actúan de esta forma? Son todos tan extraños. Y yo que pensé que la rara soy yo.
Le devuelvo la sonrisa y con una enorme tranquilidad que me estoy esforzando por sostener le respondo.
— Ve tú, yo tengo muchas cosas que hacer.
— Cariño…. No seas así.
— En serio no puedo….está semana tengo que presentar algo muy importante en la universidad y necesito prepararme.
Ella me observa con un poco de decepción, y luego habla.
— Esta bien, nos vemos en la noche entonces.
Con eso último sale del lugar dejando una peste a alcohol, es obvio que yo soy quien se va a encargar de limpiar el desastre que ha dejado. No puedo reprocharle nada, después de todo es mi madre.
Luego de estar toda la mañana limpiando el desastre que había por todo el departamento, he decidido tomar un descanso, hace mucho no hacía esto y juro que estoy casi agonizando del cansancio.
Mi madre si que sabe lo que tiene que hacer para arruinar mis días. Luego del descanso de casi media hora fui y me duche, en serio lo necesitaba.
No entiendo cómo es que ella puede vivir así su día a día y a la vez ir al trabajo, de verdad no la entiendo, pero ella sabrá lo que hace.
Al salir del baño decido comenzar a buscar que ponerme para salir a dar un paseo por las hermosas calles del centro de Canadá, he decidido optar por un jean color beige con una camisa blanca, un zapatos del mismo color y un abrigo negro porque el fría está que mata a cualquiera.
Editado: 15.05.2023