Después de aquella noche de películas de terror. Todo empezó a entenderse, a ser mucho más fluido. Y Lucius empezó a entender a esos hermanos, a los tres. Desde Erick de veintiseis años, y sus estudios, Joshua a sus veintidos años y sus maestrías, tesis e investigaciones. Hasta Dylan quien tenía sus misterios.
Lo primero que compartían era su timidez intelectual, puesto que solían guardarse muchas cosas para sus adentros, y lo segundo la falta de vergüenza cuando se hablaban entre ellos, muchas veces se solían entrometer en el otro para corregirlo y así. Pero también, se notaba la cercanía entre ellos, esa falta de timidez para poder burlarse de ellos e incluso, de sí mismos.
Eso lo había descubierto cuando sus padres habían invitado a la familia de Dylan, sin miedo tomaron asiento en la mesa, había otros invitados, dos tíos de Lucius, hermanos de Elena, que no paraban de hablar sobre la política de España y un sin fin de subtemas. La conversación se había quedado estancada, debido al vómito de palabrerío que soltaba aquellos dos hombres, y debido a que sus palabras eran tan poco formuladas y rápidas, provocan que nadie pudiera siquiera hablar. O eso pensó, hasta que uno de ellos, Omar, le pidió su opinión a Erick, y el otro, Sergio, dijo que no podía preguntarle a alguien tan joven, algo tan complejo.
Pero Erick, no se contuvo, sus puntos de vista comenzaron desde la política y lo social, los tíos se quedaron sorprendidos, e intentaron debatirlo pero una tercera voz más potente, los interrumpió.
—Estás totalmente equivocado, hermano —aclaró Joshua, y ahí comenzó una discusión.
Todos en la mesa, incluyendo a los escandalosos tíos, se quedaron callados ante la avalancha de datos, estadísticas, comparaciones y fuentes, que daban ambos hermanos. Al principio casi toda la familia de Lucius, creyó que estaban presumiendo, pero no tardaron en entender, que eso no era cierto, sino que ellos en verdad estaban discutiendo seriamente y daba la sensación de que en algún momento, tiraron toda la mesa del jardín, en donde estaba almorzando, por toda esa pasión descontrolada por sus conocimientos. Era muy intenso, y a medida que sus palabras eran rápidas pero muy bien pronunciadas, y su tono iba aumentando, Sam supo que debía intervenir.
—Chicos, chicos, calmense. Recuerden que estamos almorzando —dijo y ambos hermanos se sentaron y pidieron disculpas por su comportamiento.
—Perdón, es que nos encantan los debates, y sobre todo sobre temas serios, y solemos emocionarnos de más —se disculpó Erick.
Lo que si, es que esa demostración, dejó a muchos perplejos, Lucius fijó su mirada en Dylan, quien seguía comiendo, totalmente acostumbrado a esas situaciones, y se preguntó, si él también tendría la misma pasión que sus hermanos.
—En nuestra casa, solemos incentivar el debate y los temas de cualquier tipo —explicó su padre.Pero la impresión no abandonó la mesa, por el resto del almuerzo, y por sobre todo, ambos tíos se quedaron callados, por primera vez en la historia de los almuerzos en familia.
—¿Cómo pueden saber tanto? —preguntó uno Omar, con un tono de voz bastante neutro.
—Es por la adicción —dijo divertida Mar, mirando a sus hijos, los tres dejaron de comer.
—Nuestros hijos, son adictos a la lectura, son bibliófilos y casi bilbiomaniaticos —comentó su padre, para que no haya malentendidos con respecto a las palabras de su esposa.
—Somos personas que fueron inculcadas en la lectura y el arte —explicó Joshua.
—Nosotros también hicimos lo mismo con Lucius —comentó Elena, intentando meterse en la conversación.
—Eso es impresionante —dijo Sam encantado, intentando no dirigir la conversación a una competencia por ver qué hijo era el más culto.
La conversación, murió después de esas palabras, y de ahí comenzaron las palabras simples y sin sentido, que casi no llegaban a nada que no sea superficial. Hasta que llegó aquel tema. Ese tema, que Erick y Joshua esperaban ansiosos, sin darse cuenta. Porque era uno especial. Y cuando escucharon el sonido de unos cubiertos, contra el plato de porcelana, supieron que era momento de preparar sus mejores armas.
—De hecho —habló Dylan, con el rostro desconcentrado—. La literatura fue una de las ramas más importantes del arte. Además, el tema de la literatura rusa es muy importante para iniciar el formalismo ruso, proporcionó a la literatura un gran sentido de la crítica. Y el arte de criticar, fue uno que comenzó al inicio de… —aquellas palabras, tranquilas y relajantes, pero llenas de datos, dejaron a todos sorprendidos—. De hecho, si se considera a los libros modernos, como pérdida de tiempo, no solo provoca la sobreestimación de los clásicos, sino que también prohíbe la autocrítica, sino que nos destruye como sociedad, porque el mundo sigue avanzando y los clásicos, que espero que nunca pase, se irán olvidando, y se crearán nuevos clásicos. En todo caso, el arte en si no sirve de nada, es inutil, pero también nos ayuda y nosotros los necesitamos —cuando terminó, todo el mundo miró bastante fascinado. Erick y Joshua agregaron algunos datos, y algunas fechas específicas, pero la fascinación de Lucius, solo se centraba en aquel chico de cabello castaño casi largo, que miraba hacia abajo.
Durante todo ese día, Lucius sintió una brisa de aire fresco. Pudo ver que esa familia, era lo que necesitaba ese pueblo, algo innovador, llamativo y fresco. Fue la primera vez, que sentía que ese nudo en la garganta, no era tan asfixiante, y podía verlo todo desde otro punto.