Somos Pasajeros

Capítulo 3: La Familia Montclair.

Hola, papá.

—Hola, cariño, ¿qué pasa? Me informan que no te presentaste al aula porque te sentías mal, ¿ocurrió algo? —su voz llena de preocupación llega a mis oídos, pero sus ojos, fríos y calculadores, no pueden ocultar la faceta empresarial que lleva con él a todas partes.

—No, papá. Creo que son los malestares por mi periodo —respondo con rapidez, una mentira perfectamente planeada para no dar más explicaciones.

—Ah, ok. —Mi padre asiente, aliviado de no tener que entrar en detalles, y da la orden al chofer de poner el coche en marcha.

El coche avanza por las calles mientras mi mente da vueltas a todo lo que está ocurriendo. Mi padre, un hombre al que admiro y respeto, pero que nunca ha sido más que una figura distante para mí, pide que paremos en una farmacia. Entras y sales en pocos minutos. Cuando regresa, lleva consigo un paquete pequeño. Me sonríe, me pasa una bolsa con helado y unas pastillas.

Tomo el helado entre mis manos, el frío recorre mi cuerpo mientras comienzo a comer, no porque lo desee, sino por el gesto. En sus ojos puedo ver cómo, una vez más, se preocupa por mí de una forma que no sé si me gusta o me hiere. Mi padre nunca me ha dejado sola. Siempre ha estado allí cuando lo necesito, pero de alguna manera siempre siento que su amor es una transacción, como si mi vida y sus expectativas estuvieran siempre interconectadas.

Al llegar a casa, el aire de la mansión nos recibe. Es un lugar imponente, de techos altos y paredes adornadas con relojes antiguos, cuadros familiares y muebles que han sido pasados de generación en generación. La señora Susan, nuestra sirvienta, debe estar preparando la cena. Siempre me ha dado una sensación de seguridad, un poco de calidez en medio de tanta frialdad.

Mis hermanos salen de sus habitaciones cuando escuchan a papá y a mí entrar. Zarek, mi hermano mayor, se acerca a mí con su típica sonrisa, pero sus ojos revelan algo más. Zarek ha seguido el mismo camino que papá, involucrado en la administración de la empresa familiar. Aunque se graduó en administración de empresas, me resulta difícil entender cómo una persona tan brillante no tiene novia. Tal vez sea porque es demasiado serio, demasiado “correcto”. A veces, creo que su vida se reduce a números y documentos.

—¿Vae? —me pregunta, usando su diminutivo de cariño. No puede evitar el tono de preocupación al verme.

—Sí, Zarek. Estoy bien —trato de sonar lo más convincente posible.

Pero lo que realmente quiero decirle es que mi vida no es tan simple. Que mi sueño de escribir, de bailar, no encaja en el mundo en el que vivo. La presión de ser parte de una familia poderosa, una dinastía de empresarios exitosos, me está aplastando.

Luego está Zayron, mi otro hermano. Es totalmente diferente a Zarek. Tiene el don de la diversión, el casanova de la familia, siempre rodeado de mujeres. Se ríe de la seriedad de Zarek, pero sé que bajo esa fachada de "chico malo", tiene un corazón leal y una capacidad infinita para cuidar a los demás. Aunque a veces siento que está demasiado centrado en sí mismo, siempre estará ahí para mí cuando lo necesite.

—Vae, ¿todo bien? —me dice Zayron mientras se sienta en la cama junto a mí, bajando la cabeza para mirarme directamente a los ojos. La mirada de Zayron es penetrante, sincera, y eso me hace sentir vulnerable.

—Sí… —murmuro, sin saber cómo expresar lo que siento. El peso de todo lo que llevo por dentro me ahoga.

De repente, Zarek, que ha estado observando en silencio, toma mi mano con firmeza. Sus dedos aprietan la mía, una señal de que no me voy a escapar de esta conversación. Zayron, también, coloca su mano sobre la mía, mostrándome que, aunque somos diferentes, seguimos siendo una familia unida.

—Vaelis —dice Zarek, su tono es suave pero firme—, siempre vamos a estar para ti, no importa lo que pase. No tienes que cargar con todo esto sola.

No sé si quiero hablar. No sé si quiero compartir mis problemas con ellos. Pero sé que, por mucho que lo intente, no puedo esconder lo que siento.

Mis hermanos nunca han sido invasivos, siempre han respetado mis espacios, pero ahora que ven mi sufrimiento, no pueden quedarse callados. Y yo tampoco quiero seguir escondiéndome.

—Lo que pasa es que… —respondo con voz temblorosa— no quiero defraudar a papá. Ni a ustedes. No quiero que se avergüencen de mí.

Zayron me mira con una sonrisa triste. Sé que comprende más de lo que quiere dejar ver.

—Va, no tienes que ser lo que ellos quieren que seas. Puedes ser tú misma. No tienes que seguir sus pasos si eso no es lo que te hace feliz. —Zayron siempre ha sido el que dice lo que pienso, incluso cuando yo misma no me atrevo a decirlo.

Es cierto. Vivo bajo una presión que pocas personas comprenden. El linaje de mi familia ha sido siempre el pilar de nuestra existencia. Desde pequeños, nos enseñaron que lo que hacíamos debía seguir la tradición. La tradición de ser grandes empresarios, de llevar la familia a nuevas alturas, de nunca desviarnos del camino. Los choferes, los sirvientes, los lujos… todo esto es parte de la imagen que debemos proyectar, de la marca de la familia Montclair. Un apellido que carga con siglos de historia, que se transmite de generación en generación.

Pero en mi corazón, sé que no quiero ser solo una pieza más en ese engranaje. Quiero bailar, ser libre. Pero ¿cómo hacerlo cuando todo lo que se espera de ti es seguir un camino trazado?

—Gracias, chicos. —Sonrío débilmente, sintiendo el amor y apoyo que me rodea, pero también el peso de las expectativas que jamás podré cumplir.

Aunque mis hermanos no lo sepan, siempre he vivido en una batalla interna entre mis sueños y el legado de mi familia. Y, por ahora, me siento atrapada.
------------------------------

Mi madre aparece en la puerta de mi habitación, con el teléfono en la mano, como si estuviera resolviendo algún asunto de trabajo, pero sus ojos se suavizan al verme.



#3643 en Otros

En el texto hay: historia, novelacorta, romance

Editado: 05.04.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.